Lucky Love (LR #3)

Cap 7

7.

Abrí la puerta de la casa de Katy y sacudí el barro de mis pies con Liam detrás de mí.

—No-lo-puedo-creer —arrastró Katy impresionada —. Jamás creí que viviría para ver este día.

—Pero que paliza —murmuró Quen con una sonrisa radiante.

Todavía me encontraba bastante aturdida por la forma en la que Liam había predicho cada uno de mis movimientos. Buscaba esfumar los recuerdos de Will con todas mis fuerzas, pero sabía que seguían ahí presentes, ocultos en alguna parte de mi subconsciente.

Rodé los ojos.

—Le di ventaja —mentí.

Liam soltó una risotada ante mi decadente declaración.

—Sííí claaro —consoló Quen—. Oye Liam, ¿dónde aprendiste todos esos movimientos?

Buena pregunta. Ojalá se me hubiera ocurrido a mí antes de dirigir mis pensamientos hacia William Villeé.

Liam me miró y respondió:

—Yo también aprendí el arte del Krav Maga... Junto con las clases de modales que mi madre insistía cada verano.

Una luz roja se encendió en mi interior, una parte de mí creía que mentía, pero no podía ser así porque Liam no tenia ningún motivo para mentirme con eso. Así que tomé aquellos pensamientos y los arrojé en arrugado a un pequeño cesto de pensamientos que no tenían ni pies ni cabeza dentro de mi subconsciente.

—Ya es tarde y Geneden está sola en casa...

—No vas a irte así te vas a enfermar —señalé—. Tengo ropa tuya en mi habitación, puedes cambiarte antes de irte.

Todos fruncieron el ceño en mi dirección. Todos excepto Liam, quien parecía mas bien divertido y curioso.

—Es la ropa que dejaste cuando te quedaste... Después de lo de James —justifiqué.

iba a decir: "después de que te pusieras todo  violento y arrojaras todo contra la pared", pero no parecía lo mas apropiado.

Silencio.

—Ah, cierto, es esa camisa que siempre hueles antes de irte a dormir —concordó Dorian con una expresión pensante.

La delicada risa de Katy la hizo de ambientación.

—Ja-ja —repliqué de mala gana antes de lanzarme hacia él.

Lamentablemente Liam logró frenarme de la cintura con un sólo brazo atrapándome con su cuerpo.

Bueno, la verdad es que no me podía quejar, aquella sensación estaba muy lejos de ser indiferente.

Pronto, la risa gruesa de Liam llegó a mi oído. Entonces los deseos de asesinato se esfumaron.

—¿Por qué no me muestras esa ropa en tu habitación?

Cerré la boca rechistando y caminé hacia las escaleras.

—Sólo para que quede claro: esa ropa perdió tu olor cuando la lavé.

Así que no había manera en la que pudiera ponerme a oler ropa limpia de olores impersonales.

—Oh, entonces si lo intentaste —señaló Dorian antes de caer en cuenta de lo que había dicho.

—¡Ahora sí! —gruñí antes de intentar lanzarme hacia él. Faltando una vez mas por el brazo, cuero y la risa de Liam.

Dorian se ocultó instintivamente detrás de Katy.

Señalé mis ojos y los suyos antes de dar media vuelta y trazar camino hacia mi habitación en casa de Katy.