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*Joel*

Todos estamos muy ocupados preparando las cosas para el día siguiente, los días después de nuestra llegada descansamos un poco y festejamos, pero después tuvimos mucho trabajo que hacer, era necesario construir los edificios en donde se iban a asentar todos los nuevos, así que construimos una pequeña ciudad en donde los nuevos vivirán, entrenarán y se educarán en las diferentes artes que se enseñarán.

Además, tuvimos que ir a otros pueblos para comprar hierro, ingredientes y muchas otras cosas que Enemyres nos había encargado, como no podíamos arriesgarnos a que nos descubrieran tuvimos que ir disfrazados, pagamos con el oro y las piedras preciosas que Enemyres había traído consigo. Muchos de estos pueblos habían comerciado con el reino de Moonshell hace años antes de la guerra, pudimos usar las lunas que nos quedaron del tesoro real. No se volverán a acuñar lunas, nuestra moneda poco a poco se irá diluyendo, por lo que es mejor gastar todo ahora que todavía vale.

Aún tenemos que construir las forjas ya que no solo habrá soldados, sino que también se seleccionarán panaderos, herreros, alquimistas, magos y constructores, además de muchos que solo serán instruidos en las artes más básicas del combate y luego se irán a cultivar la tierra o a hacer lo que quieran hacer.

Mañana será la primera recogida y la más grande ya que en esta seleccionaremos a todos los hombres de entre doce y dieciocho años, no son demasiados, como máximo unos doscientos, pero aun así es un trabajo pesado y aburrido tener que ir de casa en casa revisando y asegurando a las madres que no le haremos ningún daño a sus hijos.

De las propuestas de Enemyres, el reclutamiento de los jóvenes fue la que los viejos generales apoyaron con mayor ímpetu, aunque se negaron rotundamente a entrenar mujeres, creen que es una ofensa al estilo de vida que llevaron muchas décadas, de todas formas los niños no se ven muy entusiasmados con la idea de ser soldados, la mayoría están asustados y no quieren pelear, por lo que seria muy extraño que alguna niña fuera presentarse voluntaria.

Ahora mismo estoy supervisando la construcción de los establos y puestos de guardia alrededor del palacio del rey, ya que ocupaba un cargo algo importante en la capital antes de que fuera invadida, se me asignan algunas tareas de rango alto, aunque no por eso menos aburridas, por suerte no tengo que permanecer mucho tiempo aquí, ya que dan la orden de ir a cazar por que el rey no tiene carne en su mesa. Me ofrezco a dirigir la partida y selecciono a algunos de mis hombres, de cualquier manera, el que permanezca aquí no influye en nada, si algo sale mal puedo mandarlo a arreglar fácilmente. Así que agarramos los arcos y nos encaminamos hacia el bosquecillo que está cerca, ya que liberamos a los pueblos aledaños dominados por el imperio, las patrullas ya no pasan cerca de aquí y podemos ir a cazar al bosque que pasamos cuando veníamos hacia aquí.

Apenas llevamos unos veinte minutos cuando veo un pequeño conejo que salta alegremente por el suave suelo del bosque, saco una flecha y la coloco en el arco, apunto a la cabeza, la flecha silva en el viento justo cuando el conejo volteaba hacia nosotros, la flecha le atraviesa el pecho y arruina la piel, pero por lo menos tenemos la carne.

Seguimos avanzando durante unas tres horas más hasta que vemos unas astas largas y blancas sobresalir detrás de un arbusto, son grandes y retorcidas, tiene que tratarse de un ciervo real, somos más de veinte así que podremos capturarlo con facilidad.


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Moonshell la Leyenda [ Libro 1 Serie Moonshell]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora