Cap. 45

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45.
LA DAGA DE LA NOVIA

Todos reían, bebían, comían, no había nadie que no estuviera pasándola de maravilla... O al menos eso parecía.

Era la única persona que parecía tener los nervios de punta. Quizá fuera la neurosis nupcial, quizá sólo fuera yo siendo yo, pero no podía deshacerme de una extraña sensación de temor. Tenía a Liam junto a mí, había un montón de seguridad en todos lados y mis amigos no dejaban de mirar en nuestra dirección, era prácticamente imposible que alguien pudiera estropear una boda así, era imposible que alguien pudiera acercarse a mí sin acercarse a todo un grupo de invitados. No era así como actuaba William.

Pero no podía hacer que mi cabeza lo entendiera.

¿Era así como iba a sentirme siempre? Mientras Will estuviera libre siempre iba a sentir que había una sombra espiándome en algún punto cercano. Era como una plaga.

—Oye, ¿todo bien? —llamó Liam después de verme vagando la mirada entre los invitados.

Qué bueno que no había cedido a la propuesta de Geneden de hacer una boda de disfraces. Me habría vuelto loca sin poder ver a la cara a cada miembro del lugar. Ya los había recorrido de arriba a abajo al menos unas veinte veces, pero ni diez veces eran suficientes cuando mi piel estaba vuelta de gallina.

—Sí, todo está en orden, es solo que... Buscaba a mi hermana. Ya sabes todo lo que puede hacer cuando se propone ser un gran problema.

Liam arqueó una ceja y bufó. Si había alguien que sabía cuánto desastre podría causar una Webber, ese sin duda era un Woodgeth.

Iba a sonreír y a hablar sobre la comida que teníamos delante, pero un metal brillante llamó mi atención a la distancia, entre las sombras de los árboles. Liam puso una extraña bola de carne endulzada sobre mi plato cuando noté una mano firme sobre el metal entre las sombras.

—Sabes qué, no tengo tanta hambre. —Señalé al interior—. Vuelvo en un minuto...

—¿Todo bien?

—Sí. —Sonreí—. Solo... Necesito ir al baño.

Frunció el ceño y me miró con desconfianza pero al final asintió con firmeza.

No esperé a que cambiará de opinión. Me dirigí adentro y cambié de rumbo cuando me percaté de que no miraba en mi dirección.

Caminé con sigilo hacia donde había visto a la sombra con el metal. No había razón alguna para que alguien se oculta entre los arbustos. Deseaba equivocarme y encontrarme a una pareja fajando libremente, pero eso también sería raro, aunque quizá un poco menos perturbador.

La sombra seguía allí. Cuando comencé a acercarme la vi crecer, erguirse, enfrentarme. Era una persona grande, eso estaba claro, pero yo no era tan tonta, había cogido un arma antes de ponerme el vestido. Estaba segura de que mi paranoia iba a hacer que Liam de volviera loco cuando viera debajo de mi vestido la daga que tenía oculta con un arnés en la pierna, pero nunca más iba a salir desprotegida. No mientras Will estuviera libre. La furia de Liam podía esperar.

Me acerqué con sigilo. Estaba segura de que la sombra me había visto, pero no quería alertar a los invitados y armar un escándalo de proporciones épicas, así que continué cuidando mis pasos.

—¿Qué estamos haciendo, primor?

Me sobresalté y lancé un golpe con la daga al aire. El sonido del metal rompiendo al viento me impresionó. No sabía qué tan alerta estaba hasta que lancé aquel tiro a costa de todo.

En serio tenía problemas.

—¡Espera, espera, espera, espera, soy yo! —dijo Chuck poniendo las palmas en alto—. Soy Chuck.

Lucky Love (LR #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora