Sentimientos encontrados

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Estoy instalándome en mi nueva habitación, aunque no hay mucho que hacer solo poner la ropa en sus respectivos cagones.

— Coco! Estás emocionada? — le preguntó a la gata.
— Miau — responde ella.
—si! Yo también — le digo, parezco una loca hablando con el gato.

Después de una hora y media por fin acabe de desempacar todo! Mi baño es perfecto como un hotel, tengo una bañera preciosa de mármol.

Salgo de el, me encaminándome hacia la cama cuando...

Mi celular suena, lo agarro y veo 18 llamadas perdidas de Leila.
Me tapo la boca, se me había olvidado decirle que todo está bien.

La llamo para así aclararle que todo está perfecto.

— Leila! Estoy bien tranquila! — le digo rápido para que así no me grite.
— HANA NESSMAN CASI ME DA UN ATAQUE AL CORAZÓN — dice gritando.
— si, lo siento es que estaba arreglando mis ropa — le digo riéndome.
— uff! Pensé que él ya te había violado, matado y escondido — dice susurrando.
— nah! No es tan malo, me hizo una habitación exclusivamente para mi! — le digo emocionada.
— ¿Que? Mañana mismo voy a tu nueva casa con tu marido a verla — dice muy segura.
— no es mi marido... —
— eso es lo único que te intereso de lo que dije eh! — dice riendo.
— shh! No lo es —
— que si! Que si! Pero ya te gustaría que lo fuera —
— pues si! — digo tirándome a la cama y riéndome como una niña pequeña enamorada.
— me tienes que invitar a la boda —
— Claro que si, tú serás mi dama de honor... por cierto que pasó con jake y tú? — le preguntó recordándome de lo que pasó en mi casa.
— eh!? El que? Ushh no te escucho Hana? Estás ahí? —
— Leila no te hagas la loca! — le digo regañandola.

Pero no me contesto más ya que me corto la llamada, me río, hizo la vieja confiable, hacerse la sorda como si la señal estuviera interfiriendo.

Suena mi teléfono dándome indicaciones que llego un mensaje.
Lo abro y leo lo que Leila me pone diciéndome  cuánto me ama mientras se despide poniéndome buenas noches.
Niego con la cabeza y optó por no responderle.

Me dispongo a salir de mi preciosa habitación, estoy llendo al salón cuando veo a un Ares poniéndose una chaqueta de cuero, agarrando las llaves del coche encaminándose directamente hacia la puerta.

— ¿ vas a salir ? Mañana hay colegio... vuelve temprano — le digo un poco nerviosa por lo que me vaya a responder.

Ares se gira mirándome de reojo y negando con la cabeza, suspira y me dice.

— Hana, ¿ cuál es la primera regla ? — me pregunta.

La primera regla? Ummm, mierda! Que era? Creo que es que puedo pedirle dinero cuando quiera no? ... no! No creo, cuál es??.

— N-no s-seas curiosa? —
— Correcto Hana, así que por esta vez te la perdono pero la próxima te voy a castigar — dice caminando dónde estoy.

Asiento con la cabeza despacio, él alza una mano, me asusto así que me encojo en mi lugar protegiendo mi cara pero lo que siento es una acaricia en mi cabeza no una cachetada como pensaba que iba a pasar.

— Shh, ya, te dije que no te voy a castigar — dijo mientras me mostraba una dulce sonrisa.

Me quede embobada admirando tal belleza, una risa ronca me saco de mi ensoñación.

— ¿por qué me miras como si fuera la última cosa-cola del desierto? Hasta se te está cayendo la baba — dice riéndose.

Me pongo roja de la vergüenza, no me lo puedo creer me pilló contemplándolo.

— l-lo siento — digo agachando la cabeza.
— no tienes que disculparte por estar mirándome, si quieres te doy un beso — dijo coqueto.

Abrí los ojos sorprendida, me daría un beso si se lo pido? Ummm sentir sus carnosos labios otra vez ... que tentación.

— ¡si! Lo quiero — dije sonriendo.
— siento que voy a besar a mi hermana pequeña — dijo riéndose de... pues se mi!.

Deje de sonreír, seguro me ve como su hermana pequeña por eso nunca me ha tomado enserio, seguro bromeó con lo del primogénito, si! Eso debe de ser.

Mi ánimo está decayendo cuando sentí una sensación extraña en mis labios abrí los ojos, azul, eso es lo único que podía ver unos hermosos ojos azules, como el mar.

Los cerré para no perderme más en ellos.
Pase mi mano por su sedoso cabello negro como la sombra que te persigue en un día soleado.

— mmm — gemí, se siente tan bien.

Un brazo musculoso se paseo por mi cintura apretándome contra un pecho que latía tan rápido como el mío. Me está estrujando tan fuerte que siento que en algún momento nos vamos a fundir en uno mismo.

Otra mano hace su recorrido hasta alcanzar una mejilla de mi redonda cara y estrecharla para así sentir mi boca conectada a la suya por más tiempo.

Abrí mis oscuros ojos, sus bellos ojos ahora están cerrados, sonreí eso significa que está sintiendo lo mismo que yo, que no soy una cualquiera.

Me tire a sus brazos enredando mis piernas alrededor de su fornido torso.

Escuche un gruñido y una ronca risa.

— ¿quieres matarme gatita? —

Me separe de él y le acaricie una mejilla, Ares paro de reír me miro más detalladamente sentía que podía ver mi alma si seguía observándome de esa manera pero no quería que parara, por fin me contempla, pienso.

— te amo — le digo mientras junto mi nariz con la suya.

Él tensa su mandíbula y por un momento vi algo en sus ojos, creo que fue un rastro de sentimientos verdaderos como si fuera a llorar.

— lo sé — dice mientras me da un último beso y me deja en el suelo.

— voy a volver mañana, así que no me esperes despierta, en la nevera hay comida — dice mientras se dirige a la puerta principal.

Siento un dolor en el pecho quiero decirle que no se vaya que no me deje sola pero las palabras no salen de mi garganta y él ya se ha ido.

— ¿por qué no puedes quedarte conmigo? — digo en un susurro.

ARESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora