Isabel entra a la habitación dejándome a solas con el imbécil que acaba de besarla, tristemente no podré matarlo esta noche porque Isabel está enferma... Y yo la dejé sola, maldición. Debí estar a su lado y acompañarla, ella me necesitaba y yo huí como el peor de los cobardes.
—Deberías largarte —me dice el idiota como si él tuviera algún derecho de decirme eso.
—Ésta es mi casa, idiota —replico despacio— ¿Quién te crees que eres para correrme de mi casa?
—Hace mucho que dejó de ser tu casa —dice recalcando cada palabra mientras aprieto las manos más fuerte de lo que debería.
— ¿Qué tiene Isabel? —pregunto cambiando drásticamente el tema, si seguimos hablando así terminaremos por matarnos a golpes.
— Es curioso, por un momento creí que de verdad te importaba. —su sarcasmo me irrita y me atormenta, quizás no ésta noche pero alguna otra lo mataré. Él sonríe con malicia ante mi expresión a pesar de querer matarlo sus palabras me hieren porque sé que las merezco.
—Aunque no lo creas me importa Isabel, y mucho —digo despacio haciendo un esfuerzo por mantener la calma y la cabeza fría—, Isabel y los bebés me importan más de lo que puedas imaginar, sé que nadie me cree y es todo por mi culpa pero... —me detengo en seco, comencé a desahogarme con un desconocido y aparte de todo un desconocido que fijó sus ojos en mi amada Isabel es mejor no continuar—. Si no quieres decirme está bien.
—Es el estrés —responde a regañadientes—, le está haciendo daño a ella y a los bebés. Y aunque no lo acepte creo que tú eres la causa de ese estrés...
Quedamos en silencio totalmente incómodos, ambos apartamos la mirada y estoy seguro de que ninguno quería estar en esa situación.
— ¿Quién eres tú exactamente? —dije sin estar seguro de querer saber la respuesta— ¿Su novio o algo así?
—Aún no —confesó—, pero espero serlo pronto.
—Yo espero que eso no suceda —dije con sinceridad.
Él me observa con el ceño fruncido, sube y baja la mirada analizandome de manera reprobatoria, yo lo observo a mi vez sopesando si es o no alguien de fiar.
— ¿Cómo conociste a Isabel? —pregunté después de un rato en silencio.
—Somos compañeros de clases —responde directamente, es alguien que no se está con rodeos y dice lo que piensa sin miramientos, aunque me cueste admitirlo me agrada—, la he estado cuidando todo éste tiempo.
—Te envidio —digo sin pensar—, seguramente Isabel se ha dado cuenta que eres alguien de fiar, además que has podido cuidarla el tiempo en que no estuve. Sé que fué mi culpa, aún así desearía haber estado...
—Tu afirmación es totalmente ridícula, no estuviste porque no quisiste, ¿Cuál es tu envidia?
—Aunque tienes razón aun así te envidio. Sé porque lo digo.
Él me mira sin entenderme y no lo culpo en el fondo yo tampoco me termino de entender, a pesar de que fuí yo el que decidió irse ahora me arrepiento de haberlo hecho y de no haber estado con Isabel cuando me necesitó, además que él si estuvo para ella. Aunque le agradezco que lo haya hecho eso no significa que me agrade.
—Ella no te ha olvidado —dice a regañadientes, como si en verdad no quisiera admitirlo—, aunque intenta ocultarlo no puede hacerlo... Te envidio por eso...
Ambos nos miramos sin decir nada más, puedo ver que existe una rivalidad pero más que eso hay el extraño sentimiento de que si no fuera por estar enamorados de la misma mujer seríamos buenos amigos. Sé que él también lo piensa y eso nos hace sentir cada vez más incómodos el uno con el otro.
Amo a Isabel, aunque nadie entienda las razones del porqué me fuí, sé que será difícil recuperarla pero aún así lucharé por ella y nuestra familia.
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Fin del capítulo! Espero que lo hayan disfrutado a pesar de lo corto. No olviden comentar y votar! Besos!
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¿Embarazada de mi hermano? (Editando)
Teen FictionTuve que leer la carta de Marcos unas quince veces antes de comprenderla, ¿se fue? Me dejó... Corrección, nos dejó solos... ¿no entiende que lo necesito? ¿Que los bebés lo necesitan? Volver a la universidad embarazada, sola y sin tener idea de lo qu...