Cena en casa de los Davis

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Y sin darme cuenta llegué a mi séptimo mes de embarazo. El tiempo es extraño, de un momento a otro pasa volando y cuando le da la gana es tan lento como tortuga. Volví a acercarme a David y me alegraba de que volviéramos a ser amigos.

—Te advierto que es una táctica para ganarme tu amor —me dijo descaradamente una vez que acepté volver a hablarle normalmente.

—Te advierto que lo más probable es que no te funcione —le advertí riendo divertida, quizás eso le resto importancia a mi advertencia pero no me importó, era bueno podr volver a bromear con él y no puedo negar que lo extrañé.

Marcos por su parte no me dejaba hacer prácticamente nada: él cocina, lavaba, planchaba, limpiaba y demás... Y cada vez que volvía del trabajo traía algo nuevo para los bebés. Cada día cambiaba el nombre que quería ponerles y eso de alguna manera lo hacía lucir muy tierno.

—Alana —dijo de pronto durante la cena—, así se debe llamar nuestra hija.

Yo rodé los ojos reprimiendo una sonrisa, me pareció bonito así que lo anoté en mi lista mental, aunque sabía que Marcos lo desecharia en menos de un día.

—Por cierto, ví a Tony hoy —anunció Marcos mientras comía—. Él y Carla nos invitan a una cena el sábado.

— ¿Alguna ocasión especial? —pregunté dudosa, si fuera una fecha importante yo lo recordaría.

— No —respondió Marcos encogiéndose de hombros—,Carla se queja de que ya no la quieres como antes y Tony la apoya y aparte dice que no ha vuelto a verte desde la boda. Se pregunta si la depresión porque el se haya casado te tiene muy mal.

Reí fuertemente ante las tonterías de Tony, pero él era así y a mi me agradaba que él fuera así. Pero era cierto, me había alejado de ellos y eso debía cambiar. Después de todo éramos sus padrinos de boda.

Así que como buena chica que soy, estoy lista a tiempo para la cena en casa de Tony y Carla. Hace tiempo que no veo a la pequeña Clara y no había pensado en lo mucho que la extrañaba. Ya tiene dos años y apuesto a que está enorme.

Cuando salgo a la calle Marcos me espera en su muy deplorable auto azul, y yo pensé que ese trasto ya no existía. Pero Marcos se negaba a deshacerse de su tesoro. Sonrio al verlo abrir la puerta para mí con caballerosidad mientras se inclina con una sonrisa pícara en los labios, está muy guapo aunque me cueste admitirlo.

— Estás hermosa —dijo con la voz ronca mientras se sentaba tras el volante—, bueno... Tú siempre estás hermosa, cerebrito.

Pude notar el rubor en mis mejillas pero sin embargo no dije nada, responderle a Marcos cuando decía esas cosas era peligroso para mí. Él condujo en silencio pero pude notar como me veía disimuladamente cada dos segundos y sonreía para sí. Cada vez que lo notaba volvía a sonrojarme.

Marcos frena de pronto indicándome que llegamos a nuestro destino, la casa de Tony y Carla sigue siendo hermosa y en mi mente se aglomeran recuerdos de cuando los ayudamos a mudarse. Sonrio ante mis recuerdos y Marcos me observa divertido.

—Ahora mismo tienes una expresión muy tonta en la cara. —y ahí estaba de nuevo, el idiota de Marcos. Ruedo los ojos molesta mientras él sigue riéndose de mí.

Tocamos el timbre y esperamos unos segundos mientras Carla nos abría la puerta.

—Si no es así no vienes —me regañó nada más verme—, eres una mala amiga.

— Perdóname —dije suplicante—, sabes que amo el drama. Carla sonríe a regañadientes y sé que con esa expresión ya la tengo ganada.

Entramos sonriendo y puedo ver a Tony jungando con Clara en la sala, está hermosa como siempre sonriendo en brazos de su padre. Tony tiene el cabello corto lo cual me hace fruncir el ceño, es increíble lo distinto que se vé. Parece alguien mayor.

—Isabel —dice como saludo mientras carga a Clara y se acerca a mí y me abraza con un solo brazo sin soltar a Clara—, entiendo que no quieras verme por el dolor que te causa verme con otra, pero no es para que descuides a Carla. Debes superarme, preciosa.

— ¿Qué es lo que debo olvidar? —digo riendo de las tonterías de Tony.

—Así es —dice mientras asiente con la cabeza—, es mejor hacer como si nada hubiera pasado. Sé fuerte.

Me apretó con más fuerza por unos segundos y me soltó para saludar a Marcos, miro a mi alrededor y puedo notar que no estámos solos, hay dos personas más en la sala con Tony. Al chico no lo reconozco, pero a la chica sí. Gina, la ex-novia de Marcos. Nunca me ha caído bien, aunque nunca me ha hecho nada malo...

Gina se levanta haciendo ondear su roja melena y abraza a Marcos con fuerza por lo que me parece una eternidad, mi pecho arde con furia y solo puedo pensar en que quiero romperle la cara a Gina. Ella se separa de Marcos y corre hacía a mí emocionada.

— ¡Cuñis! —grita emocionada su estúpido sobrenombre que siempre he odiado, una ola de rabia recorre mi cuerpo y aprieto mis manos intentando controlarme—, hace poco me enteré de tu embarazo. Estás hermosa.

Gina se sienta agitando sus caderas y se sienta junto al chico que no conozco, y extrañamente entrelaza su mano con la suya lo cual me confunde un poco.

—Él es Bryan, mi prometido. —y fué hasta entonces que me fijé en su enorme sortija de compromiso, y aunque mi cuerpo se relajó solo un poco la rabia no se iba. No era rabia, eran celos. Si, celos, celos por recordar lo que tenía con Marcos, los mismos celos que sentí hace unos años cuando no recordaba mi relación con Marcos. Y me sentí como una tonta por ello.

— ¿Estás bien? —me dice Marcos preocupado ante mi ceño fruncido.

—Estoy bien —dije más fríamente de lo que hubiera querido, marcos me mira extrañado y preocupado a tiempo que Carla nos informa que pasemos al comedor para la cena.

Me levanto aun seria y puedo sentir unas pequeñas ganas de orinar que se van de pronto, no les doy importancia y entro al comedor decidiendo disfrutar la cena.

¿Embarazada de mi hermano? (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora