Capítulo 27

152 7 0
                                    

Tú: Sí. Miedo. Seguro.

Dylan: Reconócelo… Te da miedo que tú novio se entere de que otro chico va diciendo que es tú novio.

Tú: Él no es mi novio. –Le corregiste.

Dylan: Perdone usted. Igualmente, te da miedo que tú ‘’no novio’’ se entere de que otro chico va diciendo que es tú novio.

Tú: No tiene por qué darme miedo. Ahora mismo estoy soltera, y si quisiera podría liarme con el primer tío que pasara.

Dylan: ¿Y no lo haces por…?

Tú: Pues por qué aun que no sea mi novio, estoy enamorada de él. Y ya está. Fin. Punto. Calla.

Dylan: Eres graciosa. –Sonrió.

Tú: -Arqueaste una ceja. – ¿Graciosa de que hago reír, o graciosa de que te ríes de mi?

Dylan: Un poco de ambas…

Tú: Que simpático.

Llegasteis a casa, y el camino se hizo bastante corto por la conversación que llevabais. Dylan no dejaba de hacerte bromas y tú no parabas de reír. De verdad, ese chico no era como aparentaba ser.

Bajasteis del coche y metisteis todo lo que habíais comprado en casa. Lo subisteis a dejar a las habitaciones y bajasteis a hacer algo para comer.

Tú: ¿Sabes? Hoy cocinas tú. –Dijiste comiendo patatas fritas.

Dylan: ¿Yo? ¿Segura?

Tú: ¡Sí! No pienso tocar la cocina hoy. –Te metiste una patata a la boca y la mordiste fuerte.

Dylan: Allá tú… ¿Qué hago?

Tú: Un bizcocho, ¿Por ejemplo?

Dylan: Claro. Tú das las instrucciones, yo hago los pasos, ¿Bien?

Tú: De acuerdo. –Sonreísteis.

Una vez le dijiste todo lo que necesitaba, él empezó a mezclar todos los ingredientes en un bol. Tú te reías de él por su forma de cocinar, y lo que no sabías era que él tenía planeado vengarse.

Al romper un huevo se le cayó al suelo, lo que hizo que tu risa estallara. Eso lo sacó de sus casillas y te tiró harina a la cabeza. Tú, al verte toda blanca, te empezaste a reír y te acercaste a él con la masa extraña que había conseguido mezclar.

Dylan retrocedía con las manos extendidas hacia a ti, como si eso fuera a pararte, entonces resbaló con el huevo que había tirado antes, y tú le seguiste, resbalando con lo mismo. Caíste encima de él, embadurnándoos toda la ropa de masa de bizcocho. Tú reías mientras veías como él intentaba quitarse la masa de la cara, aún estirada encima de él. Fuiste a levantarte y Dylan te cogió por la cintura, y en un movimiento rápido te hizo quedar debajo de él. Te agarró los brazos y los puso sobre tu cabeza, dejándote inmovilizada. Tú sonrisa se borraba poco a poco.

Dylan: ¿Ahora que, eh? ¿Ya no ríes? –Te empezó a hacer cosquillas con la mano que le quedaba libre.

Tú: ¡NO, NO, NOO! Dylan por favor, ¡PARA! –No podías escaparte de debajo de él.

Notabas como te empezaba a doler la barriga, y te estaban saliendo lágrimas de la risa.

Tú: ¡Por favor! ¡Dylan! ¡Vale ya! –Él dejó de hacerte cosquillas y te soltó los brazos.

Dylan: La venganza es un plato que se sirve frío.

Tú: Verás cuando te pille, que vas a flipar, guapo.

Dylan: Guapa.

Tú: Idiota.

Dylan: Estás preciosa toda embadurnada de mejunje asqueroso.

Tú: -Le miraste a los ojos. –Tú también…

Se acercaba lentamente a tu cabeza. Cerraste los ojos y sentiste como sus labios presionaban contra los tuyos. Le respondiste al beso, y algo en tu interior te dijo que lo que estabas haciendo estaba mal. Pero otra parte de ti te decía que no podías parar, que necesitabas ese beso. De pronto reaccionaste. Besar a Dylan era como fallarle a Niall. No. Eso no.

Tú: -Te separaste de golpe.- ¡Dylan! –Le apartaste de encima de ti y te levantaste.

Saliste de la cocina, escaleras arriba, mientras él se quedaba recogiendo, con una sonrisa en la boca. Estaba consiguiendo que te dieras cuenta de que las superestrellas no entienden de promesas, y sabía que su plan iba a funcionar tarde o temprano.

Cuando acabó de limpiar un poco, subió a verte. Había algo que aclarar.

Dylan: -Tocó a la puerta de tu cuarto. -¿Puedo? –Dijo asomando la cabeza.

Tú: Ajá. –No le mirabas a la cara.

Dylan: Oye… Que lo siento… Ha sido un impulso… Digo, la situación, la broma… Estar tan cerca… De verdad, lo siento.

Tú: No importa, vete, por favor. –Seguías sin mirarle.

Dylan: -Se acercó a ti, acariciándote la espalda. – ¿Por qué no me miras?

I will love you until the end of time (Niall y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora