Abriendo su corazón

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— vamonos antes de que venga tu tío y nos encuentre aquí — le comentó a Leila.
— si, está bien —

Salimos de la comisaría, nos encaminamos por las estrechas calles con destino al coche.
Ya dentro de él nos pusimos a hablar de lo que habíamos encontrado, pistas y demás.

— los padres de Sasha trabajaban para la empresa Stone, voy a hablar con Ares seguro él sabrá algo de la familia Morrison cierto?— le preguntó a la rubia que está conduciendo.
— si, me parece perfecto pero y si se pone violento? —
— no creo ha estado muy tranquilo últimamente — le digo sonrojada.
— hm, ¿por qué será?— dice Leila riéndose.
— shh, presta atención a la carretera — le digo para cambiar de tema.
— está bien por hoy te salvas nena — dice riéndose.

Recibo un mensaje de texto por parte de mi hermano mayor diciéndome que Ares no me puede recoger que si puedo ir al apartamento por mi cuenta, le respondo poniendo "está bien, Leila me lleva".

— ¿Leila puedes llevarme al apartamento?—
— si, cariño pero te saldrá caro — dice riéndose mi uber personal.

Aparca al frente del apartamento, me despido con un simple adiós y un té amo saliendo del coche.

Saludo al portero mientras camino hacia el ascensor, pico el número 26, me miro en el espejo mientras espero a que llegue a mi destino, se abren las puertas llegando a mi destino, salgo de este y me dirijo hacia la puerta 26 A busco en mi bolso como media hora hasta que encuentro las llaves, abro y todo está muy oscuro solo se ven las luces de la cuidad y un chico recostado en la ventana.

— ¿estás bien? — digo acercándome a Ares.

No me responde, tiene una especie de bebida en su mano derecha mientras que mira la ciudad con ojos perdidos, sin vida.

— todo es culpa de él, lo sabías? Yo la necesitaba tanto y me la arrebató y junto con ella se fue mi infancia — dijo mirándome.

Me quede muda, nunca habla de su vida Personal, quién es ella? Quién es el que le arrebató todo? Mejor me quedo quieta y callada para que siga abriendo su corazón.

— necesito un hijo Hana, enserio lo necesito para llegar a ser jefe y ¡matarlo! — escupió lo último con asco.

Me senté he lo mire allí todo abatido como un niño huérfano sin amor, solo, tan vulnerable.
De pronto sus ojos me vieron pero esta vez su mirada fue distinta tan similar a la del niño de mi sueño, en ella hay dolor con una pizca de esperanza.

— ¿ me lo darías? — me pregunta esta vez mirando hacia el suelo, como un niño preguntándole a su madre.
— si, sin duda alguna — le dije pero lo que no sabía es que diciéndole aquellas palabras sentenciaría un cruel destino.

Él me miró acto seguido me dio una sonrisa ladeada mientras se inclinaba hacia dónde yo me encontraba, ya sabía lo que iba a pasar ya sabía lo que me haría, pero lo amo tanto que moriría por él si hiciera falta, desde aquella vez en aquel hospital cuando sus ojos por primera vez me miraron fue como si no me importara nada más que él.

Sé que este amor es tóxico, lo sé, pero esta vez quien me lo dice es mi corazón no mi cabeza, esta vez está pensando y sabe muy bien que esto acabará mal, ni siquiera me ha dicho que me ama y le voy a dar un hijo? Estoy loca? Pues si, lo estoy que se le va a hacer, después de todo es lo único que tengo y que recuerdo.

Mientras pensaba él ya me había quitado casi toda la ropa estando encima mío besándome por el cuello, no lo voy a detener yo también deseo esto tanto como él.

Sentí un pequeño dolor cuando entró en mi pero fue sustituyéndose por placer, nos estábamos convirtiendo en uno solo, en mente y cuerpo, lo sentí y Ares también, su mirada su toque había cambiado, ya no era rudo, ya no lo sentía intimidante, al contrario ahora es dulce y su mirada comprensiva.

Esa noche fue especial, diferente me sentí amada por primera vez y creo que el pelinegro también.

Después de ese día todo fue normal, o eso creía yo, hasta que le pregunte sobre ella.

— Ares, ¿puedo hacerte una pregunta?— le dije curiosa.
— claro, dime — dijo viendo la televisión.
— quién es aquella mujer que dijiste hace unos días cuando estabas un poco borracho — pregunte.
— mi madre — dijo cortante.
— está bien, umm,  ¿conoces a una tal familia llamada Morrison? —
— ¿que? — dijo un poco alterado mirándome.
— ¿conoces a Sasha Morrison?— dije un poco asustada.
— NO, no los conozco y no vuelvas a preguntar por ellos, ¿ENTENDISTE? — dijo gritando.
— s-si —

Salí de allí huyendo, no quería que se enfadara más y me hiciera daño, soy una estúpida, estábamos tan bien, por qué tuve que preguntarle sobre ellos? Argh.

Me acosté en mi cama, será mejor que descanse un poco hasta que él se tranquilice.

— ¿quieres saber más de él, Hana? — dijo una voz.
— ¿quién está ahí?— dije levantándome del sofá? Que hacia yo aquí?.
— tranquila, solo dime sí o no — dijo la voz juguetona.
— si — dije curiosa.
— te contaré una historia — dijo la voz.

Se encendió una luz que se reflejaba en una pared blanca, entonces salió una sombra con forma de niño.

— había una vez un joven muy solo, tenía dinero, dolor y sufrimiento, lo único que aquel triste chico quería era alguien que lo amara, entonces la oscuridad fue adueñándose de su ser, poco a poco sus demonios lo dominaban hasta tal punto que el pequeño ya no sonreía—

Era extraordinario como las sombras contaban la historia se veía al chico muy triste , me era familiar esa narración.

— Un día los socios del monstruo de su padre trajeron a la mansión a una pequeña niña, muy hermosa e pura, la chica quería hacer sonreír al desdichado chico, le contaba chistes, le sonreía, le daba cartas pero él nunca sonrío, la infante empezó a agarrar Flores del jardín y se las traía al joven, todos los días él tenía una flor en su escritorio—

Que es esto? Mire hacia todos los lados pero no hallé la voz ni de dónde provenía La Luz solo se veía la penumbra en aquella pared blanca, que por cierto parecía un teatro de sombras como las que utilizaban en la antigüedad de la era China para entretener.

— un día, el apuesto joven le grito a la niña  "deja de mandarme flores nunca voy a sonreír , no te necesito a ti ni a nadie" la pequeña no se rindió y siguió enviándole Flores junto con cartas, cartas de amor, el muchacho sorprendido fue a reclamarle y la pequeña le dijo con una sonrisa " aunque tú oscuridad te invada yo nunca tendré miedo de perderme en ella " dijo acariciandole la maltratada cara del crío, él sorprendido por el gesto de la pequeña y las palabras que dijo no pudo más y se echó a llorar, la chiquilla abrazo al destruido chico y unió pieza por pieza su roto corazón.—

Empezaron a salirme las lágrimas no entendía por qué pero esa historia me recordaba algo pero no lograba saber que era, me dolía el pecho, quiénes eran los niños de esa historia, quién era el muchacho asolado y la niña con complejo de héroe ?

Me desperté bruscamente, me quede dormida, toque mi cara y está mojada? He estado llorando, el sueño ha sido tan real.

ARESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora