CAPITULO 23

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Caminamos hasta la casa de mis padres, "mis padres" suena extraño ahora pronunciarlo, a pesar de todo, los amo, me dieron su amor incondicional, un hogar, y hasta hace unos cuantos meses, una vida normal.

Cuando vamos a entrar Ben me detiene, frunce el ceño y me pone a sus espaldas.

-¿Qué sucede? –Indago.

-Estuvieron aquí. –Me recalca.

-¿Quiénes? –Pronuncio con un hilo de voz.

-Los Sombras.

-¿Cómo lo sabes? –El corazón empezó a palpitarme con fuerza.

-Por su aroma, huelen a muerte, no lo sé explicar.

Intento ingresar, él no me lo impide, si en realidad los Sombras estuvieron ahí, ya se marcharon.

-Papá, mamá. –Grito desesperada llamándolos por todos los rincones. –No los encuentro. –Las primeras lágrimas se escabullen, sintiéndome impotente.

-Taba, no es seguro estar aquí.

-Se los llevaron por mi culpa. Vinieron por mí, no por ellos.

-Aún no lo sabemos.

-Entonces dónde están. –Sujeto mi cabeza con ambas manos, la desesperación me invade.

-Hija. –La voz de papá me hace voltear.

-Papi. –Quiero ir hacia él, pero Ben me sostiene del brazo, gruñendo luego como un animal salvaje. Unos filosos dientes sobresalieron de su boca, y las manos se convirtieron en garras.

-¿Qué haces es mi padre?

-Él no es tu papá –Contesta con voz gutural.

-Tabatha hija, ¿Qué sucede?

-Estás loco. –Le reclamo a Ben, alejándome de él. Su transformación debería asustarme pero no es así.

-¿Qué es esa cosa? –Pregunta papá retrocediendo.

-Taba, no te le acerques. –Me indica Ben pero lo ignoro. Me detengo a escasos centímetro de mi padre.

-Hija, ven conmigo. –Me extiende la mano.

-¿Dónde está mamá? –Consulto.

-Afuera en el coche, salimos a buscarte, estuvimos toda la noche recorriendo las calles.

-Les deje un mensaje en la contestadora ¿No lo escucharon?

-No, acabamos de regresar.

-¿Por qué no llamaron donde Julissa o Brent?

-Nos encontrábamos desesperados, solo queríamos encontrarte.

-¿Cuál es mi nombre? –Consulto.

-Tabatha cariño, por favor. –Su mano sigue extendida.

-Dilo. –Papá pocas veces me decía por mi nombre de pila.

-Taba, soy tu padre ¿Por qué lo dudas?

Retrocedo sobre mis pasos, miro a Ben, sus ojos han cambiado a negro, me coloco a su lado.

-Tú no eres él.

-Tabi, soy yo.

Al escuchar esto último, la duda desapareció y corrí hacia él con los brazos extendidos.

-Tabatha no. –Me alertó Ben, pero no lo escuché.

En cuanto lo abrace, éste me rodeó con sus brazos pero con demasiada fuerza, la opresión hizo que el aire me faltara.

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