Casi dos horas. Llevo en este compartimento en el que me he instalado casi dos horas, y no sé que hacer. Me he recorrido casi todo el tren, y he visto a... ¿Qué? ¿Tres niños de once y doce años? Tres, que los he contado. Luego me ha entrado hambre, y he vuelto a mi compartimento, dónde guardaba algo de comer para el viaje, y como si la hubiera invocado, aparece una señora con un carrito lleno de chuches. Mágicas.
-¿Algo del carrito, cielo?
La miro y en menis de dos segundos me tiene ahí, a su lado, con la bolsa de galeones en la mano y mirando para todo con unos ojos...
<<Jolín, que buena pinta tiene todo...>>
-Pues... Dos ranas de chocolate. Y... Y una caja de grageas de todos los sabores. Y también... Un par de varitas de regaliz. Si, eso y nada más, que luego no tengo hambre.
La señora me sonríe amablemente y me cobra, dándome las chuches luego.
-Muchas gracias.
-A ti cariño.
La señora sigue por el tren adelante y yo vuelvo a mi sitio. Mordisqueo una varita de regaliz mientras miro por la ventana.
-Que rooooyooo. -me acuesto, ocupando todos los sitios para sentarse de la izquierda. Pienso. ¿Qué puedo hacer? No puedo hacer absolutamente nada, no sé hacer magia... ¿Verdad?
Cojo mi varita y la miro atentamente. La agito y sin quererlo yo, ¡sale un echizo de esta! Rebota por todo el compartimento hasta dar en la jaula de Idich, donde ella dormía placidamente. Claro, está se asustó y aleteo tanto que movió la jaula hasta caerse.
-¡Te tengo! -me tiré a cogerla, y menos mal que llegué a tiempo, no quiero pensar que le habría pasado al pibre animal. Me siento y pongo a Idich en su jaula a mi lado.
-Será mejor que te guarde por ahora. No vaya a ser que ocurra algo peor.
Guardo la varita y saco a Idich de su jaula. Esta se posa en mi antebrazo y me picotea en la cara, como reprimenda.
-Lo siento, amiga. No era mi intención asustarte, de verdad.
La lechuza me mira y ulula, como aceptando mis diaculpas. Le acaricio la cabeza y la vuelvo a guardar en su jaula, no sin antes darle alguna chuche para contentarla.
-Venga. ¡Arriba! -pongo la jaula encima de mi equipaje y vuelvoa sentarme. Un ruído proveniente del propio tren me alerta y me acerco a la ventana. La abro y saco la cabeza.
-¡Llegamos! ¡No me lo creo, hemos llegado! ¿Has visto, Idich? ¡Estamos en la siguiente parada! ¡Voy a volver a ver a mis amigos que conocí en el callejón!Ron
-¡Vamos, vamos, ahí está el tren! -dice Ginny, ilusionada. Corre hasta donde está el tren, esperando a subirse.
-Ginny está muy emocionada, ¿no? -duce Hermione cuando nos quedamos Harry y yo mirándola.
-¡Como para no estarlo! Yo estaba deseando volver a casa. A Hogwarts. -dice Harry con una gran sonrisa.
-Sí, ¿para qué mentir? Yo también estoy emocionado. Y tú deberías estarlo también, Hermione.
-Y lo estoy. De hecho, estoy tan emicionada que no puedo esperar a montar en el tren.
-¿Y eso? -le pregunta Harry.
-Hace cosa de un mes, mes y medio, he conocido a una chica estupenda. Le encanta leer y aprender cosas. ¡Es como la hermana que nunca tuve!
-¡Oh no! ¡Otra Hermione no, ya teníamos suficiente con una...!
-No seas así, Ron. Seguro que es muy simpática. -me corta Harry.
-¡Dá fé de que sí! -la apoya Hermione.
-¿Simpática? ¿Sinpática? Simpática es la chica que conocí yo cuando fui a comprar las cosas para este año. ¡Le gusta el Quidditch, Harry! ¡El Quidditch!
-¿Qué, en serio? -abre los ojos y sonríe.- Ya tenemos a dos personas para conocer.
-¡Y nosotros también! -los gemelos aparecen con una sonrisa. Oh no, otra vez no...
-¿Qué hay, chicos? -saluda Harry.
-Nada especial. -dice George.
-¿Cómo que no? -le reprocha Fred.
-¡Oh, bueno, sí, sí que hay! Presta atención, Harry. Esto te dejará de piedra.
Los gemelos sacan de sus baúles un par de cajas y una maleta algo pequeña.
-¿Qué tramáis ahora? -les pregunto.
-Fred y George han hecho sus propios artículos de broma para venderlos en el colegio. -dice Ginny apareciendo de nuevo en el grupo.
-¡Ginny! -dicen los dos a la vez, algo molestos.- ¡Nos has fastidiado la presentación!
-Ya tendréis tiempo de hacerla... ¡El tren ha abierto las puertas! -dice Hermione, y junti con Ginny, las dos se van corriendo.
-¿Y a Granger que le pasa? -pregunta Fred.
-Ni que hubiera visto a Krum de nuevo... -dice George.
-Oh, ¡hacedme un favor y callaos! Ha conocido a una chica igual de petarda que ella.
-¡Ron, no la juzgues! A lo mejor no es así, y es muy simpática, vete tú a saber... -dice Harry.
-Sí, vale, como quieras. Pero como sea igualita a Hermione, estamos fastidiados los dos. Y lo sabes, Harry.
-Bueno... Sí, en eso tienes razón.
-¡Bueno...! -dice Fred.
-¿Queréis ser nuestros primeros clientes? -dice George con una sonrisa.
-Lo mejor de todo son los saltaclases, ¿queréis algunos? Os daremos un precio razonable.
-Yo prefiero gastarme los pocos galeones que tengo en comorar unas chuches comestibles, gracias. -les digo, y estos me funcen el ceño, pero al mirar a Harry sonríen otra vez.
-¿Harry? -preguntan los dos a la vez, con un tono amigable.
-Eh... Ahora mismo no tengo muchis galeones, y quería por lo menos comorar un par de varitas de regaliz. Pero guardadme algunos, me gustaría probarlos.
-Mm... Está bien. -dice George.
-Esperamos que no sea ninguna táctica para evitarnos, Potter. Confiamos en ti.
Y con esto último dicho por Fred, los pesados de mis hermanos se van, ya que Lee Jordan ha gritado sus nombres como mil veces.
-¿Vamos? -le pregunto a Harry.
-Vamos. -me dice con una sonrisa.
-En serio, Harry, te va a encantar Rocío. Es super simpática y... No sé, emana amabilidad y sinceridad, como tú.
-Vaya, gracias Ron.
-Te llevarás genial con ella, porque me has recordado muchísimo a ella.
Tiene gafas, ¿sabes?
-¡Merlín! Si tenemos muchas cosas en común... -dice riéndose.
-No te rías de mí, en serio es muy agradable.
Entramos en el tren y nos disponemos a buscar un compartimento vacío. Espero que encontremos alguno...
-Dime Ron, ¿seguro que no te has enamorado?
-Y dale. Entre los gemelos y tú me vais a volver loco. ¡No! No me gusta. No es ese tipo de sentimiento agradable que te pone nervioso. Ya lo verás, ¡vayamos a buscarla!
-¿No estaba en la estación?
-No la he visto, pero tiene que estar. Estoy seguro. Me ha dicho que nos veríamos en el tren.
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¿Y si fueras a Hogwarts...?
FanficEstás aburrida en casa sin nada que hacer, y como de costumbre, tu madre necesita que le hagas unos recados. Cuando vuelves a casa, decides coger también el poco correo que puede haber en tu buzón. Lo revisas y... ¿Qué tenemos aquí? Vaya, tienes una...