¿Viviendo con mi ex?

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Dedicado a: LuzSanchezGarcia gracias por ser una gran lectora!!  Adoro tus comentarios! Besos.

Camino en silencio hacia mi casa, una tarea que ahora mismo es muy difícil para mí, los bebés pesan demasiado y lo peor es que aun faltan cinco meses para volverse mas grandes.

El asunto con David está haciéndome pensar más de lo normal, ¿qué es lo que yo quiero de él? ¿que sea un buen amigo solamente? En el fondo creo que sí. Pero en el fondo me dá pena el parecía estár enamorado de mí, pero ahora todo parece una mentira... Quizás podamos ser los amigos que sueño que seamos.

Los bebés quieren pizza y decido comprar una tamaño gigante de camino a casa, la calle está llena de gente riendo y charlando, no puedo evitar sentirme sola mirando ese paisaje. Los bebés se mueven en protesta a mis pensamientos, es cierto ellos estan conmigo, ¿cómo puedo pensar que estoy sola?

Riéndome sola como una tonta llego a una pizzería y el olor que se cuela por la puerta es delicioso, entro casi corriendo y me siento en la mesa, quizás solo uba pizza gigante no sea suficiente. Un mesero toma mi orden y casi me da un infarto al ver que Marcos es mi mesero.

— ¿Cómo está la pelota más bella del mundo? —dice sonriendo con picardía, Marcos siempre ha sido así, pícaro y juguetón, haciéndose el listo más de lo que debería.

—Confundida —replico esforzándome por no reír—, no sé si es un insulto o un alago.

—Es un alago, cerebrito —replica riendo con fuerza. Termina de tomar mi orden y se marcha sin decir nada más.

Respiro profundamente intentando calmarme después de semejante impresión, a quien menos pensé ver era a Marcos en ese lugar. Y como siempre mi cuerpo entero me traiciona temblando como loco ante su simple presencia. Debo buscar fuerza para no traicionarme, ésta comida será difícil y estoy tentada a irme antes de que él vuelva.

Antes de poder huir él llega como si leyera mis pensamientos y tratara de evitar que me vaya, conociéndolo es lo más seguro. Se sienta a mi mesa como si lo hubiera invitado y le pongo mi peor cara para que entienda que debe irse, pero no lo hace.

—Deberías ir a atender las demás mesas —le digo molesta en un intento porque entienda la indirecta.

—Terminé mi turno —responde bostezando con simpleza—, sin embargo esperaré para traerte tu pizza.

— ¡Qué honor! —digo sonando lo más sarcástica posible, pero él no se inmuta.

— ¿Cómo has seguido? —dice poniéndose serio de repente.

—Estoy mucho mejor —digo sinceramente—, el doctor me evaluó y me retiró el reposo absoluto y no debo estar en completa vigilia todo el tiempo.

—Me alegro —dice suspirando aliviado—, estuve muy preocupado.

No respondo, no estoy segura de qué decir, pero estoy segura de que si abro la boca le diré lo más ofensivo en lo que pueda pensar y no es el momento ni el lugar. Tras unos minutos en silencio Marcos trae mi pizza gigante y una pequeña que no termino de entender de qué se trata. No puedo evitar fruncir el ceño pensando en que se sentará a comer conmigo, pero no. Coloca mi pizza en mi mesa y la pequeña en una mesa junto a la mía y se dispone a comer.

Comemos un rato en silencio hasta que él termina de comer, toma una servilleta y se limpia con ella.

—Qué lástima, de verdad pensé que me dirías que me sentara contigo en tu mesa. —él termina de limpiarse y pone la servilleta sucia encima del plato vacio y sonrie viéndome comer.

—No me gusta que me observen tanto mientras como —digo fulminandolo con la mirada.

—Lo sé —replica con malicia—, por eso lo hago, cerebrito.

—Siempre tan insoportable.

—Me gusta hacerte molestar. Te extrañé demasiado, preciosa.

Continuo comiendo intentando hacer caso omiso a sus palabras, termino la pizza y pido otra del mismo tamaño, Marcos me observa entra divertido he impresionado por mi hazaña. Me deja comer tranquila y cuando termino ne siento sumamente feliz por darme tanto gusto por mi antojo. Pero de pronto debo salir corriendo al baño, el precio por mi antojo es el de vomitar y dejarlo todo en el baño.

Después de un buen rato sin poder pararme del inodoro por fin logro salir del baño. Ante la puerta esta Marcos pálido del susto, prácticamente corre los pocos pasos que nos separan y me observa asustado.

— ¿Estás bien? ¿Qué pasó? Estabas bien y de pronto saliste corriendo.

—No es nada —respondo con debilidad—, solo fué un antojo.—Marcos me mira sin entender así que agrego— cuando un antojo ed muy fuerte y lo comes vomitas cuando lo comes.

—Creo que entiendo —dice Marcos sin estar muy seguro—, te acompaño a casa, es tarde y te ves muy débil.

No respondo y lo dejo acompañarme, principalmente porque es cierto que estoy muy débil y no sé si pueda caminar sin ayuda. A pesar que el departamento queda cerca Marcos me obliga a tomar un taxi, me ayuda a subir al departamento y me deja ante la puerta.

— ¿Tienes dónde quedarte ésta noche? —pregunto curiosa sin saber muy bien lo que hago.

—No, pero tranquila me quedaré en un hotel y pronto encontraré una habitación que alquilar, a penas llevo unas pocas semanas de haber llegado y no he reunido para el depósito.

—Puedes quedarte si quieres —digo sonrojandome y él me observo con la boca ligeramente abierta—, quiero decir que si te quedas de hotel en hotel no podrás ahorrar para un alquiler, si te quedas aquí es un gasto menos.

—Con gusto te alquilo la habitación a tí —dice Marcos sonriendo con sinceridad y no puedo negar que se ve muy guapo así.

—Lo pensaré —respondo con seriedad—, ¿dónde están tus cosas?

—En mi trabajo, las puedo buscar mañana si es cierto que dejarás que me quede.

—Te dejaré hacerlo, pero no te confundas. No estamos volviendo ni nada parecido. Solamente te dejo quedarte porque sé que es muy mala tu situación.

—Por algo se empieza, preciosa.

Frunzo el ceño mientras Marcos sube las manos en señal de rendición, parece divertirse mucho con la situación y es entonces cuando caigo en cuenta de lo que acabo de hacer, acabo de decirle a mi ex que viva conmigo, ¿Qué tan cliché puedo llegar a ser? Parece que en cuanto a eso no tengo ningún límite.

¿Embarazada de mi hermano? (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora