Natasha: Dice que no está.
Tú: ¡Idiota! –La miraste con los ojos muy abiertos y ella te guiñó un ojo pasándote el teléfono. -¿Qué quieres?
Niall: Hablar contigo.
Tú: Lo estás haciendo.
Niall: No seas tan dura, ni siquiera sabes que pasó.
Tú: ¿Qué vas a decirme?
Niall: ¿Podemos hablarlo en persona?
Tú: No lo sé Niall. –Colgaste el teléfono y se lo entregaste a Natasha, que te miraba con comprensión.
Te abrazó y os tirasteis el resto del día en el sofá, viendo pelis y recuperándoos de la noche anterior.
Los días pasaban, y Niall ya no te llamaba. Una parte de ti respiraba tranquila porque ya no estaba tanto detrás de ti, pero la otra, solo tenía ganas de llorar porque sentía que lo perdía.
Una tarde, mientras paseabas con Nadia por el centro comercial te encontraste con Harry, que al verte solo corrió a abrazarte. Él no te había visto desde que se marcharon a Los Ángeles y realmente te había echado de menos.
Tú: ¿Cómo está? –Le preguntaste con inseguridad.
Harry: ¿Quién?
Tú: Niall…
Harry: Mal.
Tú: ¿Mal?
Harry: Intenta ser el mismo, pero no le sale.
Tú: ¿Es mi culpa, no?
Harry: No es culpa de nadie… -Te acarició el pelo.
Tú: Sí, es mi culpa, yo le dejé.
Harry: Pero él se lo buscó. Deja de martirizarte ¿quieres? –Tú solo suspiraste.
Después de esa conversación sentías que le debías algo a Niall, pero te daba miedo llamarle y que esta vez fuera él quien te rechazara la llamada.
Unos días más tarde, él te envió un mensaje pidiéndote que por favor fueras a recoger las últimas cosas a su casa. Ese mensaje te rompió el corazón. ¿Él ya no quería saber nada más de ti? Fuiste a su casa junto con Nadia, y le pediste que fuera ella quien entrara a por tus cosas porque no soportarías verlo una vez más.
Así lo hizo. Ella entró y Niall se sorprendió al verla a ella en lugar de a ti.
Niall: Hola. Pasa. –La dejó entrar y cerró la puerta tras de ella. –Iré a por sus cosas.
Nadia: Vale, espero aquí.
Al rato, Niall bajó con una caja que contenía algunos de tus CDs, y cosas que tenías en su baño como champús y algún maquillaje. Se la dio, y antes de marchar, Nadia le dio algo a él, algo que tú le habías pedido que le entregara.
Él lo miró y vio su collar en forma de trébol, el que te había dado cuando te marchaste a Australia. Después miró a Nadia con los ojos cristalizados, y ella solo se encogió de hombros.
Nadia: Me pidió que te lo diera…
Niall: Era un regalo, no quiero que me lo devuelva. –Le dijo entregándoselo otra vez y tragándose las lágrimas.
Nadia: Niall… Quédatelo.
Nadia se dio la vuelta y salió de la casa.
Tú de mientras esperabas en el coche, y cuando viste la puerta de la casa abrirse algo subió desde tu pecho hasta tu garanta. Un nudo que te tragaste al ver a Nadia, pero que volvió a aparecer cuando viste a Niall detrás de ella.
Parecía descuidado. Le había crecido algo de barba, cosa que se te hizo adorable, y te entraron ganas de besar cada lugar donde hubiese crecido ese vello. Nadia se despidió de él y subió al coche por la puerta del conductor, dándote la caja.
Tú: ¿Cómo está?
Nadia: Mal, solo hay que verlo…
Tú: Gracias por los ánimos.
Nadia: ¿Para qué me preguntas, entonces? ¿Para qué te mienta?
Tú: ¡No lo sé! Solo vámonos ¿vale?
Condujo hasta su casa y pasasteis la tarde allí. No volviste a pensar en él hasta que te llegó un mensaje suyo.
“Sé que estabas fuera esta mañana. Me hubiera gustado verte… Aunque fuese por última vez. Te echo de menos. Tuyo. X”
Se te cristalizaron los ojos al leer la firma que había utilizado. Tú también lo echabas de menos. Lo querías de vuelta a tu lado, y por eso decidiste responderle al mensaje.
“No tenía fuerzas, lo siento. ¿Otro día, tal vez? Necesito que me expliques tu versión. Yo también te echo de menos… Tuya.”
Pulsaste enviar, y al momento te llegó otro mensaje.
“¿En serio?”
Reíste y le contestaste.
“Muy enserio. ¿Cuándo te va bien?”
“Déjame sorprenderte, como en los viejos tiempos.”
Sonreíste inconscientemente y empezaste a reírte a carcajadas. ¿Sería vuestra reconciliación?