The song.

446 44 25
                                    



Las clases pasaron lenta... leeentamente. Parecía que el tiempo no pasaba, que el reloj estaba parado, cada minuto era una eternidad. 

Por suerte, sonó el timbre que indicaba que había terminado la jornada. Suspiré, por fin podía irme a casa, descansar y hacer el vago toda la tarde... pero no, recordé que había quedado con el enano para hacer el gilipollas con instrumentos. Al menos tendría hasta las 5 para descansar o dibujar...

Saliendo por la puerta del edificio veo a todo el grupo junto. Patrick y yo decidimos acercarnos.

-¡Gee! oye... no voy a casa, Brendon me ha invitado a la suya a jugar al LOL.- lo miré extrañado.

-¿desde cuándo juegas al LOL Mikey?- le pregunté enarcando una ceja.- ¿y me vas a dejar solo?- Él se encogió de hombros con cara de pena. 

-viene por la pizza gratis, como yo.- dijo Pete.

-¡oh! ¡ya sé! ¿por qué no se va Frank a casa contigo?- sugirió mi hermano. Miré al enano y éste se encogió de hombros.

-como quieras.- le dije encogiéndome de hombros.

-oye Patrick, ¿te vienes?- le preguntó Pete. 

-mm... no, tengo que hacer deberes.- lo miré extrañado, dado que yo estoy en su clase y no recuerdo tener deberes. Él me miró suplicante, y entonces ví claro que era una excusa.

-oh... bueno, pues andando chicos.- dijo Pete desganado. Mikey, Dallon, Brendon y Pete se fueron, dejándonos a Patrick, Frank y a mí solos, bajo los copos de nieve que empezaban a caer.

-bueno Gee... me voy, pasadlo bien.- Patrick comenzó a andar lentamente. Rodé los ojos porque sé lo que pretende.

-Patrick...- se giró, mirándome con ojos de cachorrito.- ¿quieres venirte a mi casa?- me miró sonriente.

-no, pero gracias por preguntar.- y se fue corriendo como Heidi. Me quedé mirando por donde se había ido y me reí por lo bajo.

-lo hace por joder.- le dije a Frank, quien rió mientras me pasaba el brazo por los hombros.

-vámonos.- y comenzamos a andar hacia mi casa. 

Su brazo aún seguía envolviendo mis hombros, y sentía una calidez que no había sentido en mi vida, y no sé si eso es bueno o no. 

Es decir, con su hermana me pasaba algo parecido, pero hace poco descubrí que era ese calor que siento cuando mi hermano o mi madre me abrazan. Sentía como si Debby fuera... mi hermana. Mientras que con Frank es un calor demasiado agradable. Es diferente. Al principio pensé que era un calor como el que sentía con los demás chicos del grupo... pero no, puede que sea porque es especial, podría ser mi mejor amigo... no sé. (todo ésto sin olvidar a Pat).

Llegamos a mi casa, saqué las llaves y abrí la puerta. Al cerrar la puerta, no me quité el abrigo hasta sentir un poco de calor al menos. 

-¿pedimos pizza?- le pregunté.- mi madre nunca está en casa, y yo no es que sea muy bueno cocinando... vamos, que podría destruir la cocina preparando cereales.- bromeé, consiguiendo que se riera. Su risa era tan contagiosa que se me pegaba, entonces yo reí, él reía más porque se le pegaba mi risa y viceversa. Así hasta que uno paró de reír por el bien de nuestros pulmones y estómago. Después de un silencio cómodo, Frank preguntó.

-¿por qué mierda nos reíamos?- me encogí de hombros.

-no tengo ni idea.- silencio.

Café, libros e invierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora