Érase una vez

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— ¿Ares, donde estás? — preguntó una dulce voz.

"Nunca lo sabrás", ahora mismo estoy en una rama de un árbol de mi jardín, está niña es una molestia ha estado persiguiéndome desde hace 5 años, regalándome Flores desde entonces.

— No te escondas, ¿estamos jugando? Entonces te encontraré — comentó risueña mi pequeña de cabellos claros.

No estamos jugando estúpida, estoy huyendo de ti. Como me gustaría decirle eso, pero aún diciéndoselo ella hace caso omiso, sigue persiguiéndome con una sonrisa aunque la siga rechazando, tan estúpidamente inocente.

— te encontré — susurraron en mi oído.

Me giré sorprendido encontrándome con unos hermosos ojos color miel. Fue tan grata la bienvenida de ella que me caí del árbol.

— ¡cuidado! —

Y ella encima mío.

— ahh! Mi espalda — espete, ya que todo el golpe me lo llevé yo.

Empuje a la niña de encima mío y ahí quede Observando el azul cielo.
—¿Allá se encuentra tu mamá? — preguntó ella recostándose a mi lado
— no... está muerta — dije para que ya se callara la boca.

Sentí su tacto en mi rostro.

— sasha cuantas veces te he dicho que no me toques — dije quitándole bruscamente su mano.
— muchas, pero ahora mismo acabas de poner una cara muy triste — comentó mientras se subía encima mío.
— boba yo no estoy interesado en niñas de preescolar así que quítate de encima mío — empecé a hacerle cosquillas.

Su risa... es muy hermosa no me cansaría de escucharla, cambiamos de lugar quedando ahora yo encima de ella ,sus carnosos labios formaban una preciosa sonrisa, sus ojos brillaban sus mejillas ahora estaban rosadas por el sofocante calor.

— Estas  sonriendo — sasha volvió a acariciarme la cara pero esta vez si la deje.

Poco a poco iba acercándome a ella ya no podía, siento que estoy perdiendo fuerzas ante ella.

— Bueno, Bueno, Bueno quién iba a decir que Ares es pedófilo — hablo mi enemigo acabando con la magia.

— Kaiet ¿ quien carajo te dejo entrar ? — comente con repugnancia mientras me disponía a levantarme.
— por si no lo sabes tu padre y el mío están haciendo negocios —

Rodé los ojos, me importa una mierda.

— ¿como se llama está preciosura?— coqueteo el tarado con mi pequeña.

Mire a sasha pude ver cómo se sonrojaba por qué le habían dicho preciosa.

— No te importa — dije arisco escondiéndola detrás mío.

Kaiet me tiro una mirada asesina.

— No te lo pregunte a ti, se nota que no te enseñaron modales — escupió con despreció.

Sonreí maliciosamente, tape los oídos de mi princesa.

— Desgraciadamente no me instruyeron modales porque estaban muy ocupados enseñándome ha apretar un gatillo —

Vi como él se tornó pálido por el secreto que acaba de contar y sasha riéndose por qué mis manos le hacían cosquillas en los oídos.

ARESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora