Moonshell la Leyenda [ Libro 1 Serie Moonshell]

XIV

*Shunt*

No puedo creer que de verdad haya tenido un combate con el gran Enemyres, su fuerza es tan grande como me contó mi padre. Cada que aumentaba la fuerza de mis golpes él la igualaba sin esfuerzo, su aura residual era tan potente como la mía a máxima potencia. Ahora puedo quedarme aquí, en este lugar mi padre jamás podrá encontrarme y aunque lo hiciera, no le resultaría fácil irrumpir aquí con toda la seguridad que tiene, y luego están esos niños a los que está entrenando, tienen magia fuerte rodeándolos, en especial uno de ellos. Seguramente los usará para defender la ciudad, que más que ciudad parece un pueblo grande, es cinco veces más pequeña que Éshtira y tiene un décimo de la población. Los barracones y muros que la rodean son buenos, se necesitarían cientos de golpes de ariete para tirarlos. Pero con una población tan pequeña sería difícil defenderla, además Lambidio envió grifos y otras bestias que no distinguirán entre soldados y civiles. Le pagaré a Enemyres por ayudar a mi padre quedándome a defender la ciudad a su lado.

Me sorprendí bastante cuando me llamó por mi nombre real cuando terminó el combate, supongo que utilizó algún tipo de magia para averiguarlo o el soldado con el que me encontré se lo contó, el punto es que sabe quién soy en realidad. Me dijo que me quedara en su despacho, y que en un rato me atendería, luego salió a la arena y sentí una gran presión mágica, por lo que supuse que estaba entrenando con sus alumnos.

Me pongo de pie para observar lo que se encuentra en los estantes y descubro varios frascos con polvos y algunos con cristales y piedras, en otro cajón hay botellas de licores. Cuando voy a abrir otro se abre la puerta y entra el.

―¿Quieres un trago? ―pregunta de la forma más casual.

―¿Cómo sabes mi nombre?

―Bueno, supe que eras de la isla submarina por cómo te presentaste y la forma en que peleas, y eres bastante fuerte para ser un soldado común. También sabía que el rey estaba buscando a su hijo, además, tal vez no lo recuerdes, pero tú y yo ya nos conocíamos ―explica pero no entiendo de donde nos conocemos.

―¿Dónde? ―lo cuestiono.

―En el palacio de tu padre, eras muy pequeño, tendrías unos tres años. Fue unos días antes de la ceremonia que celebraba la victoria. Me iba a ir antes para no estar en el festejo, pero tu padre se enteró y quiso agradecerme en persona, incluso me presentó a su primogénito.

―Pero eso fue hace más de veinte años y tú no pareces superar los treinta.

―En realidad soy más viejo de lo que parezco, intento mantener una edad en la que mi condición física sea óptima, pero en verdad tengo setenta años ―explica, tiene bastante sentido que pueda mantenerse joven con su poder y sabe que fue lo que pasó en la corte de mi padre, no hay duda de que él es Enemyres.

―¿Qué haces aquí? ―Ahora es turno de que él haga las preguntas.

―Estaba huyendo de los soldados de mi padre, cuando me encontré con un grupo de soldados que transportaban miel. Tengo información acerca de las fuerzas que Lambidio envió aquí para destruir la ciudad.

―Sabes que no me refiero a eso, ¿Por qué no estás con tu padre?

―Supongo que sabes que después de que se consolidó el mandato de mi padre, él buscó hacer más fuerte el poder político que tenía. Durante muchos años intentó hacer tratos en tierra y mar, pero ni siquiera los reinos de los archipiélagos del sur quisieron hacer alianzas, hasta hace un año y medio un pequeño reino como el nuestro aceptó aliarse con él, de hecho queda a medio camino entre Éshtira y las costas Tormentosas. Lo que confirmaría el acuerdo sería la boda de la hija mayor del rey conmigo, pero yo no quise casarme así que hui a tierra y estuve buscando un lugar para quedarme. Pero ya que encontré este, en donde no podrán encontrarme los soldados de Lambidio, que quieren hacerme rehén para obligar a mi padre a rendirse y entregar la capital. Ni tampoco los soldados de mi padre, que quiere que me case ―termino de explicar y tomo un respiro.