Eran ya las 3 de la tarde cuando terminé de contarles mi gran, fantástica e increíble aventura.
-A ver, que yo me aclare... -dice Hermione sin poder creérselo.
-Eras una muggle corriente. -empieza Harry.
-Pero en realidad no. -dice Ron.
-Y tú no lo sabías. -concluye Hermione.
-Exacto. -remato yo.
-Y no empezaron las cosas hasta que te llegó una carta de Hogwarts. -habla Harry.
-Y tú y tus padres las ignorastéis, por lo que luego os enviaron miles de cartas. -comenta Ron.
-Luego apareció nada más y nada menos que el señor Dumbledore para hablar con tus padres y contarles sobre tu magia debida a tu abuelo, que ha sido el único y el primer descendiente mágico de toda tu familia. -dice Hermione.
-Justo. -sonrío.
-Como tus padres no le creían, Dumbledore ha decidido llevarte a ti y a tu familia al Callejón Diagón para que tus padres creyeran que la magia existe y para comprarte algunas cosas que te hacían falta para el curso, o mas bien los cursos, porque tienes que cursar a la vez cinco cursos para recuperar el tiempo perdido... -dice Harry con cara de susto al mencionar los cursos.
-¡Y ese día fue cuando nos conocimos! -menciona Ron, con notable alegría.
-Por lo que, resumiendo, eres nueva. En todos los sentidos. No estás en ninguna casa de Hogwarts ni tienes idea de magia.
-Ni yo misma lo habría explicado mejor. Y eso que he sido yo la que ha vivido la historia.
Todos echan unas risas.
-¿Y tus padres como reaccionaron al ver a Dumbledore en tu casa, así de repente? -pregunta Ginny, que hasta ahora estuvo callada todo este tiempo.
-¡Se volvieron locos! ¡Y yo también! Estábamos pensando de dónde podría venir tanta carta cuando...
-¡Puf! ¡Apareció un dragón y te llevó de paseo muy gentilmente! -dijo una voz desconocida.
-¡No, claro que no, tonto! Fue un hipogrifo, sí. Fue quién la llevó gentilmente de paseo. -dijo otra voz desconocida, pero casi igualita a la anterior.
-La verdad es que no paso ni una cosa ni otra. También, si llega a haber un dragón en mi casa, la que se podría montar allí... Y ya no digamos un hipogrifo... ¡Já! La reacción de mis padres sería épica seguro. -digo respondiendo a las voces desconocidas. Ginny ríe tanto que se le salen las lágrimas, literalmente, porque se las está secando.- ¿Y quienes sois vosotros?
Me giro y me encuentro con dos chicos idénticos, pelirrojos, pecosos y muy altos. Me tienen cierto aire familiar...
-Ala, si veo doble... ¿Quién y qué me ha echado en la rana de chocolate?
Los oigo reirse, y no son los únicos, Harry, Ginny y Hermione también lo hacen. Sin embargo, Ron parece algo enfurruñado.
-No son nadie, Rocío, sólo ignoralos. -me dice Ron, cruzándose de brazos y mirando con cierto odio a los chicos. Estos sonríen. Uno de ellos mira para él, pero el otro se me ha quedado mirando. Aparto la mirada, algo cohibida.
-Rocío... -me dice Ginny levantándose y yendo hacia los chicos idénticos.- Estos son nuestro molestos y tontos hermanos gemelos. Este es...
-Ginny, Ginny, Ginny... -dice uno pasando al compartimento y sentándose a mi derecha.
-Deja que nos presentemos nosotros a la dama... -se sienta el otro a mi izquierda y me dedica una sonrisa torcida.
-Yo soy Fred. -dice el de la derecha.
-¿Eres estúpido? ¡Yo soy Fred! -le recrimina el de la izquierda algo molesto.
-No tonto, tú eres George, ¿recuerdas?
-Oh, sí, cierto. Yo soy George.
Me río. Me acaban de armar un cacao tremendo.
-Merlín, dejadlo ya... -dice Ron molesto.
-Ron, ya hemos hablado de ello. -dice el de la derecha. Creo que es Fred.- Queremos conocer a la desafortunada de tu novia.
-¿Novia? -me lo quedo mirando.- ¿Novia? -miro ahora a Ron, que está rojo como un tomate.
-Fred... ¿Y si decía la verdad? -dice el otro gemelo, George.- A lo mejor nuestro hermano está solo, como lo estuvo siempre y esta hermosura... -mira para mí y yo vuelvo a apartar la mirada, colorada esta vez.- Esta soltera... Y entera.
-George, ¿en qué piensas? -le dice su hermano gemelo, algo contradictorio. George se encoge de hombros.- Tú y yo hablaremos luego. -le dice.
-¿Qué tal si os vais a ligar con otra a otra parte y nos dejáis en paz? -sugiere Ron, muy molesto.
-Qué aburrido, hermano. -dice, creo que Fred. ¡Dios, no sé quién es quién!- Venimos para ver si habéis cambiado de idea sobre nuestros arrículos de broma.
-¿Artículos de broma? -pregunto, sorprendida.
-¡Sí señorita! ¡Ha oído usted bien! -me dice el chico de la izquierda.
-¿Tú eras George, no?
El chico me sonríe y se inclina un poco, haciendo que me aparte.
-Soy quién tú quieras, preciosa.
-Oh, bueno. Te llamaré fotocopia. Mentiría si digo que os sé distinguir.
Parece que le he cortado el rollo a la fotocopia, porque todos se ríen, incluído la otra fotocopia, y él sonríe algo fastidiado y vuelve a ponerse en su sitio.
-Mi hermano y yo vendemos artículos de broma de auténtica calidad. ¿Quieres echar un vistazo? -me dice la fotocopia de la derecha.
-¡Claro! -digo.
-¡No! ¡No permitiré que le gastéis bromas a la pobre, y menos hoy! -Ron se levanta y tira de mí para que me siente en la otra fila de asientos, dejando a las fotocopias en frente de mí.
Las fotocopias se miran con una sonrisa pícara.
-Por hoy pasa. -dice la fotocopia de la izquierda.- Pero solo porque es su gran día.
-Sin embargo, queremos enseñarle nuestros artículos. No haremos nada más, lo prometemos.
-Ya lo haréis más tarde. Deberíamos cambiarnos. -dice Hermione, mirando para mí y para Ginny.
-Granger. -le dice la fotocopia de la izquierda.- Todavía es muy pronto, deja que se quede. -dice mirando para mí. La otra fotocopia lo mira como si su hermano estuviera loco y Ron lo fulmina con la mirada.
-George, ven, las chicas deben cambiarse y además... Tenemos que seguir con nuestra ronda. -se levanta, ahora sí, Fred, y tira de su hermano para que se levante.
-Pero...
-Vamos Ginny. ¿Rocío? -nos llama Hermione.
-Voy.
Ginny se ríe al pasar al lado de sus hermanos gemelos y las demás nos vamos con nuestros uniformes.
-Oye Ginny, una pregunta. -le digo al eatar algo apartadas del compartimento.
-Dime.
-¿Cuántos hermanos sois en la familia Weasly?
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¿Y si fueras a Hogwarts...?
FanfictionEstás aburrida en casa sin nada que hacer, y como de costumbre, tu madre necesita que le hagas unos recados. Cuando vuelves a casa, decides coger también el poco correo que puede haber en tu buzón. Lo revisas y... ¿Qué tenemos aquí? Vaya, tienes una...