Moonshell la Leyenda [ Libro 1 Serie Moonshell]

VIII

*Joel*

Los astilleros están llenos a reventar de campesinos, soldados y constructores que se están esforzando al máximo para que los barcos estén listos en menos de un año, ya que si los tenemos después es posible que los soldados de Lambidio nos alcancen y tendremos que presentar batalla.

Nuestro ejército apenas cuenta con más de quinientos soldados de infantería y menos de setenta de caballería, además de Enemyres, sólo tenemos tres magos. Todos muy jóvenes, apenas están aprendiendo los fundamentos de la magia. En los centros de entrenamiento solo hay ciento cincuenta jóvenes de entre doce y dieciocho años.

No estamos en condiciones de enfrentarnos en campo abierto contra Lambidio y aunque en un año consiguiéramos duplicar la cantidad, perderíamos a más de la mitad de la población.

Hace cinco días Enemyres me encomendó vigilar los avances que había en el astillero, así que emprendí un viaje de media semana para llegar a las orillas de las aguas infinitas en donde se encontraban los barcos en construcción.

Son las construcciones más impresionantes que he visto en mi vida, Enemyres hizo los planos con la ayuda de algunos constructores y comerciantes que sabían algo del tema, entre todos pudieron diseñar embarcaciones parecidas a las que el hechicero describió en sus historias sobre los viajes que realizó.

Tienen unos quince metros de altura, veinte de ancho y cuarenta de largo, se había calculado que en su interior cabrían más de trescientas personas además de la comida, el agua, el aceite para las lámparas y todo lo demás que necesitaremos.

Se van a construir quince de estos barcos además de uno de la mitad del tamaño para rey y su familia, a mí y a otros capitanes nos concedieron el honor de poder nombrar una de las naves, yo tengo muy claro cuál quiero que sea el nombre de la mía: la Ónix de sangre.

Cuando fui maestre en un barco mercante en Moonshell, pasé días o incluso semanas viajando por el mar de un puerto a otro, en algunas ocasiones me cansaba de ver el mar. El viaje que tenemos por delante es al menos el doble de largo que cualquiera que haya hecho yo. Los habitantes que nunca han subido a una canoa pasarán tiempos difíciles intentando acostumbrarse.

Me quedo un rato más viendo como los carpinteros levantan pesados tablones y como los herreros forjan remaches de hierro para la quilla y los costados, además de los alquimistas que cubren el casco y la cubierta con brea para que no entre el agua, no sé cómo toda una ciudad va a poder llegar más allá de las aguas infinitas, pero tenemos que intentarlo, de otra forma todos moriremos.

*Connor*

Después de varias semanas entrenando con Enemyres me he vuelto mucho mejor en combate de lo que nunca creí llegar a ser. El primer día era el único entrenando, pero dos días después llegó una chica rubia y con cara de pocos amigos llamada Elena, es muy fuerte y hábil para combatir, pero no se le da muy bien la magia. Luego llegaron Sofi y Ace el mismo día, al principio los dos tenían una expresión un poco nerviosa y tal vez un poco preocupada, pero luego, Elena se hizo amiga de la chica alta y morena de cabello ondulado, y resultó que Ace solo era un poco tímido. Eso sí, es más alto que yo y debe tener más músculo que Jack y yo juntos, no por nada su arma favorita es el martillo de guerra. Sofi no es muy buena con las armas, pero su capacidad para aprender magia es sorprendente. El último en llegar fue Andrew, creo que el chico proviene de alguna familia adinerada, ya que antes de llegar ya sabía usar el florete y un poco el arco, al principio puede parecer molesto, pero cuando te acostumbras resulta bastante divertido y amigable. Siempre está compitiendo y queriendo combatir, el estilo de pelea que desarrolló mientras entrenaba es de los más interesantes que he visto, su complexión atlética y delgada le facilita el dar vueltas en el aire y hacer movimientos complejos y elegantes, es el mejor acróbata del grupo. El único que puede igualarlo en velocidad a la hora de combatir soy yo.