XVI

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*Jack*

Tomo el desayuno con mi madre, más temprano de lo usual, dentro de unas horas tendrá que evacuar la ciudad junto con el resto de los habitantes para mantenerlos seguros en el puerto. Al contárselo, mi madre me dijo que estaba orgullosa de mí y que me esperaría cuando todo esto terminara, pero su voz temblaba un poco.

―Hijo, ¿En verdad tienes que hacer esto? ―pregunta con lágrimas en los ojos. Me duele verla así, pero si no ayudo todo podría terminar mal.

―No te preocupes madre, Enemyres no dejará que nos pase nada. Además, si estoy en peligro puedo escapar muy rápido. Te prometo que en tres días nos encontraremos en el puerto, cuando vayamos a recogerlos para traerlos de regreso. ―Intento que mi voz suene confiada para darle un poco de seguridad, pero al final se me quiebra un poco. Perdí a mi padre en la guerra y no quiero que ella tema perder a su hijo también.

―Mi pequeño Jack, cuánto has crecido. Si tú padre estuviera aquí para ver esto, estaría muy orgulloso del hombre en el que te has convertido ―me abraza y casi no puedo contener las lágrimas, pero debo ser valiente, no puedo dejar que vea mi miedo.

Cuando llega el momento de la despedida, la ayudo a subir sus cosas a la carreta en donde están las cosas de nuestros vecinos, será un viaje de dos días hasta el puerto. La gente no está muy contenta, luego de meses de estar viajando lo que esperaban era poder descansar y establecerse en un lugar fijo. Pero si no ganamos esta batalla no importara eso, estará el lugar, pero no habrá personas que lo habiten. No dejo de verla hasta que es solo una mancha borrosa en el horizonte, incluso después me quedo observando el camino por un tiempo.

*Connor*

A decir verdad, ya estoy un poco harto, cuando les dije a mis padres que tenía que quedarme en el pueblo para defenderlo, me lo prohibieron rotundamente. Se negaban a que su hijo arriesgara su vida, pero les expliqué que era la única manera y le demostré a mi padre lo fuerte que era. Una vez que estuvo convencido se puso muy contento, empezó a decir que estaba muy orgulloso de mi y que ya era todo un hombre, como él. Mi madre seguía preocupada, pero él simplemente comenzó a tomar y brindar por mi valentía, ahora está adentro, demasiado ebrio para hacer cualquier cosa. En unas cuantas horas tendrán que dejar el pueblo y mi madre tendrá que despertarlo, cosa que seguramente termine mal, con toda la resaca mi padre estará furioso y lo más probable es que golpee a mi madre otra vez. Entro a la casa y lo veo acostado sobre la mesa con un hilo de saliva saliendo de su boca, que apesta a alcohol. Mi madre está sentada, remendando una camisa de lana que tiene un gran agujero en el centro, producto de una de las peleas en las que se mete mi padre cuándo va a tomar con sus amigos. Me despido de mi madre y le pido que si mi padre pregunta por mi le diga que tuve que irme antes para hacer un encargo y que se despidiera de él por mí, me da un fuerte abrazo y le aseguro que todo saldría bien.

Salgo de la casa y espero a que mis ojos se acostumbren a la oscuridad, aún faltan varias horas para el amanecer. Camino por el pueblo e intento entretenerme un poco haciendo figuras de fuego en el aire, pero recuerdo el sello mágico que Enemyres puso sobre nosotros. Espero algún día poder llegar a ser tan fuerte como él, para poder valerme por mí mismo y no tener que depender de nadie nunca más.

*Elena*

Todo esto es una mierda, todos los demás están ahora en sus casas con sus familias despidiéndose y yo estoy aquí sola en mi estúpida habitación, sin nada más que hacer que dormir o esperar a que amanezca, pero me siento demasiado inquieta para dormir, demasiado enojada. No es justo, ¿Por qué soy yo la única que está sola? Lo odio por completo.

Como no tengo nada mejor que hacer me visto y salgo, procurando no hacer ruido, se supone que no tenemos permitido salir hasta el amanecer, pero mientras nadie se entere todo estará bien. Cierro la puerta con cuidado y reviso que nadie esté por el pasillo, hace unos meses hubiera necesitado una vela para poder ver en la oscuridad, pero luego de escaparme tantas veces en plena noche mis ojos se acostumbran rápido a la penumbra. Me gusta recorrer los barracones de noche, su tranquilidad es una de las pocas cosas que disfruto actualmente, paseo por las forjas que en el día despiden el sonido de martillos golpeando metal y de hornos a cientos de grados, pero que en la noche están sumidas en el más absoluto silencio. Entro en una y tomo uno de los martillos que, aunque es pequeño tiene un buen peso, lo coloco en su lugar y salgo. Luego de varios minutos mis pies me llevan hasta la arena, de noche se ve mucho más grande y misteriosa con sus gradas y las grandes columnas que sostienen toda la estructura. Al fondo de esta veo una luz donde debería estar la oficina de Enemyres, debe de estar planeando estrategias, tal vez debería ir a hablar con él, no es la primera vez que lo hago, él sabe de mi insomnio y no le molesta que esté fuera en la noche, siempre que no cause problemas.

Moonshell la Leyenda [ Libro 1 Serie Moonshell]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora