Amar no siempre es suficiente

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De nuevo oscuridad... Necesito ver a Marcos, hablar con él. La desesperación me invade, quiero verlo...

Como respuesta a mis súplicas mi alrededor se ilumina, frente a mí hay varios caminos pero no se cuál me llevara a Marcos. Algunos son anchos, otros sinuosos; de tierra, madera y ladrillos.

  —Es hora de que escojas —dice la voz de antes con una seriedad escalofriante— ¿Por cuál camino irás?

— ¿Cuál me llevará a Marcos? —digo con temor.

—Ninguno —responde la voz sin perturbarse—, ya no tienes esa opción. Escoge uno.

La voz insiste y su insistencia me asusta, si ninguno me lleva con Marcos entonces no quiero escoger ningún camino. Me volteo con lentitud y comienzo a adentrarme en la oscuridad que hay de lado contrario a los caminos.

—No importa a donde vayas, no volverás a verlo —grita la voz furiosa.

No le presto atención y continúo mi camino, no importa quien sea esa voz, no me separará de Marcos, no pienso perderlo de nuevo...

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El cuerpo me duele de una manera increíble, creo que caminar tanto sin dirección alguna ha hecho mella en mí. Siento como cada musculo duele, como cada órgano está resentido. Ya no puedo continuar, estoy tumbada en el suelo en total oscuridad.

Alguien jala de mí, pero no logro ver nada, no puedo resistirme, estoy muy cansada. Vuelven a jalar de mí y comienzo a escuchar unos incesantes pitidos a mi alrededor, ¿Qué es lo que sucede?

—La hemos recuperado —dice una voz con alivio.

Si antes me dolía el cuerpo ahora el dolor es totalmente insoportable, ¿Qué demonios me está pasando? Intento abrir los ojos pero pensan demasiado, opto por quedarme quieta mientras pasa el dolor. Pero ese momento nunca llega, alguien abre mis ojos por la fuerza y una luz cegadora me lastima.

—Está consciente —dice una voz masculina, siento como me mueven por unos segundos y después todo es quietud.

Ojalá se fuera el dolor, ojalá pudiera abrir los ojos al menos para saber que es lo que sucede. Pero no puedo... Puedo escuchar voces a mi alrededor, algunas veces hablan conmigo pero no termino de entender lo que dicen.

— ¿Cuándo despertarás, pequeña? —dice entre lágrimas una voz, no logro conectar la voz con una cara, pero estoy segura que la conozco—, los doctores dicen que estás mejorando y que no despiertas porque no estas lista.

Pero es más fácil decirlo que hacerlo, quiero despertar pero extrañamente no puedo. Estoy conciente de lo que sucede, pero no puedo moverme ni hablar y eso me desespera. Puedo sentir un tubo en mi garganta y varios artefactos conectados a varias partes de mi cuerpo. Aunque entiendo que estoy en un hospital no entiendo lo demás.

No sé por qué estoy aquí, no sé quién está conmigo, no sé que tan grave estoy. Pero al pasar el tiempo comienzo a sentirme fuerte y finalmente puedo abrir los ojos y mover mis labios. Volteo de un lado a otro y puedo ver a mi padre durmiendo con la cabeza recostada en mi cama. Se lo vé bastante cansado, pálido y demacrado.

Me muevo un poco en la cama y él despierta, me ve por unos segundos intentando procesar el verme despierta. Finalmente corre y vuelve segundos después con un doctor a su lado. Luce nervioso y emocionado.

El doctor me examina, pone una luz en mis ojos. Me indica que siga su dedo con la mirada y eso hago.

— ¿Me escuchas? —pregunta, asiento con la cabeza— ¿Sabes dónde estás? —ésta vez niego con la cabeza— ¿Puedes hablar? Inténtalo —dice sin esperar respuesta a su pregunta.

— Mar... Mar... Cos... —noto que el rostro de mi padre se ensombrece, pero nadie dice nada acerca de Marcos.

—Se está recuperando —sentencia el doctor—, pronto podrá ver a los bebés.

¿Mis bebés? Hago un ademán de levantarme cuando escucho de mis bebés, sin embargo me detienen y me explican que por ahora no puedo verlos. No sé cuánto tiempo pasa, cada día vienen a visitarme todos menos Marcos y su ausencia duele... La que más viene a visitarme es Carla, y ella me promete que pronto veré a mis bebés. Me cuenta que nacieron prematuros y que extrañamente no fué un buen parto, sin embargo los bebés están bien y eso es lo más importante.

—Carla —la llamo para captar su atención, ya ha pasado una semana desde que desperté y aún Marcos no ha venido y nadie quiere hablar de él— ¿Dónde está Marcos?

—Él... Él se fué, cariño —dice con la mirada llena de dolor—. No soportó la idea de perderte. No quería que murieras.

Así que volvió a huir, ya estoy harta de la cobardía de Marcos. Hice lo imposible por volver a su lado, por volverlo a ver... Y ésto es lo que recibo a cambio... Abandono...

—Él... Él quiso despedirse... —dice Carla con la voz quebrada. Lo extraño es que yo no lloro, supongo que me acostumbré a que me abandone. Ya no estoy segura si me importa o no.

Carla se levanta y saca un video el cual se dispone a poner en la pequeña televisión del cuarto. Aunque sigo sin entender lo que sucede me quedo en silencio mientras observo trabajar a Carla.

—Cariño, prométeme que serás fuerte —dice Carla antes de terminar de colocar el video. Comienzo a asustarme pero aún así asiento con la cabeza.

Carla termina de poner el vídeo y se sienta a mi lado, toma mi mano y la aprieta con fuerza para darme ánimo. Comienza el vídeo y puedo ver a Marcos llorando mientras sonríe.

—Hola, preciosa —dice Marcos en el vídeo—. No sé bien por donde comenzar... Sólo espero que logres ver éste video y que mi locura te haga despertar...

Sin saber porqué mi pecho se comprime y mi garganta se quiebra. Carla me aprieta la mano con fuerza mientras llora en silencio. Algo no está bien aquí...

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Fin del capítulo!!

Admito que tardé mucho en actualizar porque no tenía ni idea de cómo continuar, sin embargo ya volvió mi inspiración!!! Faltan pocos capítulos para terminar la historia. Gracias por leer, votar y comentar! Los amoooooo =*

¿Embarazada de mi hermano? (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora