Cap. 15

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15.

A la mañana siguiente despertamos con la mejor vista que habíamos tenido jamás.

El mar se extendía imponente frente a nosotros, si salíamos al balcón podíamos ver a los turistas en la alberca del hotel, y el sonido de las olas del mar era tranquilizador.

En el móvil tenía un único mensaje de Liam.

«Espero que hayas dormido bien, hoy desayunamos en La Côte, es un restaurante informal, no te dejes intimidar por el nombre. 8:30».

Miré el reloj.

8:00 am.

¡Mierda!

Le arrojé una almohada, un zapato y un jabón de tocador a mi mejor amiga pero no se inmutó, rendida corrí al baño porque después de un par de intentos desesperados por hacerla volver en conciencia me di cuenta de que pediría el baño y de ninguna manera iba a bajar a pasar mi primer día en Miami con las sabanas pegadas.

Me di un baño rápido, tomé un short blanco y una blusa amarilla de verano al tiempo que tiraba con la mano libre de los pies de Katy. Sobreviví al zapato que me arrojó al pecho y, con ello, logré despertarla.

—¡Son las 8:20! ¡¿Por qué no me despertaste antes?! —gritó corriendo al baño.

—¡Eso intenté! —repliqué únicamente para ser olímpicamente ignorada por mi mejor amiga.

Volví a la tarea de arreglar un poco mi imagen. No hice demasiado, Liam había dicho que era un restaurante informal, así que un poco de bálsamo para labios, bloqueador solar un poco de rímel y listo. Como no podía decidirme entre recoger mi cabello o dejarlo vivir libre, tomé una liga amarilla y la guardé en mi bolsillo, sí luego me daba por amarrarlo no habría problema.

Katy se arregló con una velocidad sencillamente envidiable. Diez minutos después la chica esta a completamente preparada.

Al salir de la habitación encontramos a un hombre trajeado y formal, quien nos sonrió amablemente y nos aseguró que era una especie de guía y que iba a llevarnos seguras a La Côte.

No protestamos, de todas formas ni sabíamos como llegar, de hecho me daba un poco de curiosidad saber que habría hecho apenas atravesará la puerta del hotel si ni sabia ni donde quedaba el pub.

Pronto llegamos a un bonito y elegante restaurante al aire libre. Nada de sombreros pretenciosos ni collares de perlas ni vestidos ostentosos, las personas reían con la boca abierta, subían los codos a la mesa y conversaban animadamente.

—Va-ya —murmuró Katy divisando todo el lugar.

La playa se extendía al frente, los frondosos arboles acompañados de unas muy impresiona tes palmeras refrescaban las brisas del viento. El clima era estupendo, no había nada en ese lugar que desagradara.

Encontré a Liam conversando animadamente con Dorian, de pie frente a una mesa en la que Quentin, Geneden y Joel intercambiaban lo que parecían ser un par de chistes, mientras Irina observaba meticulosamente la carta sin mirar a nadie más.

Ambas nos quedamos contemplando la imagen un par de segundos.

Si alguien me hubiera dicho dos años atrás que iba a terminar en la terraza de un lugar como ese, con un hombre como Liam Woodgeth conviviendo con mi familia... Bueno, probablemente me habría echado a reír ahí mismo.

Miré a Katy y me arrepentí de haberlo hecho al instante.

Su mirada se había nublado una vez más y su mentón temblaba.

Lucky Love (LR #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora