Tú: Y eso es todo. La he cagado mucho.
Dylan: ¿Por qué crees eso?
Tú: Por qué le quiero con locura, y sé que él no es de los que serían infieles. Tiene que haber alguna razón para que lo haya hecho…
Dylan: Ya… Bueno, podrías dejar que se explicara.
Tú: Quedaría como una completa subnormal. Soy subnormal porque he dicho cosas sin pensar. Confío en él, y en vez de escucharle le he gritado que no quería nada más con él.
Natasha: Rectificar es de sabios… -Te acariciaba el pelo mientras tu sorbías por la nariz y te secabas las lágrimas con el dorso de la mano. –Vamos a la cama, y mañana sin falta lo llamas.
Tú: No voy a llamarle, Nat… No voy a obligarle a verme después de haberle tratado tan mal. Voy a dejar que la vida lleve su curso, y si es verdad que tenemos que estar juntos, el destino volverá a ponernos en el camino del otro.
Subiste las escaleras y te tiraste en la cama de la habitación de invitados. Te cambiaste rápido, poniéndote un pijama de verano, y te sentaste en la cama, mirando tu móvil.
Pasabas las fotos de una en una, admirando todas las que tenías del rubio contigo, o las que le habías hecho sin que él se hubiese dado cuenta. Estabas a punto de comenzar a llorar otra vez, pero alguien picó a la puerta.
*: ¿Se puede?
Tú: Claro Dylan, pasa. –Le sonreíste cuando abrió la puerta y entró para sentarse al lado tuyo en la cama. -¿Sucede algo?
Dylan: No… Solo quería ver como estabas.
Tú: Pues una mierda está mejor que yo. –Le miraste a los ojos, con lágrimas asomándote de ellos.
Dylan: Ven aquí, anda. –Te acercó a él, abrazándote y estrechándote contra su pecho. –Tú lo has dicho, si el destino quiere que estéis juntos, volverá a ponerle en tu camino.
Tú: Pero yo quiero mandar a la mierda al destino. Yo quiero estar con él, Dylan. –Sorbiste por la nariz y seguiste hablando. –Desde que empezamos no han habido más que problemas que no nos han dejado ser felices del todo. Primero Jared, después Australia, luego Nick, después vuestra visita y ahora esto. ¿Qué mierdas he hecho en otra vida para que en esta solo me pasen cosas malas?
Dylan: No solo te han pasado cosas malas.
Tú: ¿Ah, no? –Le miraste.
Dylan: No. Por qué gracias a lo de Jared, Niall te confesó que estaba enamorado de ti. Gracias a tu viaje, me conociste. Por culpa de lo de Nick, tu relación con Niall se hizo mucho más fuerte. Por lo de nuestra visita, ahora estamos viviendo en Londres, contigo. Y esto que te acaba de pasar… Pues a lo mejor es una señal de que el chico con el que tienes que estar de verdad está frente a ti, y tú no lo ves porque tienes a otra persona cegándote.
Levantaste la mirada, viéndole a los ojos.
Tú: No quiero a otra persona a mi lado, Dylan… Solo le quiero a él.
Dylan: Respeto tu decisión, y lo sabes. Pero quiero que sepas que si no me he ido ya a Australia es por ti, ___, porque me encantas.
Se levantó, dejándote con la boca entreabierta por la sorpresa.
Dylan: Buenas noches.
Intentaste responderle antes de que saliera de la habitación, pero tu voz se había quedado atascada por culpa de un nudo que se había alojado en tu garganta.
Te metiste a la cama con una sensación extraña en el cuerpo. Te sentías muy rara y no sabías como ibas a mirar a Dylan a partir de ese momento. Siempre te había parecido un chico muy guapo, y su carácter era algo extraño, pero tenía algo en él que te llamaba la atención y te gustaba.
Te quedaste dormida dándole mil vueltas al asunto. Y, al día siguiente, te despertó un mensaje en el móvil.
“Me gustaría que habláramos lo de anoche.”
Miraste de quien era el mensaje y unas ganas de llorar inmensas atravesaron tus pupilas. Apagaste el teléfono y lo dejaste en la mesita, después te metiste a la ducha para quitarte el olor a alcohol que se te había quedado la noche anterior.
Bajaste a desayunar y le sonreíste a Natasha que estaba en el salón viendo la televisión. Entraste a la cocina y Dylan desayunaba mirando a la nada.
Tú: Buenos días. –Le dijiste al ver que no te había notado.
Dylan: Buenas. –Dijo el distraído.
Tú: ¿Estás bien? –Le preguntaste mientras te servías un poco de zumo. Él asintió. -¿Seguro?
Te sentaste a su lado y él pasó la mirada de la nada hacia ti.
Dylan: ¿Cómo has dormido? –Dijo cambiando de tema.
Tú: He tenido noches mejores… -Él fingió una sonrisa.
Dylan: Opino igual.
Tú: Oye… Por lo que dijiste anoche…
Dylan: Olvídalo ¿vale? Tú estás enamorada de otro, no tengo nada que hacer contra él. –Te interrumpió.
Se levantó de la mesa, cogiendo su plato y te dejó con la boca abierta y con las palabras en la punta de la lengua. Pusiste los codos en la mesa y tu barbilla descansó sobre tus manos. Suspiraste y escuchaste el ruido del teléfono fijo sonar. Natasha se levantó para cogerlo, pero no distinguías lo que decía.
Natasha: ___, es para ti. –Llevaba el teléfono con el auricular tapado. –Es Niall.
Tú: No estoy, me he perdido o he huido del país. Lo que quieras, pero no le digas que estoy aquí.
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