Tú: ¿Jared? –Abriste mucho los ojos y no respondiste cuando él te abrazó amistosamente.
Jared: ¿Cómo estás? –Sonreía y te agarraba por la cintura, cosa que te incomodaba.
Tú: Bien. Ha pasado bastante tiempo… -Estabas más incómoda por momentos.
Jared: Sí… La verdad es que sí. ¿Dónde está Niall?
Tú: No lo sé. No he venido con él.
Jared: ___, sé que no acabamos bien, pero me gustaría que fuéramos amigos.
Tú: Ya… Sí, claro. Amigos. –Le sonreíste y él te abrazó de nuevo. –Te presento, él es Dylan. –Señalaste al moreno, que os miraba desde atrás tuyo. –Es australiano y está pasando aquí una temporada con su hermana.
Jared: Encantado. –Sonrió y le dio la mano. -¿Vamos al reservado? Podremos hablar mejor.
Dylan: Claro. –También sonrió.
Te fuiste con los dos al reservado y os sentasteis en un sofá. Bebisteis bastante mientras os poníais al día. Empezabas a sentirte mareada y embriagada pero no por ello dejabas de beber. Llegaste a un punto en el que no eras consciente de tus actos cien por cien y casi por inercia te agarraste al brazo de Dylan y te recostaste en su hombro, mirándole la cara.
Te quedaste mirándole fijamente a los labios y él, al darse cuenta se acercó a ti y te besó. Tú al principio te quedaste muy quieta, casi paralizada, y él se alejó un poco, pero tú le cogiste de la nuca y volviste a acercarle a tu boca. Os besasteis un rato, hasta que sentiste otra mano en tu nuca que te alejaba de Dylan, y te acercaba a él. Jared se había unido a los besos y ahora él reclamaba tu boca.
Tú no sabías en cierta manera que estaba pasando, pero por otro lado te gustaba y te estaba excitando.
Seguisteis jugando así, hasta que alguien os sacó de vuestro trance.
*: ¿¡Qué mierdas hacéis!? –Te cogió del brazo y te levantó de ese sofá. Tú te sostuviste de él para no caer. -___, ¿Vas borracha?
Tú: Que te den, Niall. –Te alejaste de él y saliste del reservado.
Niall te seguía, vigilando que no cayeras, hasta fuera de la discoteca.
Niall: ¿Qué crees que hacías?
Tú: Divertirme.
Niall: ¿A mi costa?
Tú: Creo que tú lo pasaste muy bien en Los Ángeles.
Niall: ¡Oh, vamos! ¿Es por eso? Yo te quiero a ti, ___.
Tú: Ya claro. Y yo a ti, por eso me lio con otros cuando salgo de fiesta.
Niall: ¿Te has liado con ellos? ¿Con los dos? –Asentiste. Niall te miraba con los ojos muy abiertos.
Tú: ¿Y sabes qué? –Él no dijo nada, esperando tu respuesta. -¡Los dos la tienen más grande que tú!
Te diste la vuelta y te alejaste de él, sin poder contener las lágrimas. Cuando avanzaste lo suficiente, te diste la vuelta y le gritaste.
Tú: ¡Qué sepas que hemos acabado, por si no te habías dado cuenta! –Te secaste las lágrimas y volviste a caminar, haciendo eses.
Llegaste a casa y te diste cuenta de que no podrías seguir ahí si ya no estabas con Niall, así que llamaste a Natasha que seguía en la discoteca con Nadia.
Natasha: ¿Sí?
Tú: Natasha, he discutido con Niall.
Natasha: ¿Dónde estás?
Tú: En su casa. No quiero quedarme aquí… Lo hemos dejado.
Natasha: Dios… Bueno, ya voy para casa, coge tu ropa y vente a mi casa ¿vale?
Tú: Vale… Gracias, Nat.
Natasha: De nada princesa.
Subiste a la habitación y recogiste toda tu ropa. Bajaste la escalera, y cuando abriste la puerta, lo viste a punto de meter la llave para entrar.
Niall: ¿Te vas? –Apuntó a tu maleta.
Tú: ¿Acaso importa?
Niall: A mí me importa. –Te miró fijamente inexpresivo.
Tú: ¿Ahora sí, no? Venga. –Le esquivaste para salir, pero él te cogió del brazo.
Niall: Déjame explicártelo.
Tú: ¿Ahora dirás que nada es lo que parece? Niall, déjame ¿vale? Estoy borracha y lo que menos necesito es que me rayes la cabeza.
Niall: Por eso mismo tienes que dejar que te lo explique. Estás borracha y no sabes lo que dices. Podemos hablar mañana y…
Tú: Niall, tomé esta decisión antes de emborracharme. El alcohol me ha ayudado a soltártelo sin pelos en la lengua. Se acabó.
Te soltaste de tu agarre y saliste de la casa bajo la atenta mirada de Niall que reprimía las lágrimas. Se sentía un gilipollas, aunque sabía que sentirse así no serviría de nada.
Anduviste hasta la nueva casa de Natasha y la esperaste sentada en las escaleras del porche. A los cinco minutos de haber llegado, apareció ella con Dylan.
Natasha: ¿Llevas mucho tiempo esperando?
Tú: No… Me he entretenido al salir de casa.
Dylan: ¿Has hablado con Niall? –Le miraste e hiciste un puchero. Las lágrimas empezaron a salirte y él se acercó a abrazarte.
Tú: Le he dejado. –Sollozaste. –Y me arrepiento muchísimo. –Lloraste más fuerte.
Natasha: Vamos… Entra y nos lo explicas mejor.
Entrasteis a casa, os sentasteis en el sofá, y, después de tomaros una pastilla cada uno para no tener resaca al día siguiente, empezaste a contarles todo lo que había pasado con Niall desde el primer momento que empezaron vuestros problemas.
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