Tú: Pues porque no hay nada que ver. –Dijiste seca.
Dylan: Vamos… Creí que lo de llevarnos mal estaba superado, ¿No?
Tú: Creí que lo de besar a extraños era cosa de películas.
Dylan: No eres una extraña… ¿O sí?
Tú: Sí. Sí que lo soy. No se conoce a una persona de un día para otro.
Dylan: Vale, lo siento. Ya me he disculpado. ¿Qué más quieres?
Tú: Que te vayas.
Dylan: Mírame, y dime a los ojos que lo olvidas. Entonces me iré.
Tú: -Le miraste y él pudo observar tus ojos llenos de lágrimas. –Lo olvido. Vete por favor.
Dylan: ¿Por qué lloras? –Se acercó a ti y te abrazó. Intentaste salir de entre sus brazos, pero fue en vano. No te soltaba.
Tú: Lo echo de menos… -Dijiste entre sollozos.
Dylan: Llámale.
Tú: No. No quiero parecer una obsesiva pesada…
Dylan: Y la cosa es, ¿Si tan enamorados estáis por qué viniste a Australia?
Tú: Pues porque soy una cabezota y no pienso antes de actuar, y antes de conocerlo decidí venir, y como no pienso las cosas y se me metió en la cabeza venir, pues me vine, y ahora me arrepiento de estar a más de mil quilómetros de distancia por que le quiero, y porque le echo de menos, y porque ahora mismo me gustaría estar dándole un abrazo y diciéndole que le quiero. –Te separaste de él y limpiaste tus lágrimas. –Ala. Ya está. He soltado todo lo que tenía que soltar. Gracias por escucharme.
Dylan: De nada… Supongo. ¿Has pensado en comprar un billete e ir de vuelta a Londres?
Tú: No es tan fácil… Sí estoy aquí es por algo. Y bueno, creo que al alejarme de allí aunque haya sido poco tiempo me ha hecho darme cuenta de que ya lo he superado, pero no sé… No quiero estar allí. No de momento…
Dylan: ¿Algún día me contarás que te pasó?
Tú: -Le miraste a los ojos. –No lo creo…
Después de esa conversación, Dylan no dejaba de insistir en que le contaras sobre ti, y al final, de lo harta que estabas de él, se lo contaste. Él solo calló y te abrazó como nunca lo había hecho.
Pasaban las semanas, y los días cada vez se te hacían más cortos. Solías salir con Natasha que te presentó a sus amigos. Y si no salías con ella Dylan tenía siempre un plan preparado para vosotros. Él se desvivía para que tú estuvieras bien. Quería ayudar a que te recuperaras lo mejor posible, y definitivamente lo estaba consiguiendo.
Y seguía pasando el tiempo. Hacía casi dos meses que habías llegado, y más de un mes que no hablabas con Niall, ni con ninguno de los chicos.
Después de la discusión con Dylan hablaste con él dos o tres veces, pero todo era muy seco. Sentías que por la distancia Niall te estaba olvidando, y aunque te dolía, tú querías olvidarlo a él.
Uno de esos días, estabas viendo una peli con Dylan, y empezaron a picar a la puerta. Él se levantó y fue abrir, dejando entrar a una Natasha bastante nerviosa e irritada.
Natasha: ¡___! ¿Lo has visto?
Tú: ¿Qué tendría que haber visto?
Natasha: ¡Las noticias! ¡Han salido los chicos de One Direction!
Tú: Vaya… Em… ¿Te quedas a ver el final de la peli?
Natasha: ¿Qué parte de One Direction no entiendes? Ogh. ¡Ven!
Te cogió del brazo y te arrastró escaleras arriba hasta tu cuarto. Allí se sentó frente el ordenador y empezó a teclear. Puso ‘’Niall Horan’’ en Google y le dio a noticias. Clicó en el primer enlace, y pudiste leer como titular:
‘’NIALL HORAN TIENE UN NUEVO FICHAJE’’
Seguiste leyendo:
‘’Después de haberlo visto en varias ocasiones con la hermana pequeña de su estilista, ___ Teasdale, se le ha visto en varias ocasiones con una chica desconocida para todos. En las fotos que se muestran más abajo, se ve como están muy contentos y sonrientes juntos.
En las entrevistas anteriores al descubrimiento de estas fotos, él decía que estaba realmente enamorado, cosa que hizo que sus Directioners se revolucionaran, pero al descubrir que posiblemente fuera de ___ ellas se tranquilizaron y aceptaron la posible relación. Una semana después de esa entrevista, sale a la luz esta chica de la que nadie sabe nada. ¿Podría haber olvidado ya el joven a ___? O ¿Quizá esta chica solo es una tapadera para que le dejen en paz?’’
Abriste los ojos como platos. ¿NIALL HORAN UTILIZANDO A ALGUIEN? Claro, y los cerdos vuelan.
Miraste el calendario que tenías colgado en la puerta de tu armario. Tenías marcada la fecha en que los chicos estarían en Sidney en 1 semana.
Respiraste y cogiste tu móvil para escribirle un Whatsapp a Harry.
T: Harry, por favor, no le digas a Niall que he dado señales de vida. ¿Cómo estáis? Bueno… Sé que dentro de una semana estaréis aquí, y me gustaría veros… Harry, ¿Es cierto que Niall está con esa chica? He leído la noticia y… no sé qué pensar. ¿Me ha olvidado ya?... –Pulsaste enviar.
A los 2 minutos te contestó.
H: Tranquila, él no sabrá nada. Estamos bien, ensayando y algo cansados por la gira, pero todo bien. Por lo de vernos, claro que sí, te echamos muchísimo de menos, todos. Lo de Niall… No es algo que tenga que contarte yo. ¿Por qué no esperas a la semana que viene y le preguntas tú misma?
T: No tendré el valor de hacerlo…
H: Invítalo a algún lugar que conozcas y emborráchate, seguro que le dices todo lo que piensas sin pensar en el valor y esas tonterías.
No, no. Mejor no hagas nada. Tú déjamelo a mí.
T: ¿Seguro?
H: ¿Confías en mi?
T: Claro.
H: Pues solo haz lo que te vaya diciendo a lo largo de la semana.
T: Está bien. Harry, lo dejo en tus manos. Te quiero.
H: Te quiero, enana.
La semana se estaba pasando volando, y tú ibas haciendo todo lo que Harry te iba diciendo. El día que ellos aterrizaban en Sidney llegó, y como te había indicado él fuiste a esperarlos a su hotel diez minutos antes de la hora prevista a la que llegarían.
No parabas de dar vueltas y de morderte las uñas, hasta que escuchaste una voz a tu espalda.