Agachaste la cabeza, algo avergonzada y recordaste todos los momentos que Niall te había dicho bonita, todos los momentos que habías pasado con él, y por último, el momento en el que viste esas fotos. Al recordarlas, empezaste a correr y a descender las rocas, casi sin que él se diera cuenta por la rapidez.
Al reaccionar a lo que habías hecho, él echó a correr detrás de ti. Corrías sin mirar atrás y sin aguantarte las lágrimas. Él no podía decirte esas cosas ahora. Estabas confusa. Le querías. Querías perdonarle, pero nunca olvidarías el momento en el que él te falló.
Él se acercaba rápidamente a ti, y al darte cuenta comenzaste a correr más rápido, hasta que una de tus rodillas falló e hizo que cayeras al suelo. Él se acercó rápidamente y se agachó a tu lado. Tú tocabas tu rodilla, que sentías que cada vez te dolía más. Niall te ayudó a levantarte, con un gesto algo aturdido. Lo miraste con unas cuantas lágrimas aún en las mejillas.
Niall: ¿Por qué has corrido así? –Preguntó con la respiración agitada por haber corrido y por el susto de verte caer.
Tú: La única razón por la que debí haber venido fue por explicaciones. ¡Aún las estoy esperando! –Limpiaste tus mejillas con la manga de la sudadera.
Niall: ¿Qué explicaciones quieres, ___?
Tú: Las que intentabas decirme la noche que rompimos. La razón por la que me siento mal cada vez que me dices algo bonito desde ese día.
Niall: No sirven de nada las explicaciones en este momento. –Te dijo con el rostro serio.
Tú: ¡Si sirven! ¡Quiero tener alguna razón para poder perdonarte, Niall!
Niall: Lo he explicado tantas veces que ya creo que no tiene sentido.
Tú: Se lo has explicado a gente a la que no tenías por qué explicárselo. ¿Usarás la típica excusa de no es lo que parece, o de ella empezó el beso?
Niall: No. Lo empecé yo. Pero si te explicara el por qué me odiarías más.
Tú: Me estás confundiendo Niall. Te odiaré más si no me dices la verdad.
Niall: ¿Cómo puede ser que hemos pasado de estar tan felices a discutir en un momento?
Tú: Necesito estar sola, Niall. Lejos de ti un tiempo.
Niall: ¿Sola? Son las 6 de la mañana ___, no pienso dejarte sola.
Tú: No quiero tu compañía. No ahora.
Niall: ¿Y qué pasa si te pasa algo? No podría soportarlo. –Puso sus manos sobre tus hombros.
Tú: Yo tampoco puedo soportar lo que me has hecho Niall. Déjame sola, por favor.
Niall: Te acompañaré a casa. No hace falta que me hables si no quieres.
Él te miraba fijamente, estabais muy cerca, y en circunstancias anteriores, le hubieras robado un beso, pero en ese momento había algo que te impedía acortar esa distancia. Cada vez que lo mirabas a los labios veías la foto de él besando a otra chica. Otra que no eras tú. Alguien a quien creías mejor.
Asentiste y empezasteis a andar hacia casa de Natasha. Anduvisteis el uno al lado del otro sin decir nada. Él te miraba de vez en cuando, intentado descifrar en que pensabas, y tú solo tenías en mente todo lo que había hecho por ti esa mañana y la forma en la que creías que tú habías sido muy dura y lo habías fastidiado todo.
Al rato llegasteis a la puerta de casa y él te miró con tristeza.
Niall: Lo siento.
Tú: -Le miraste interrogante. -¿Por? –Dijiste en un susurro casi inaudible.
Niall: Creo que no tenía que haber venido. Adiós, ___.
Se dio media vuelta y empezó a andar. Tú luchaste por no dejar salir las lágrimas y entraste en casa.
Dylan estaba en la cocina, con el móvil en la mano y dispuesto a llamarte en ese mismo momento. Tu cara llena de lágrimas lo alarmó y se mostró más preocupado aún que cuando había descubierto que no estabas en casa a esas horas de la mañana. No te dijo nada, simplemente se acercó a ti y te rodeó entre sus brazos. Tú lloraste en su pecho y él te acariciaba el pelo.
Tú: Se acabó para siempre. –Dijiste entre sollozos.
Dylan: No digas eso… -Te besó la parte superior de la cabeza. –Él te quiere y no dejará de luchar por ti…
Tú: No, no. Se ha rendido. Me he rendido… Me engañó y lo fastidió todo. Yo me lié contigo y acabé de fastidiarla aún más. –Le miraste. –Ya no hay un nosotros.
Dylan: Pues yo no me arrepiento de lo que pasó esa noche. –Frunciste el ceño. –Nos besamos, y fue lo mejor que me ha pasado nunca.
Tú: Dylan, yo…
Dylan: No. No te estoy presionando. Solo quiero volverte a decir que me gustas mucho y que estoy dispuesto a esperarte y ayudarte a olvidarlo. Te quiero de verdad.
Tú: No estoy preparada para tener nada con nadie Dylan…
Dylan: Te he dicho que no te estoy presionando. Voy a esperarte. Y si al final resulta que no quieres nada conmigo, pues bueno, entonces me rendiré y dejaré que te vayas con otro. Pero por ahora pienso estar por y para ti. –Te sonrió y tú le abrazaste más fuerte.
Tú: Muchísimas gracias…
Subisteis a tu habitación y te tumbaste en la cama. Él se estiró a tu lado para hablarte hasta que te quedaste dormida, ya que no querías pasar sola ni un momento.
El resto de los días los pasaste durmiendo o simplemente leyendo y viendo películas. Estabas completamente ajena al mundo exterior, y era lo único que necesitabas. No Niall, no One Direction y no gente conocida que pregunte a todo momento como estás por la ruptura.
Llegaste incluso a alejarte mucho de tus padres, y lo intentaste con tu hermana, pero ella no dejaba que te sintieras tan decaída e iba a visitarte todas las tardes con la pequeña Lux, pero ni siquiera ella conseguía que dejaras de pensar un segundo en lo que había sucedido en tu vida desde el momento en el que entraste a trabajar con Lou.
Tu hermana te decía casi todas las tardes que Niall le preguntaba por ti, pero tú simplemente le evadías el tema. No querías saber nada de él porque solo te harías más daño del que ya sentías. Dylan te había ayudado mucho, y la verdad, estaba consiguiendo que algo naciera en tu interior hacia él, pero por el momento, no querías nada serio con nadie. Nada serio con nadie que no fuese Niall.