Pasaban las semanas, y tú seguías enseñándoles Londres a Dylan y Natasha. Esos días que se suponía que iban a quedarse, se convirtieron en semanas, y las semanas se iban alargando cada vez más. Niall y tú empezabais a dudar que os pudieran dejar algún tiempo a solas, y eso empezaba a desesperaros. Él de vez en cuando soltaba alguna indirecta, en plan: ¿Y vuestra familia, habéis hablado? O, os tendrán que echar de menos, eh. Tú solo respondías a fulminarlo con la mirada o pellizcarle disimuladamente para que se callara.
Era cierto que no querías que siguieran en vuestra casa, pero también era cierto que te habían ayudado durante muchos meses y querías devolverles el favor de alguna manera, pero también era cierto que ahora más que nunca necesitabas privacidad con Niall. Necesitabas estar a solas con él como una pareja normal.
Niall: Pf. No lo aguanto más… -Te dijo una tarde, casi cuatro semanas más tarde. –No tenemos tiempo para nosotros entre una cosa y otra… Estoy harto.
Tú: Lo sé… -Te fregaste la cara con tus manos. –No puedo decirles que se vayan, así tal cual…
Niall: Ya… Pero esto no es serio, amor. –Se acercó a ti y te abrazó, acostándote en el sofá. –Necesito sentirte cerca.
Tú: Necesito que me sientas cerca. –Le besaste, rodeándole el cuello con tus brazos y la cintura con tus piernas.
Él te alzó y subió la escalera, contigo en brazos. Entró en la habitación y te recostó en la cama, colocándose entre tus piernas sin dejar de besaros. Le quitaste la camiseta y volviste a besarlo mientras le acariciabas el torso y él acariciaba tus piernas. Comenzó a subir hasta tu abdomen y empezó a acariciarte por debajo de la ropa. Se acercó a besarte el cuello y cerraste los ojos.
Unos minutos después, escuchaste la puerta y notaste como los labios de Niall se separaban de tu cuello y su peso se alejaba de golpe de tu cuerpo.
*: Perdón. –Escuchaste como se cerraba la puerta de nuevo.
Abriste los ojos y viste a Niall sentado en la cama y frotándose la cara.
Niall: Esto está pasando a otro nivel. –Te dijo sin mirarte.
Tú: Lo siento… -Te acercaste a él y lo abrazaste, rodeándolo y acercándolo a ti.
Niall: Oye, ahora vuelto. –Dijo después de estar un rato pensativo.
Tú: Em… Vale.
Se levantó y se puso la camiseta, cogió el móvil, la cartera y las llaves. Te besó y salió.
Te vestiste con un pantalón ajustado y una sudadera de Niall, te hiciste una coleta y bajaste. En la cocina estaban hablando Dylan y Natasha.
Dylan: Lo siento por… Lo de antes.
Tú: No importa. –Intentaste sonreír.
Natasha: Oye, ___... Que no queremos ser una carga para vosotros, y bueno, llevamos bastante tiempo instalados de gratis y no queremos molestar, de verdad...
Tú: No molestáis… A mí me ayudasteis mucho en Australia, y os estoy devolviendo el favor… Solo que queremos un poco más de privacidad… Ya sabes.
A Dylan se le oscureció la mirada y salió de la cocina, con la cara enfadada.
Tú: ¿Qué he dicho? –Preguntaste confundida.
Natasha: No lo sé. Pero tranquila, no eres tú. Lleva unos días siendo muy insoportable.
Tú: Ah…
Natasha: Volviendo al tema de antes… Que si lo que necesitáis es espacio para vosotros, no te preocupes, Dylan se volverá en breves a Australia… Y yo bueno… Estoy pensando en quedarme en Londres. Pero solo estaría aquí hasta que encontrara un piso para mí.
Tú: ¿Cómo que se va? ¿Por qué?
Natasha: Bueno, en el tiempo que no estuviste estuvo saliendo con una chica y… No lo sé seguro, pero creo que es su chica, así que supongo que se va por ella.
Tú: Ah, genial.
Natasha: ¿Entonces estás de acuerdo en lo de que me quede en Londres?
Tú: ¿Por qué no iba a estarlo? Además, no soy nadie para prohibírtelo. –La abrazaste.
Seguisteis hablando hasta que casi al atardecer apareció Niall. Te pidió que hicieras una mochila con algo de ropa de los dos para el día siguiente –lo que te aseguró que no dormiríais en casa- y te vendó los ojos antes de ayudarte a subir al coche.
Tú: ¿Dónde me llevas?
Niall: Es una sorpresa… -Encendió la radio y puso algo de música romántica.
El camino se os hizo bastante corto mientras cantabais. A ti te daba inseguridad no poder ver, pero como estabas a su lado todas tus inseguridades se iban, solo confiabas en él. Cuando llegasteis te ayudó a bajar, cogió la mochila de la ropa y te paró en medio de no sabías donde. Te pidió que esperaras unos minutos y después quitó la venda de tus ojos y pudiste observar una casita acogedora, típica de un cuento.
Delante de vosotros había un camino. Te abrazó por la cintura y te incitó a que siguieras caminando, sin miedo. Lo hiciste y llegaste frente a la puerta. Él te entregó una llave y te pidió que abrieras. Lo hiciste y viste que dentro había una cama de matrimonio y una mesa con unos platos tapados. Te giraste y lo miraste.
Tú: ¿Y esto?
Niall: ¿Sorpresa? –Sonrió tímidamente.
Tú: ¿Por qué?
Niall: Porque no aguanto más sin poder decirte que te quiero libremente, sin poderte besar donde sea, sin poder coger y hacerte el amor en el primer sitio que encuentre ¿Sabes? Porque nos merecemos un descanso, juntos… -Te acercaste a él y le abrazaste.
Tú: Eres el mejor. Eres adorable y no puedo creer que hagas esto por mí…
Niall: Por ti y porque te quiero.
Tú: En realidad es una locura…
Niall: Siempre hay un poco de locura en el amor, ¿no? –Te abrazó y te besó apasionadamente.
Esa iba a ser vuestra noche, solo vuestra. Sin interrupciones. Solo tú y él.