Freedom, problems, and the cutest girl in the world.

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4/3 os la regalo.
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[Nota: miradla, que cosita más bonita, dulce y preciosa es mi Lindsey. :3333 ok ya, pero es muy mona y su relación es muy goals. Este cap es en honor a (como ya habréis deducido) Lindsey porque hace poco fue su cumpleaños.] ♥️
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Lindsey Forcejeaba, más eso poco le iba a importar al chico que la sujetaba por las muñecas. Había aceptado unas cuantas rayas de coca, se sentía mejor con eso, pero ahora le importaba poco aquella mierda que le hacía sentir bien, ahora sólo le importaba salir de ahí.
Sentía el aliento del chico en el cuello, mientras ejercía más fuerza en el agarre de sus muñecas, aquellas que anteriormente habían sido cruelmente maltratadas por ella misma.

–vamos cariño, sé que quieres, no te hagas la dura, he visto cómo me mirabas.– le susurró, haciendo que Lindsey se sintiera enferma.

–déjame ir, por favor.– suplicó sin dejar de forcejear.

–debería agradecerle este regalo a tu amiga.– le volvió a susurrar, esta vez más cerca del oído.

–¿a-amiga?– preguntó con dificultad la chica.

–sí, tu amiga, Laura se llamaba...– respondió el chico.– ahora cállate, si eres buena, te daré más coca...– Lindsey no quería eso, quería irse, correr lejos de ese pueblo y llevarse a Debby con ella. Tampoco sabía qué tenía que ver Laura en todo aquel asunto...

Aquel asqueroso momento fue interrumpido por el teléfono. La canción de "rape me" comenzó a sonar, haciendo que el chico se separara por fin de ella.

–¿Andy?– preguntó el chico en cuanto descolgó el teléfono.– ¿soltarla? ¿Ya? Pero me estaba divirtiendo...– se quejó. Lindsey prestó atención a la conversación.– está bien, lo haré. Sí, la dejaré en paz... a no ser que Laura te desobedezca, lo sé, lo sé... vale. Nos vemos tío.– y colgó.
El chico se giró y le sonrió a la pelinegra.– hora de irte. Has tenido suerte, pero un paso en falso y acabas de nuevo aquí. Estas son las condiciones: uno, no le contarás a nadie nada de lo que has vivido, o iré a buscarte; dos, no irás en busca de Laura; y tres, nada de policía o te buscaré y te traeré aquí de nuevo, esta vez, para quedarte. ¿Entendido?– preguntó. La chica asintió energéticamente.– pues vamos, te dejaré cerca de tu casa.– cogió las chaquetas, le entregó la suya a la pelinegra y salieron de allí.

[...]

La dejó en un callejón cerca de su casa como había prometido. No se lo podía creer, después de una semana, estaba libre. Por fin.

Comenzó a caminar por las frías calles, cómo había echado de menos el frío y el viento, y sólo había sido una semana. La nieve se le quedaba en el pelo y tocaba la punta de su nariz cuando levantó la cabeza.

¿Era normal haber echado de menos la nieve sobre ti?

Comenzó a caminar lentamente, pensando en cosas que era mejor olvidar, y aún preocupada por Laura, pues estaba de alguna manera metida en todo eso, y no sabía exactamente por qué.

No iba a ir a su casa, sabía que sus padres ni se habrían dado cuenta de que no estuvo en una semana.

Sin darse cuenta, estaba caminando hacia la casa de los Iero...

[...]

Y allí estaba, en frente de la puerta de la casa de Debby, din atreverse a llamar...
¿Que si la había echado de menos? Por supuesto.
¿Que si había estado pensando en ella todos los días a todas horas en esa semana tan horrible? Sin dudarlo.

Café, libros e invierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora