11.
Los entrenamientos en casa de Liam no habían parado. A pesar de que había insistido en detenerlos, Liam estaba decidido a continuar ayudándome a mejorar... o a resetearme, porque después de que en media frustración me pidiera que olvidara todo lo que creía que sabía sobre Krav Maga, me había quedado claro que necesitaba un tranquilizante y un abrazo de su madre. Pero por el momento rechazaba ambos.
Aún así accedí a continuar con los entrenamientos, principalmente cuando la sala de prácticas se convirtió en una sala de guerra a prueba de voluntad.
Liam fue quien comenzó a jugar sucio.
—Eres pequeña, tus piernas son tu mejor arma —indicó colocándose detrás de mí—. Nunca dejes que nadie se acerque por detrás. Cuida tus piernas —susurró con los labios rosando mi oído.
Podía sentir su aliento rozar mi mejilla, su calor abrazaba mi cuello, su pecho cubría mi espalda. Quise apoderarme de la sensación. Gran error. Cuando mis ojos se cerraron, un ligero movimiento en sus piernas hizo que las mías se doblaran y me fuera de lado al colchón de prácticas.
Liam me observó desde arriba con diversión.
—Y sobre todo no debes prestar oídos a nada a tu alrededor.
Lo fulminé con a mirada, lo cual sólo pareció divertirle aún más. A pesar de eso, tomé su mano para levantarme.
Cuando me erguí frente a él, una de sus manos acercó mi cintura y la otra se encargó de apartar mis cabellos de la cara. Cuando su mirada se posó sobre mis labios y la distancia disminuyó dramáticamente supe que estaba nuevamente perdida.
Sus labios sellaron los míos, mi lengua se impregnó de sus sabor. Necesitaba aire pero no me importaba, podía ponerme azul y habría dado igual.
Cuando nos apartamos su mirada transmitía tranquilidad. No pude evitar comparar su mirada compasiva con la mirada calculadora y socarrona de Will, quien al mirarme después de algo así, mas bien parecía alabarse a si mismo con esa sonrisa ladeada. Todo un narcisista.
Su pulgar tocó mi labio interior y de pronto su mirada destiló nostalgia.
—Preciosa, no debes permitir que tus sentimientos nublen tu visión —indicó casi con pesar, antes de arrojarme con el mismo movimiento de vuelta al colchón.
Cerré los ojos sobre el colchón y me abofeteé mentalmente. Lo que yo necesitaba era un somnífero para mi estupidez, eso y un antibiótico para la mala suerte, todo por parte del doctor de la vida.
—¿Luce?
Abrí los ojos de golpe. —Eso es trampa.
—No, eso es una práctica de Krav Maga...
—Mis maestros no me besaban —recriminé.
Liam sonrió recobrando el ánimo. —Me alegra escuchar eso. Nuestras prácticas son... poco convencionales, pero necesitas trabajar con tus emociones.
—No necesito trabajar con mis emociones —me opuse tendida en el colchón, cruzándome de brazos.
—Luce, eres una maraña de sentimientos.
—Sabes qué, está bien. Tú empezaste.
Y así fue como comenzó la guerra de Krav Maga.
Al día siguiente dejé de lado la pantalonera holgada y la camisa negra, para tomar mi short negro y un top fintess del mismo tono. Habría soltado mi cabello puesto que sabía que una de las debilidades de Liam era el mismo, pero iba en contra de las indicaciones del Krav Maga.

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Lucky Love (LR #3)
Humor√Incendiar una propiedad "accidentalmente". √Estrellar el auto de tu jefe contra una tienda de artesanías. √Irrumpir en la boda de tu jefe y oponerte en pijama. √HECHO. •Casarte con el amor de tu vida. •Tener trillizos. •Morir y volver a la vida. •S...