(Y así, caminando sin prisa, uno junto al otro, como embarcaciones abarloadas, nos
acercábamos al mar, llevados por nuestras piernas, por nuestros recuerdos y por los
personajes de nuestros recuerdos, que caminaban, por su parte, dentro de nosotros. Durante
un trecho el río se apartó de nuestro lado y dejamos de verlo. Reapareció, avanzando desde
el norte, muy cambiado; había reunido todas sus pequeñas y húmedas lenguas, cansadas de
arrastrarse trabajosamente, durante kilómetros, sobre capas de guijarros. Llegaba ahora
grueso e importante, reposado, como si no tuviera nada que ver con el río de una legua más
atrás, ese río dividido y saqueado por campesinos e industriales. Pero era demasiado tarde
para engrosar y tomar aires de importancia: el mar está allí y es inútil la aparente grandeza
de los últimos momentos. No tienes más remedio que entregarte; ya no puedes devolverte,
desviarte o negarte. Por lo demás, saldrás ganando al echar tus turbias aguas, nacidas, no
obstante, tan claras, en esas otras, tan azules, que te esperan. Está anocheciendo y pronto
encenderán las luces de Valparaíso).
ESTÁS LEYENDO
Hijo de Ladrón
Historical FictionHijo de Ladrón"es una novela escrita por Manuel Rojas en 1951. La principal peculiaridad de esta obra es su estructura no lineal en el orden de los acontecimientos. La novela es prácticamente una revisión de vida hecha por el personaje principal lla...