El Callejón Diagón

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Miro a mi alrededor con los ojos como platos. No tengo ni idea de dónde estamos, pero me encanta el lugar, nunca lo había visto. Mi familia estaba igual, y el señor Dumbledore nos observaba con una gran sonrisa. Aquel lugar tan chulo era una calle un pelín estrecha, llena de gente con ropas que en la vida había visto. Tan coloridas y... Fuera de lugar. En nada, llego a la conclusión de que me encanta este sitio.
-¿D-dónde estamos? -pregunta mi padre, pálido.
-Estamos en el Callejón Diagón. -responde el mago.
-¿En dónde?
-Uno de los lugares más conocidos por los magis y las brujas. Aquí se venden todo tipo de artefactos mágicos para ellos, desde los más básicos hasta los más complejos, desde los más imprescindibles hasta los más descabellados posibles. Iremos a ver algunas de las tiendas, para que me entiendan. Empezaremos por comprarle la túnica junto con el uniforme y la varita con algunos galeones.
-¿Galeones? -mi madre tiene cara de no entender nada. Como todos nosotros.
-La moneda que se utiliza aquí. No se preocupen, el dinero muggle se puede cambiar por galeones en cualquier banco.
<<Si que lo tienen bien montado los magos estos...>>
Mis padres flipan. Mi hermano flipa. Yo flipo. En colores, además.
-Vamos. -nos dice el señor Dumbledore, ya que ningunl de nosotros se movía con toda la impresión.
Le seguimos hasta una tienda de túnicas y uniformes con escudos que, supongo, eran de dicho colegio. Estaba lleno de gente, todos diferentes unos de otros, con muchos colores, muchos con una sonrisa en la boca. Es extraño, pero me siento como en casa. Mientras el señor Dumbledore habla con una dependienta con un voluminoso pelo y mis padres estaban mudos junto con mi hermano, me permito curiosear por la tienda como Pedro por su casa. Voy hasta unos maniquíes que tienen un uniforme rojo, muy bonito por cierto. Sin embargo, parece ser de otro sitio o para otra cosa, porque todos los uniformes y túnicas que compra la gente son negras. Tengo una curiosidad que me cancorme el alma, quiero saberlo y aprenderlo todo sobre la magia y, sobretodo, saber que puedo hacer con ella.
-¡Mamá, te lo digo en serio, necesito un nuevo traje de Quidditch! ¡El que tengo me queda pequeño! -oigo que dicen por ahí.
<<"Quidditch". Interesante. ¿Qué es eso? Ni idea. Puede que el señor Dumbledore lo sepa, él lo sabe todo. O al menos tiene cara de saberlo todo.
-¡Oh vamos, no es tan caro, con algunos galeones que tengo guardados, puedo ayudarte con el gasto!
-¡Me vas a acabar con todo lo que tengo en mi cámara de Gringots! -la conversación ajena continúa.
<<"Gringots". Mm. Tiene que ver con el dinero, eso seguro. ¿Dónde se guarda el dinero, quizás? Puede. Se lo preguntaré al señor Dumbledore luego>>.
No veo venir a un chico que corre hacia el uniforme rojo y choca contra mí, tirándome al suelo. Me quejo sonoramente al dar con la cabeza contar el suelo, aunque con el ruído que había nadie me oyó.
-¡Merlín! ¡Lo siento mucho, n-no quería...! ¿Estás bien? ¡Lo siento mucho, de verdad, soy un patoso! -el chico me ofrece la mano y me ayuda a levantarme.
-Estoy bien, no te preocupes. -lo miro y sonrío.
Él se me queda mirando, como si le sorprendiese. Y yo me quedo igual, no sin antes sonrojarme. Me coloco mis gafas un poco mejor de lo que estaban para ver mejor lo que había delante de mis ojos. En la vida había visto a nadie con semejante color de pelo, un naranja realmente fuerte, como el fuego. Al fijarme en su cara descubro que está cubierta por un montón de pecas diminutas, alrededor de su nariz, boca y ojos. Estos últimos eran de un azul muy fuerte también. Increíble. El chico se sonroja y en seguida me doy cuenta de que me he quedado mirándolo como si nada, mientras nos habíamos metido de lleno en un silencio realmente incómodo. Para salir de este percance, acierto a decir:
-Soy de las personad más patosas del mundo, estoy acostumbrada a vivir en el suelo como quién dice, así que no te preocupes.
Me sonríe, como si me entendiera a la perfección.
-Aún así lo siento mucho. Venía a ver el equipamiento de Quidditch, ese que está ahí. Espero que le queden alguno... Tú también lo estabas mirando, ¿verdad? ¿Te gusta el Quidditch?
<<Ay la madre. ¿Y ahora que digo? A ver, claramente es algún tipo de deporte, o por lo menos es parecido...>>
-Pues... Sí, la verdad es que sí. Me interesa bastante, aunque sé muy poco del tema en sí...
El pelirrojo me sonríe, más animado.
-¿Y estás en algún equipo? Me da que no, porque me sonarías de verte en alguna vez...
-Eh... No, no estoy en niguno. -le digo con uma sonrisilla de disculpa.
-Ah, ya me parecía.
-¿Y tú? ¿Tú estás en alguno?
-Pues sí, sí que lo estoy. -me dice orgulloso, hinchando el pecho.- Represento a mi casa como Guardián.
-¡Ala, que guay! -verme entusiasmada hace que sonría mucho más y un ligero rubor le cubre lad mejillas.- ¿Y a que casa perteneces?
-¡Ronald Weasly, ven aquí si no quieres irte sin tu equipación! -grita una mujer a lo lejos.
-¡Voy! -grita mi nuevo amigo, girándose hacia alguien que no acierto a ver. Luego se dirige a mí algo sorprendido y puede que decepcionado.- ¿Nunca me has visto jugar en los partidos? Ya sabes, los míticos partidos entre Gryffindor y Slytherin?
-Pues... Pues no... Lo siento...
¿Cómo iba yo a ver un partido entre alguna de las casas de Hogwarts si nunca en mi vida he estado allí? La verdad es que me encantaría ver uno, pero no le voy a decir que este es mi primer año en la escuela, cuando tengo 14 años y no once. Me da que no es buena idea hacerlo de momento, no.
<<Muy bien, Rocío. Tú diciendo que te gusta el Quidditch y ahora le dices al pobre chaval que en la vida has visto uno. Muy lista, chata, si señor. Aplauso para ti.>>
-No te disculpes. Represento a Gryffindor, soy un muy orgulloso león. -me señala el escudo de lo que puede ser la casa de Gryffindor en la túnica que tiene en el brazo, dónde se puede ver a un león rugiendo.
-Muy buena casa. -deduzco en voz alta.
-¡Y tanto que sí! Pero dime, ¿y tú? -palidezco. <<Que no me lo pregunte, que no me lo pregunte, que no me lo pregunte...>>- ¿En qué casa estás?
<<Mierda>>
-Eh... -me río nerviosamentea nte la mirada inquisitiba del chico. <<¿Y ahora que hago? ¿Le... Le miento? No hombre no, me verá con el sombrero ese raro del que me habló el señor Dumbledore, ese que te dice a que casa perteneces, y no voy a empezar mi vida "mágica" con mentiras. Me niego, vamos>> ¡Ay la madre! ¿Qué hago yo ahora?- Es... Es un poco díficil de explicar... -digo, colorada.
-¿Cómo es eso? -me mira inquisitibo.
-Pues sí... A ver... Es que yo...
-¡¡Ronald!! -grita la misma persona que llamó a mi amigo por primera vez.
-Oh vaya... Me tengo que ir, lo siento. -me sonríe.- Mi madre se pondrá furiosa si no voy.
-¿No lo está ya?
-No. -me dice con una carcajada.-Todavía, claro. Un placer conocerte... Esto...
-Rocío.
-¡Rocío! Soy Ron. Ron Weasly.
-Encantada, Ron. -le tiendo la mano algo tímida y Ron me estrecha de buena gana y con fuerza.
-Espero verte en la estación, Rocío. Eres muy maja. -me sonrojo con esto último. Sí, sé que puedo sonrojarme demasiado, ¡pero no puedo evitarlo!- Cuando montemos en el tren y vayamls a Hogwarts te presentaré a mis amigos. ¡Les caeras genial, ya lo verás! Me has caído bien a mí, que puedo ser un poco uraño a veces, ¡imagínate a ellos!
Se va tan rápido como ha venido y cuando lo pierdo de vista, me giro para volver a observar el uniforme de Quidditch.
-Mm. Quizá debería unirme a un equipo. Sólo quizá.

Ayy... *suspiro* Nuestro querido Ron Weasly aparece en escena XD.
(Ya era hora). Like por Ron, es monííííísimo <3

¿Y si fueras a Hogwarts...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora