XLIII

11 6 19
                                    

*Shunt*

No estoy seguro de que me guste la idea de estar separados en este gran palacio, preferiría saber que están haciendo Enemyres y los chicos pero mis tareas consisten en conseguir mantener una estabilidad entre los concejales de ambos países y que las decisiones no perjudique  nuestra posición de influencia con ambos reyes, no será fácil seguir el plan que tenemos si no contamos con el apoyo de los poderosos, eso implica hacer aliados entre las figuras importantes y creo que tengo a la candidata ideal para eso, desde que la vi supe que Annie era una persona muy recta, además es agradable y con buenos principios, me encargue de averiguar algunas cosas sobre ella unas horas antes, el pueblo la ama y la mayoría de los soldados la consideran una capitana ejemplar, ha sido premiada muchas veces y el rey le tiene cierta confianza, ahora mismo está recibiendo una medalla de manos de un general Antarino por su valiosa contribución en la batalla pasada, tiene puesta una armadura ceremonial de placas de bronce y el contraste con su piel es asombroso, su rostro muestra una expresión totalmente majestuosa pero sin llegar a verse presumida, es imponente, no todos tienen la capacidad para mostrar ese porte, ella recibe la medalla y hace una reverencia hacia el general, luego se da la vuelta y hace lo mismo pero viendo hacia nosotros, los soldados hacen un saludo y los imito, unos minutos después casi todos se retiran y ella sale hacia los jardines que se encuentran en la zona central del castillo, camino en la misma dirección, ayer ella y yo acordamos hablar así que no creo que sea descortés seguirla.        
—Así que fuiste a la entrega del premio— murmura cuando estoy a escasos pasos de alcanzarla.                                               
—¿Me viste?— no creí que me hubiera notado entre todos los que asistieron.       
—¿Cómo no verte? Eres una lanza— su broma me toma por sorpresa y no se que contestar— ¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?—                               
—No, no, es solo que no esperaba que bromearas— digo algo apenado.           
—ohhh, entonces creíste que como soy una respetada capitana no puedo tener sentido del humor ¿es eso?— al principio creo que está molesta pero su tono es juguetón y le brillan los ojos así que supongo que está bromeando otra vez.                   
—Bueno, ya que no conozco a esta respetada capitana no puedo estar seguro—       
—En ese caso podemos ir a una taberna que está cerca de aquí, cruzando el mercado, para que podamos hablar— sus labios saborean cada palabra.               
—Te sigo— hago una pequeña reverencia y extiendo mi brazo para que pase primero, caminamos por los jardines hasta las puertas del palacio, cruzamos el mercado que está completamente abarrotado y llegamos a una pequeña construcción de piedra empotrada entre dos grandes edificios de madera, el guardia que cuida la entrada tiene cara de ser el peor día de su vida y nos mira enfadado, en cuanto reconoce a Annie se hace a un lado y abre la puerta para que entremos, todos en el interior miran un poco extrañados a mi compañera pero luego cada quien vuelve a sus asuntos, ella se sienta en una mesa bastante alejada de la puerta.                               
—Parece que llamas bastante la atención—
comento para romper un poco el hielo.       
—Si, hace unos años no dejaban entrar mujeres así que tuve que darles una lección, muchos de los que voltearon a vernos son clientes frecuentes de aquí así que están acostumbrados a verme, no he tenido problemas en mucho tiempo— habla con total naturalidad, como alguien que no se preocupa por nada.                       
—Entonces dime, ¿Qué era lo que querías hablar conmigo anoche?— espero que mi pregunta tan directa no la tome por sorpresa pero ella ni se inmuta.               
—Te dije que eres diferente, casi todos eran nobles o políticos idiotas, uno de ellos tenía un aura de guerrero y también estaban los niños, pero tú, no consigo saber que eres tu, quiero saber que eres, cuéntame tu historia— llega a nuestra mesa un tipo bajo y regordete con un mandil de cuero parecido al de un carnicero, tiene barba y bigote largos y despeinados y está casi completamente clavo.                   
—¿Qué les sirvo?— pregunta el hombrecillo.                           
—Cerveza, la de siempre— ordena Annie, él se va y nos deja a solas de nuevo, no hay mucho ruido en el lugar, todavía es bastante temprano así que la taberna no está muy llena.                                               
—La verdad es que soy un príncipe— me mira con curiosidad.              
—¿Un príncipe? ¿De dónde?—                                 
—Un país que se encuentra en un archipiélago cerca del otro continente— no estoy seguro que sea muy buena idea contarle todo pero estoy seguro que sabrá si le miento.
—Vamos continua— su voz denota genuino interés, le cuento las intenciones de mi padre para casarme, como escapé y todo lo que viví junto con Enemyres y los chicos, una vez que empecé no me detuve para casi nada, ni siquiera probé la cerveza que había llegado hace un tiempo.                                       
—Ese tipo Enemyres parece muy impresionante—                     
—Lo es, no me gustaría ser su enemigo— tomo un trago de cerveza y esta refresca mi garganta, es muy suave pero su sabor también está muy marcado— y ¿Qué me dices de ti? Jamás había visto a alguien como tu, ¿de donde vienes?—                   
—No lo se, fui traída aquí en un barco de esclavos cuando era niña, tampoco he visto a nadie mas como yo así que no he podido investigar, tenía la esperanza que ustedes que vienen de tan lejos supieran algo pero ya veo que no es así— su expresión cambia un poco, como si tuviera amargos recuerdos de ese tiempo.               
—Tal vez Enemyres podría saber algo—                              
—¿Por qué no quieres casarte?— apuro mi trago para ganar unos cuantos segundos antes de contestar.                                           
—Supongo que no quiero comprometerme, hay muchas cosas que quiero hacer antes de tener que pasar el resto de mis días gobernando un país desde mi trono, no quiero sellar mi destino tan rápido—                                  
—Bueno, yo creo que cada quien puede forjar y cambiar su propio destino, y ¿Quién sabe? Tal vez casarse no sea tan malo después de todo, todo depende de con quien, piénsalo— termina su bebida y deja algunas monedas sobre la mesa —yo invito esta vez— sale del lugar pero no la sigo, solo me quedo pensando en lo que dijo.

Moonshell la Leyenda [ Libro 1 Serie Moonshell]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora