Cap 26.- ''Parte III''

37.3K 2.7K 1.9K
                                    

*As*

El latido de mi corazón sigue acelerado debido a toda la explosión de éxtasis que he estado experimentado en las últimas horas. La pequeña sigue entre mis brazos, me gusta sentir su tibio cuerpo aferrado al mío, su respiración está tan irregular como la mía, su aliento húmedo choca contra la piel de mi cuello cada que da una exhalación. Me doy cuenta de los temblores de su cuerpo, pero no puedo estar seguro de sí es el resultado de su ultimo orgasmo o es debilidad en su cuerpo por falta de sangre, puede que sea por ambas cosas. Me alejo un poco de ella y desenreda sus piernas de mi cintura dejándome libre, suelto su cuerpo lentamente y la dejo suspendida de las cadenas una vez más. Alza la cabeza levemente y siento algo que me da un vuelco y me recorre de pies a cabeza. Su mirada y sonrisa me perturban por segundos. Esa sonrisa que ha estado mostrando hoy muestra tanta falta de cordura, pero... ¿Hemos estado cuerdos alguna vez?

Evitando que pensamientos molestos entren en mí cabeza me apresuro a hacer lo mío; en el suelo está mi playera, sonrío al verla con manchas de sangre y algunos cortes, no traje remplazo porque no creí que sería necesario. Tras colocar mi pantalón y zapatos debidamente, camino y rodeo el árbol para dirigirme al lago que se encuentra a unos diez metros. Mientras me alejo del lugar, la luz de las lámparas se extingue, pero aun así logro ver mi camino gracias a la luz de la luna. Me paro a la orilla del lago viendo sus calmadas aguas y el reflejo del astro menor sobre ellas. Me agacho tomando agua entre mis manos y comienzo a quitar la sangre de mi cuerpo, mientras lo hago viene a mí el recuerdo de la pareja que maté. En los noticieros no dijeron nada sobre su muerte, por un momento pensé que no habían encontrado sus cuerpos, pero no hice nada para que fuera así. Me pierdo por unos momentos en mis pensamientos, siento cierta preocupación que he estado intentando ignorar.

Regreso a donde Aisa, pongo mi vista sobre ella y la contemplo debidamente; en toda su piel hay rastros de sangre lo que provoca que quiera lamer, centímetro a centímetro. Sangre cuajada marca el contorno de las heridas que le he hecho, su pecho sube y baja a un ritmo lento, su mirada está baja y su cabello cae sobre su rostro. Parece un hermoso sacrifico ofrecido a una egoísta deidad. Camino hacia ella y paso mi mano por detrás de su cuerpo para sostenerlo, quito las cadenas y se deja caer sobre mí, su respiración tiene un pausado ritmo, ella ahora está demasiado débil, pero no se queja, no lo hace a pesar de todas las heridas.

— ¿Ya te desmayaste? — pregunto con un toque burlón solo para comprobar, ella niega con la cabeza y se aferra a mí. Nos alejo del árbol, la tomo como es debido en mis brazos y la dejo sobre una roca con cuidado para que no caiga y de una caja saco una manta blanca. Ella alza el rostro, pero tiene los ojos cerrados. Miro como su piel pierde el poco color que tiene. Ha perdido demasiada sangre. Me acerco a ella y echo la manta alrededor de su cuerpo, tomo su mentón y alzo su rostro hacía mí, entre abre los ojos y me sonríe. Paso mi lengua por la pequeña herida de su mejilla y saboreo su sangre, ella gime quedamente.

— Ey, pequeña idiota — ella contesta haciendo un curioso ruidito con su garganta.

Echo una rápida mirada a mí alrededor pensando en todo lo que había preparado y no podrá llevarse a cabo. Chasqueo la lengua al darme cuenta de que mis planes originales se irán por el caño. Como siempre no tuve control de mí y terminé hiriéndola más de la cuenta. Me alejo de ella y quito las lámparas para guardarlas dentro de la caja, al hacerlo solo queda la luna para iluminarnos. Comienzo a quitar las cadenas sintiendo una suave brisa en mi rostro, el choque del viento con las copas de los arboles produce una suave melodía que se fusiona con el canto de los animales nocturnos. Sí, es como un ambiente de película de terror y resulta agradable. Antes de poder quitar las cadenas escucho un golpe seco detrás de mi seguido de un quejido, me giro de inmediato y rio a medias al ver que la pequeña se ha caído de la roca. Dejo las cadenas y voy por ella, sin pensar más la tomo en mis brazos y camino con ella hacia afuera del bosque. Camino con prisa y minutos después llegamos a donde dejé el auto. La coloco con cuidado en el asiento de atrás, mantiene los ojos cerrados, pero sé que sigue consciente.

Beso Letal (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora