"Qué... Bueno está..."

73 5 0
                                    

-¿Crees que funcionará?
-Créeme, esta broma es suprema. Es hora de darle uso al quit de bromas muggles que os he regalado a ti y a tu hermano.
-Pero... Como bien has dicho, mi hermano también tiene uno. Puede vengarse de igual manera.
-Sí. Pero tú juegas con la ventaja de que tienes a alguien que te explique como utilizarlos. Es decir, ¡yo! -George ríe y se acerca a su caja de cosas de broma muggles que le regalé.- Fred no sabrá utilizarlas. -sonrío.- Mira esto por ejemplo. ¿Qué crees que es? -le doy un bote y él intenta abrirlo.- ¡No, no, no, quieto! Adivina primero. ¿Qué es?
-Un bote.
Me lo quedo mirando y él poco a poco empieza a reírse.
-Muy original, Weasley. Ahora en serio, ¿qué puede ser a tus inocentes ojos?
-Cariño, yo soy de todo menos inocente. -sonríe. Me pongo colorada y resoplo.
-Frente a esto, sí. ¡Venga!
-Pues... Creo que... Creo que... -agita el bote al lado de su oreja izquierda.- Creo que hay algo dentro.
-Bien. ¿Qué será?
-Será... ¿Algo asqueroso?
-No.
-¿No? Oh... Pues... ¡Algo muy guay!
Río. Creo que debería abrirlo, además, ¡no quepo de la emoción! ¡Quiero que lo abra!
-Bueno... ¿Quieres abrirlo?
-¡SÍ! ¡ME ENCANTA ABRIR COSAS!
Río de nuevo y me tumbo en la cama.
-Eso ha sonado muy mal...
-Mal pensada... -me tira un cojín y ríe.- Luego el guarro soy yo. A ver... Es que esto está muy duro... -me había sentado de nuevo, pero mi mente ya rota empieza a asociar cosas que no debería y me tumbo en la cama de nuevo, partiéndome la caja.- ¡Oh vamos! ¿También eso? ¡Eres tremenda, tú puedes asociar las cosas pero yo no!
-Exacto. -río. Me pone el cojín en la cara y ríe.
-Espero poder pensar yo también mál... ¿¡Cómo se abre esto!?
-Eres un debilucho. -vuelvo a reír.
-¡No es verdad! Soy yo quién le abre los botes de mermelada a mi madre.
-Pensé que eso lo hacía con magia.
-¡...! -iba a decir algo pero hace un mohín y sonríe.- Mala.
-¿Por qué?
-¡Porque lo digo yo! Ahora, por lista, iré a por mi varita.
-¡No! Tienes que abrirlo así. -suspira.
-Vale... A ver... -se pone rojo de la fuerza que hace para abrirlo hasta que se oye un clac. Lo mantiene cerrado y sonríe.- ¿Ves? Estoy fuertote.
-Mi fortachón... -le abrazo el brazo (viva la redundancia, "le abrazo el brazo"...) y se lo acaricio.- Ya decía yo que esos músculos no estaban ahí solo por postureo.
-Hombre, ¿qué te pensabas? -ríe y me besa en los labios. Me aparto y lo miro, ansiosa.
-¡Destápalo!
Lo destapa, ilusionado, y de repente... ¡Le saltan un montón de gusanos de goma a la cara junto con alguna serpentina! Se pega tal susto que incluso cae de la cama de espaldas.
Yo río como una condenada, pero en seguida me bajo para comprobar que está bien.
-Ay... Ay... ¿Estás...? Pffff... ¿Estás bien...?
-Te voy a matar... -dice, dolorido, pero con una sonrisa.- ¡QUE SUSTO!
Al ver que no está herido y que no está enfadado conmigo, vuelvo a reír y me arrodillo, apoyando lacabeza y los brazos en su tripa mientras me parto.
-Dios... Tú cara... ¡Y te caíste! Pfff...
-Tú ríete, tú ríete... Hazlo mientras puedas... -acaba riéndose él también y me abraza, arrastrándome hacia arriba, donde está su cara.- Ay de ti como me vengue.
-¡No lo hice con mala intención! ¿Cómo te enseño, si no?
-¡Diciéndome lo que hay dentro!
-¡No tendría gracia así!
-¡Ni tindríi gricii isí!
-¡George! -le pego, pero en broma, no vayáis a pensar.
-Ay, ¿ahora te va ese rollo?
-¿Qué rollo?
-El pegarme. No, ¿eh? No me pones con eso.
-¡GEORGE!
-¡No te alporices, hace dos minutos pensaste muy mal con según que comentarios!
Me quejo sonoramente y, haciendo la croqueta, me alejo de él.
-Bien, actúas de mopa para el suelo. -ríe.
-Cállate. ¿Quieres que te enseñe más cosas o no?
-Sí. Pero antes quiero un besito.
-Después. Ven, te diré qué broma podemos gastarle a Fred.
-¡No, yo quiero mi beso!
-¡Ven aquí!
Corretea hacia mí y sin subirse a la cama y pone morritos. Yo le cojo la cara y se la acaricio.
-Qué guapo eres.
-¡Oy, ¿desde cuando me dices esas cosas?! Ay... -aparta la mirada haciendo que le da vergüenza y río.
-Me limito a decir verdades.
Me mira con ternura y me sonríe de esa forma tan suya. Es entonces cuando me tira para acercarme a él, triándome así de la cama. Grito, pero solo del susto, no me he hecho daño.
-¡George...!
-Te dije que me vengaría. Dame ese beso, no te hagas de rogar.
Lo miro con una ceja ennarcada y él me sonríe como si no hubiera hecho nada. Niego con la cabeza y me acerco a sus labios para darle un beso pequeño y tierno.
-¿Contento?
-No del todo. Para mi gusto, demasiado corto.
-¡Uy, que se me pone exquisito el señorito!
-¿No era filosófico? ¿No era algo así la frase?
De repente, me golpean los recuerdos. Aquella tarde, cuando me salvara del beso de Seamus, mirando las nubes...
-Sí... Sí, era así.
-De todas formas, de señorito poco. Pronto estaré casado con una bella mujer con ganas de amarme por toda una eternidad. Espero.
-Esperas bien. Pero eso de pronto...
-Pronto. Punto. No hay más que hablar.
-¿Qué? No vuelvas a sacar ese tema...
-No saco nada. Solo digo que estaría genial casarse cuando acabes los estudios en Hogwarts.
-Y todo esto con Ya-Sabes-Quién.
-Sí, y eso también. Pero digo, ¿qué problema habría? Tendría la tienda con Fred, y será un éxito, te lo aseguro.
-No te digo que no, George. De hecho, confío en que sea así, confío en vosotros.
-Que bonito... -me da un beso en el pelo.- Pero en serio, ¿no sería fantástico? Estamos hablando de tus dieciocho y de mis veinte años. Está bastante bien.
-Muy pronto.
-Pero...
-Me encanta la idea, no pienses que no es así. -le miro.- Pero... Es muy pronto.
-Nada es muy pronto o precipitado cuando hay amor verdadero. Y yo no me imagino el día de mañana con otra, ¿me entiendes? ¿Tú no sientes lo mismo?
Me sorprendo al escuchar la pregunta. Cuantas veces soñaba por las noches con este hombre, y que tonta era al querer verlo como amigo. Es imposible ver al chico de tu vida como un amigo. Solo como un amigo, digo. Porque yo a George lo veo como amigo, además de novio. Nunca me imaginaba sola el día de mañana, siempre lo hacía estando George a mi lado.
-Claro que siento lo mismo. ¿Qué sería de mi vida sin mi guapo, enorme y fortachón pelirrojo, pecoso y bromista?
George sonríe y me besa detrás de la oreja, haciéndome cosquillas con la nariz en el cuello.
-¿Pues? ¿Qué problema hay?
-Que me gustaría esperar un poco más. ¡No quiero meterme en compromisos tan pronto!
-A los diecisiete eres mayor de edad.
-¿Y?
-Pues que no es tan extraño tomar decisiones importantes que el día de mañana vayan a afectar a tu vida futura, y que depende de que te vaya medianamente bien o mal.
Lo miro, con miedo.
-No estoy preparada para eso.
-Pero lo estarás. Al igual que también estarás casada conmigo.
-¡Eres un pesado!
-Yo también te quiero. -me da un sonoro beso en la mejilla y yo pongo los ojos en blanco.
Oímos que se abre la puerta. Miramos para ella, y vemos que entra Fred, con varias cajas llenas de, al parecer, artículos de broma. Nos mira, extrañado y ennarca una ceja.
-¿Qué hacéis? -dice, mirándonos.
George y yo nos miramos y decimos a la vez:
-Nada.
-¿Nada? ¿Y qué hacéis mirando para el techo? ¿Y en el suelo?
-Nada. -volvemos a decir.
-Ya. -dice.- Bueno... Yo venía a dejar esto aquí. George, ten cuidado de que no lo vea mamá... Y... Os dejo... Os dejo hacer lo que... Lo que estuvierais haciendo. -se marcha, muy confuso, y cierra la puerta. Nosotros dos nos miramos y nos echamos a reír.
-Tu hermano se ha ido muy confuso...
-Yo también me iría muy confuso al entrar en mi habitación y ver a mi hermano con su novia tirados en el suelo y mirando para el techo en silencio.
-Tienes razón. Es muy raro. Y muy incómodo, me voy a acostar en tu cama.
-Además, podríamos estar haciendo... -se sienta a mi lado y apoya la cabeza en mi hombro.- Cosas más productivas...
-¡Cierto! Ven te enseñaré la broma que le gastaremos a Fred.
-¡Yo no me refería a eso...! Pero me vale.
-Ya lo sabía, tonto.
-¿El que me vale?
-El que no te referías a eso. No soy tonta aunque lo parezca.
-Mm... Me voy a callar.
-¡Más te vale! -George ríe y se sienta bien en la cama.- Atento. Esto es esmalte de uñas.
-¿Esmalte de uñas? ¿Y qué tiene de gracioso un esmalte de uñas?
-Te cuenta chistes por las noches.
Se queda callado y yo sonrío.
-No sé si reírme o perturbarme.
-Te crees todo lo que te dicen... ¡Después la inocente soy yo!
-¡En estos temas sí soy inocente! ¡A que te vuelvo a soltar comentarios picantones!
-¡No!
-He calculado la superficie del suelo de mi habitación para determinar donde quedaría perfectamente tu ropa al quitártela.
-¡George!
-Eres tan dulce que he llegado a la conclusión de que serías el postre perfecto de una cena perfecta.
-¡¡George!!
-Muchas chicas preguntan cual es su color, pero a ti, el color que sea, en encaje te quedaría genial...
-Yo no he hecho nada para merecer esto...
-¡Gustándome lo que veo, imagínate lo que no veo...!
-¡Oh, maldita sea...! -escondo la cara entre mis manos, pero el me las coge y me las aparta.
-No quepo en mí de las ganas que tengo de que estas manos tan suaves acaricien cosas que nunca han acariciado...
-¡Ya basta! -me aparto de él e intento no morir. Al menos en físico, internamente estoy muerta. De vergüenza.
-¿Suficiente?
-¡NI QUE YO TE LO PIDIERA!
-Me encanta cuando te alporizas toda. -ríe y me acaricia la espalda.- Cuéntame tu plan. Tomatito.
-No me vuelvas a llamar así. -le digo, señalándole.- El plan es el siguiente. Cogemos su pastilla de jabón, le pasamos el pincel por toda la pastilla y la dejamos secar. Haciendo que actúe la "magia muggle".
-¿"Magia muggle"?
-Molará mucho. Vamos a por su jabón. Y lo verás.

¿Y si fueras a Hogwarts...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora