David me coloca tierna y delicadamente en mi cama. Se levanta, camina hasta la puerta y la cierra, vuelve a la cama junto a mí y comienza a besarme y a acariciarme. Aunque quiero perderme en sus besos no puedo. Una parte de mí no se siente bien con lo que sucede.
—David —lo llamo con delicadeza—, David.
Él levanta el rostro y me observa con el ceño fruncido.
—¿Qué sucede?
—Yo, no me siento cómoda con esto. —la ilusión y la felicidad escapan de sus ojos en cuestión de segundos y me doy cuenta que tengo que soltar todo lo que hay en mi mente para no ser malinterpretada—. Osea, no con nosotros... Sino hacer esto... Hoy... No puedo dejar de recordar que hoy...
—Cumple años de muerto —asiento con la cabeza.
—No me malentiendas, es que creo que hoy, al menos hoy debería recordarlo...
—Siempre lo recuerdas, Isabel —réplica David frotándose el puente de la naríz.
—Lo sé, pero quiero rehacer mi vida, no atarme al recuerdo de Marcos como lo he estado haciendo. Ya es hora de dejarlo ir... Pero creo, que al menos por un día debo recordarlo. Fué alguien importante para mí.
—Lo sé —David busca la manera de calmarse, puedo notarlo. Quizás sea un milagro que logre hacerme entender—, llevo años dándote tu espacio, respetando tu dolor... Estoy cansandome de luchar contra un fantasma.
—¿Puedo pedirte este día para no olvidarlo?
—Tú no tienes que pedirme nada, Isabel —réplica sonriendo sin verdadera emoción.
—Aún así te lo pido —respondo mirándolo a los ojos mientras poso mi mano en la suya. Él me observa muy serio y al final asiente con la cabeza.
—Creo que nunca podré negarte nada.
Sonrío ante su comentario y lo abrazo recostándome en su pecho. Su corazón late acelerado y puedo notar como se tensa ante mi contacto, parecemos niños de quince años y eso me gusta. Me gusta lo tontos que somos, lo tímidos.
—Me siento extraña, pero no por esto —le digo de pronto, quiero hablar, quiero soltarlo todo de pronto—. Me siento extraña desde hace tiempo, es como si me hubiera forzado a mí misma a no vivir... Como si me hubiera obligado a extrañar a Marcos, no es que no lo extrañe... Pero creo que no lo extraño tanto como lo he aparentado...
—¿Sientes que es tu deber después de lo que él hizo por tí? —dice David con seriedad—, Isabel, lo que él hizo por tí fué muy significativo, fué algo grande. Pero por eso mismo debes vivir, si estás agradecida debes demostrar tu gratitud viviendo plenamente.
—Lo sé, fué lo que él me dijo en el video que dejó para mí. Pero pensar en eso me hace sentir egoísta.
—No lo veas así, estás viviendo por los dos. Siendo feliz, amando, riendo por ambos.
—Es una mejor manera de verlo.
Sonrío mientras me acomodo en el pecho de David, se siente cálido y cómodo. Podría estar así para siempre, pero por ahora me conformo con ésta noche. Mis ojos comienzan a cerrarse con lentitud y me dejo vencer por el sueño.
Despierto en mi cama pero estoy sola, ¿sería un sueño? No lo creo... Bajo a preparar el desayuno pero a mitad de la escalera un delicioso olor me invade, escucho risas provenientes de la cocina y al llegar están David y los niños comiendo y riendo.
—Buenos días, dormilona —saluda David con una sonrisa.
—Mamá, ¿David vendrá a vivir con nosotros? —dice Marcos suplicante.
—Si, mamá —continúa Alana haciendo un puchero—, por favor.
—Bueno niños, no es así tan fácil —veo la desilusión en las tres miradas que tengo al frente. Se ven tan tiernos que tengo que reprimir las ganas de reír y de decir que sí.
Me siento a desayunar y tanto David como los niños continúan observándome con ojos de borrego. Estoy siendo presionada pero no voy a dejarme convencer tan fácil.
—Si acepto... ¿Qué me darán a cambio? —pregunto cruzando los dedos sobre la mesa y alzando las cejas divertida.
El trío se sorprende y se miran entre sí, comienzan a susurrar muy bajo para que no los escuche y comienzo a sonreír sin poder evitarlo. La escena no es solo cómica, sino comiquisima. Termino de desayunar mientras ellos aún deliberan, subo a la habitación y tomo un ducha para arreglarme, creo que hoy podemos salir a pasaer los cuatro.
Al bajar aún están planeando lo que deberían hacer.
—Niños, bañense y vistanse saldremos de paseo con David —los niños sonríen y corren a cumplir la orden—. Mis hijos te adoran— le digo a David con ternura.
—Y yo los adoro a ellos —dice David sonriendo—, entonces... ¿Podré vivir con ustedes?
—Es un poco precipitado, ¿No crees?
—Por dios, Isabel, ¿Precipitado? ¿Sabes cuántos años he esperado?
Me quedo pensando en sus palabras, —Es cierto que has esperado mucho tiempo —replico—, pero aún así es precipitado... Ni siquiera hemos comenzado a salir.
David se levanta de la mesa con agilidad y llega hasta mí con el rostro serio, me mira casi sin parpadear y toma mis manos con delicadeza.
—Isabel, ¿Quieres ser mi novia? —pregunta mirándome a los ojos.
—Si —respondo sin dudar, y sonrío al pensar que acabo de dar un paso en la dirección correcta. Debo ser feliz y vivir mi vida plenamente, debo amar y ser feliz. Y aunque durante mucho tiempo no quise aceptarlo (porque pensé que era un insulto a la memoria de Marcos), amo a David desde hace tiempo.
Su ternura y encanto, su paciencia y entrega, la manera en que ama a mis hijos. Ni siquiera sé lo que hice para merecerlo. Coloco mis manos al rededor de su cuello y poso mis labios en los suyos, rápidamente nos fundimos en un tierno y cálido beso.
—Te amo —decimos al unísono cuando nos separamos.
—¡Mamá y David son novios, Alana! —grita Marcos mientras sube las escaleras corriendo.
David y yo nos observamos sin parar de reír. Si, ésta es mi felicidad.
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Fin del capítulo!
Creo que el próximo será el último! Espero que hayan disfrutado con mi historia. Los amooooooooo!! =*
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¿Embarazada de mi hermano? (Editando)
Teen FictionTuve que leer la carta de Marcos unas quince veces antes de comprenderla, ¿se fue? Me dejó... Corrección, nos dejó solos... ¿no entiende que lo necesito? ¿Que los bebés lo necesitan? Volver a la universidad embarazada, sola y sin tener idea de lo qu...