Comienzo De Un Mismo Todo

Capítulo 34: El Pueblo del Norte

--Kate PDV--

Ya llevábamos varios minutos caminando fuera del Internado. Para llevarme, Lía mintió diciéndole al resto que se adelanten y pidan la comida mientras ella me enseñaba algo. Ninguno se negó, supongo que por el hambre que tenían, así que fue fácil alejarse.

No sabia aún de que es lo que Lía quería hablar, sólo le había preguntado cómo es que sabía que dudaba de mis padres, nada de lo que se necesitara hablar seriamente ¿Verdad?

--Lía ya estamos bastante lejos así que.. ¿A dónde me estás llevando?

--Ya casi llegamos, tranquila

--La comida ya debe estar servida-- suspiré.

--Les dije que pidieran para llevar

--¿En qué momento les..?

--Ya llegamos-- interrumpió, frenando en seco.

Estábamos en medio del bosque, en el mismo lugar en el que se había celebrado la ceremonia de la mañana.

--¿Por qué me trajiste devuelta?-- cuestioné regresándola a ver pero ella me ignoró por completo --Eh.. ¿Lía? ¿Me escuchaste?

--Ven-- volvió a agarrarme del brazo pero esta vez empezó a jalarme.

Con rapidez me obligó a subir a la roca, por su suerte logré reaccionar a tiempo y evité resbalar. Una vez ahí arriba se sentó y me invitó a hacer lo mismo a su lado. Lentamente me acerqué e hice lo que pidió.

--Sabes porque te traje aquí ¿Cierto?

--Mmh.. sinceramente, no-- respondí apoyando mis brazos hacia atrás.

--La pregunta que me hiciste..

--Sólo te pregunté como sabías las dudas que tenía, no había razón para que hicieras tanto drama-- reí.

--No es sólo por eso-- expresó secamente --Te traje porque tengo que explicarte varias cosas

Su voz sonó tan cortante y fría que me dió miedo responder con alguna broma o comentario sarcástico.

--¿Recuerdas lo que Ashley había dicho el día que te enteraste de los cambiantes?

--¿Sobre las reglas que al parecer no conocía?

--¿Reglas? No..-- rió débilmente
--Lo que dijo de mi hermana y de mi..

Empecé a recordar.

--Supongo que debiste haberte dado cuenta de mi reacción, y, como Ashley ya lo sabe, Emma y el resto también ya deben saberlo-- suspiró --Es mejor que te lo cuente yo antes de que alguien más te diga una historia errónea

Su semblante cambió, agachó la cabeza y tomó aire.

--Hace seis años, Mía y yo ya formabamos parte de una manada, nuestros padres eran los alfas..-- su voz tembló --Mi padre todos los días me repetía la misma frase, "En unos cuantos años más serás alfa, asi que intenta comportarte como tal"..
En ese entonces no sabía porque lo decía tan pronto si ni siquiera había llegado a mi última fase, pero después lo entendí. Yo era diferente al resto, por alguna extraña razón, yo podía comunicarme con cualquier humano o cambiante sin que el resto escuchara.. era como si pudiera meterme en su mente y hablar como si fuera su conciencia-- sonrió --Recuerdo que el día que lo averigué, lo primero que hice fue jugar con la mente de Mía, ella era mayor por un año pero igual pude hacerla sentir confundida, aunque no tardó mucho en darse cuenta que era yo-- nuevamente borró la pequeña sonrisa que se había formado en su rostro --Los días pasaban, mi padre me había explicado que solo los de sangre alfa tenían una habilidad, un poder que los diferenciaba del resto y les permitía proteger a su manada. Su habilidad era el incremento de olfato y mi madre controlaba el aire..

Alzó la vista, pero no para mirarme a mi, sino para mirar alfrente, al profundo y extenso bosque.

--El pueblo del Norte.. antes vivíamos ahí pero ya no existe, mi pueblo, ya no existe, desde ese día.. el día en que me lo arrebataron todo-- empezó a apretar los puños, como si todo lo que me estaba contando estuviera pasando en ese mismo momento, justo enfrente de sus ojos --Ese día, todo empezó tan normal, cazamos, jugamos y recorrimos el territorio.. pero cuando regresamos a casa.. mis padres..-- su cuerpo empezó a temblar y tuvo que llevarse una mano a su boca para no romper en llanto.

--Lía.. no es necesario que me cuentes, yo..

--No Kate..-- volvió a acallarme, aunque su voz aún sonaba como un débil susurro --Debo contártelo.. después lo entenderás..-- su mano, que ya la había quitado de su boca, la colocó en su cabello, como si intentara calmarse de alguna manera --Cuando regresamos, todo era un caos.. el lugar estaba lleno de cadáveres, sangre.. mis padres no aparecían por ningún lado, Patrick, nuestro beta, apenas podía mantenerse en pie.. todos estaban demasiado heridos como para escapar-- nuevamente empezó a temblar --Y entonces los ví, vi a mis padres junto a otros lobos, eran enormes, mucho mas grandes que nosotros, pero eso no fue lo peor, lo peor fue que mi padre estaba solo, protegiendo el cuerpo inerte de mi madre.. yo.. no.. no pude reaccionar.. mi padre nos vió y nos gritó que corramos pero no pude.. mi cuerpo no se movía.. y entonces todo se nubló..

En esos segundos que dejó de hablar la miré, sus ojos estaban vidriosos y sus pupilas dilatadas.

--Después de eso, desperté en un cuarto completamente oscuro, empecé a llamar a todos los de la manada, a Mía, a mi padre, incluso a mi madre, pero nadie respondió, estaba sola..
Días después, unas personas trajeron a mi hermana, al verla una mezcla de alegría e incertidumbre me invadió, recuerdo perfectamente como me abalancé sobre ella solo para comprobar que era real y no un sueño-- rió, pero no de felicidad, mas bien con dolor --Pero si, era real, ella estaba ahí, a mi lado y con vida.. ya no me importó nada de lo que había pasado, el simple hecho de saber que Mía ya estaba conmigo me tranquilizaba, pero al voltearme, y ver las sonrisas que tenían las personas que nos volvieron a juntar, supe que la pesadilla apenas estaba comenzando..
Rápidamente me separaron de ella, como aún éramos pequeñas se les hizo fácil agarrarla por el cuello, empezaron a amenazarme, a gritos me decían que si no hacía lo que ellos querían, la matarían.
No tuve otra opción mas que aceptar..-- sollozó --A partir de ese momento, no volví a ver a mi hermana, me hicieron pruebas y experimentaron conmigo.. durante seis años estuve encerrada en esa prisión, rodeada solamente de oscuridad..

Su voz se rompió y lágrimas humedecieron sus mejillas, de alguna manera sentí su dolor, la soledad y el sufrimiento que en ese entonces vivió, la mezcla de todos esos sentimientos, me revolvió el estómago, provocando que la abrazara, como si con ese simple tacto pudiera sanarla.. hacerle ver que ya no estaba sola, y nunca más lo estaría..