*: Uh… La gatita saca las garras. –Se acercó a ella por la espalda. –Agarradla de los brazos.
Los dos hombres que la habían llevado hasta allí hicieron lo que él les ordenó. Intentaste forcejear, pero no podías con ellos.
*: -Te echó todo el pelo a un lado, dejando tu oreja derecha al descubierto. Te fue haciendo un caminito de besos hasta ella. –Te he echado de menos… -Le dijo en un susurro cuando llegó a la oreja.
Tú: Me sigues dando el mismo asco, Nick.
Nick: Veo que es cierto lo que me dijo Max. Has cambiado. Y para bien. –Le puso las manos en la cintura, acercándola a su pecho.
Tú: ¡QUÉ NO ME TOQUES, JODER!
Nick: Basta ya de hablarme así. Te conviene que nos llevemos bien, princesa. –Movió las manos hacia su vientre, y ella desde adelante, le dio una patada en sus partes. -¡DIOS! –Exclamó mientras se encogía de dolor. –Llevadla al sótano otra vez. Atadla a la silla y amordazadla. Esta no sabe quién soy yo.
Los dos gorilas, como los habías apodado, le hicieron caso y te llevaron allí debajo de nuevo. Mientras te ataban a la silla les hablaste.
Tú: ¿Siempre hacéis lo que os dice? Pensaba que los gorilas como vosotros tenían personalidad propia, no eran marionetas.
Gorila1: Veo que se te ha soltado la lengua, eh. –Le acarició la mejilla y ella apartó su cara bruscamente.
Tú: No me da miedo, si es lo que pensáis. Ni él ni nadie.
Gorila2: Ya, pero si yo fuera tú, controlaría la lengua cuando estés cerca de él. –Los dos rieron.
Te pusieron un pañuelo en la boca, dejándote sin poder hablar.
Al rato volvió Nick, se agachó a tu altura y se rio.
Nick: La verdad es que sí que estás preciosa, pero con estas pintas estas mucho mejor. –Te sonrió cínicamente y de golpe, te soltó una bofetada.
Soltaste un gruñido por el dolor. Notabas como tu mejilla se encendía y te picaba. Lo mirabas con rencor. Esperó un momento y te dio otra bofetada, en el otro cachete.
Nick: ¿Vas a aprender quien manda por las buenas, o tengo que seguir?
Tus ojos se aguaban. Necesitabas a Niall. Necesitabas sentir sus brazos a tu alrededor. Necesitabas su calor, sus besos. Sus ojos azules.
Él estaba dando vueltas por la habitación mientras los chicos trataban de calmarlo. Todos estaban demasiado alterados. Niall se sentía culpable. Se odiaba por el hecho de haberte dejado salir sola, por no haberse ofrecido a ir a buscarte. Realmente, tenía miedo. Pánico.
Louis: Niall… Vamos a casa, tienes que descansar. –Le puso su mano en el hombro.
Niall: Descansa tú, Louis. Yo no podré hacerlo sabiendo que estará vete tú a saber dónde… ¡JODER! –Le pegó un puñetazo a la pared.
Liam se acercó a él y lo abrazó.
Liam: Cálmate, ¿Vale? Ya has oído que están haciendo lo posible y más. Paul está allí afuera buscándola. La van a encontrar, y si no, ya me encargaré yo de ir casa por casa, país por país hasta que la encuentre. Aun que me lleve toda una vida hacerlo. –Se abrazaron.
Niall no pudo evitarlo más y estalló en lágrimas.
Niall: Joder… Si no la encuentro no me lo voy a perdonar nunca chicos…
La puerta sonó, y Harry se levantó a abrir. Ahí aparecieron Lou, con Lux, y su madre. Las dos parecían destrozadas.
En cuanto Lou vio a Niall lo abrazó.
Lou: ¿Cómo estás? –Se reprimía las lágrimas.
Niall: Mal… -Volvió a abrazarla.
Vio a la madre de ___ detrás y se separó de Lou. Se acercó a ella y le habló.
Niall: Lo siento muchísimo de verdad. Sé que confió en mí al dejarla venirse a vivir conmigo y sé que les he fallado. No sabe cómo me siento ahora…
Ella le acarició la mejilla y lo abrazó, haciéndole saber así que lo entendía, que compartían el dolor, y que no quería que él se culpara, que él no era el culpable.
Tm: No te culpes, Niall. Tú no tienes la culpa. La culpa es de los que se la han llevado, yo sé, por cómo estás ahora y por la forma en que la miras que la vas a cuidar. Ahora y siempre. E igual que confié antes, voy a confiar ahora y confiaré en ti siempre, ¿Vale? –Él la abrazó mientras asentía.
Te sobaste las muñecas cuando te soltaron. Llevabas más de dos horas ahí atada. Hacía un rato que te habían desenmordazado, pero no te soltaron. Habías estado llorando y todo en tu cabeza daba vueltas. Hacía casi un día entero que no comías nada y habías perdido mucha fuerza luchando contra ese imbécil y sus gorilas.
Gorila2: Tú, ven. Nick quiere que comas algo.
Tú: No quiero comer nada. –Mentiste.
Gorila2: ¿Prefieres morirte de hambre?
Tú: ¿A tener que verle la cara a ese gilipollas? Creo que es obvio.