Moonshell la Leyenda [ Libro 1 Serie Moonshell]

XXXVIII

*Enemyres*

Después de siete semanas en el mar se pueden apreciar las colinas de una costa en el horizonte, en todos los barcos las personas celebran y gritan de alegría pero aún no es seguro que estemos a salvo, primero hay que negociar con los habitantes del lugar para tener asilo por un tiempo.

El viento es débil así que deberemos tratar al menos una hora en llegar, conforme pasa el tiempo se pueden observar más detalles del lugar, la playa es lisa y está libre de rocas con las que podamos encallar y atrás de ella se extiende una pradera verde claro, parece un excelente sitio para desembarcar, al poco tiempo aparece sobre una de las colinas un grupo de hombres a caballo que bajan a la arena para esperarnos, doy una orden para que todos arrien las velas y vuelo con mis alumnos y Shunt a la costa, como él no puede volar tiene que ser cargado por Jack y Connor cosa que no le hace mucha gracia, aterrizamos y nos encontramos frente a frente con cincuenta hombres armados que nos cortan el paso.           

—Es una gran flota la que tienen ahi ¿cual es su intención?— pregunta el que creo que es el líder, tiene las hombreras de la armadura de color dorado y están cubiertas con parches de terciopelo rojo.                                       
—Saludos, lamentamos irrumpir así en sus tierras pero venimos huyendo y necesitamos asilo, nosotros contamos con comida y recursos para valernos por nosotros mismos pero necesitamos un espacio de tierra para asentarnos, por eso les propongo hacer un alianza política y militar, tenemos soldados bien entrenados y podemos ofrecer oro y otros productos preciosos— espero pacientemente mientras el hombre analiza la situación y al final contesta.                                           
—Pueden atracar los barcos y bajar a tierra pero deberás acudir personalmente con el marqués de Zempan para poder establecer una alianza—                       

—Me parece bien, Shunt, tu y los chicos ayuden a las personas a desembarcar, volveré en unos días con la respuesta— acompaño a los soldados que me ofrecen un caballo y galopamos hacia el este, es poco probable que encontremos un lugar para quedarnos a la primera pero espero tener suerte.

*Shunt*

Los chicos me llevan de regreso al barco volando, doy la orden de que todos los botes sean echados al mar para transportar a la gente a tierra, los primeros en llegar son un grupo de soldados encargados de montar tiendas y hacer hogueras, después las personas que están débiles de salud o ancianos, les siguen los campesinos y la familia del rey y por último el resto de soldados, en cada barco se quedan alrededor de veinte hombres para cuidar los barcos, para cuando todos están en la playa ya está anocheciendo.

Un mar de tiendas tapiza la playa donde viviran mas de dos mil personas por unos cuantos días, no tengo idea de cuánto puedan durar las negociaciones pero no podemos ponernos cómodos por que si estas fallan hay que zarpar al instante para buscar otro lugar, podriamos buscar una playa alejada de cualquier pueblo para fundar una ciudad pero cuando el reino al que pertenece ese territorio se de cuenta seguramente nos atacaría, la mejor opción es buscar un acuerdo para formar una alianza, así nos dan un espacio de tierra en el cual vivir y evitamos una guerra, con lo cansados que estamos todos lo último que necesitamos es pelear.

La última tienda en armarse es la del rey, una gran parte de la bodega de su barco estaba destinada a contener su tienda, se usaron dos botes para transportarla a la playa y seis hombres para armarla, básicamente es una casa hecha con madera y tela, tiene un techo alto de tres metros, tres habitaciones separadas y ocupa más espacio que la casa de un aldeano promedio, mientras esperaban el rey y su familia se quedaron en una carpa extendida sobre la arena viendo el mar o hablando con los capitanes y nobles para ponerse de acuerdo con la planificación de la ciudad en caso de que se nos permitiera asentarnos.