El viento frío abrazaba con ráfagas lentas mis piernas. La noche fresca constaba de tenues ráfagas de viento que, al colarse entre los arboles en el tejado, refrescaba su esencia.—¿Cómo haces para tener arboles en un tejado? —pregunté al hombre que me rodeaba la cintura con una mano.
La silla donde estábamos sentados permitía un vista perfecta del panorama de la ciudad por la noche.
Liam se encogió de hombros restándole importancia, como si tener árboles grandes lejos de tierra no fuera la gran cosa.
—Geneden los pidió hace unos meses —respondió frotando mi hombro a través de su gabardina.
—¿Y tu le das todo lo que pide?
—Sólo lo que puedo darle. Lo que no la destruye.
—La música no te destruye...
—Luce —advirtió. Aquellas aguas turbias ya las habíamos cruzado un par de veces y la conversación siempre terminada varada en el limbo.
Los Woodgeth jamás aceptarían la decisión de Geneden, la música no era algo importante para ellos, no era mas que un desperdicio de dinero y energía pero yo sabia lo que era desear algo con toda fuerza y no tener ningún tipo de apoyo. Internamente, luchaba por que Liam aceptara la decisión de su sobrina.
—Es joven... Tiene mucho talento...
—No quiero hablar de eso ahora. Tengo que hacerte una pregunta —dijo tomándome de la mano y, ayudándome a ponerme de pie, me condujo hacia el borde de la terraza.
El resto de la ciudad se apreciaba perfectamente desde ahí. La brisa fresca erizaba mi piel cada vez más, pero mis ojos estaban atentos en el hombre nervioso frente a mí.
—Te escucho.
Liam tomó aire y desvió la mirada hacia la ciudad un par de segundos, antes de volverse a mí y tomar mi mano con delicadeza.
—Luce... ¿Te gustaría ir de viaje conmigo?
Esperé un par de segundos hasta que Liam habló:
—¿Luce?
—Estoy esperando a que te arrodilles en una pierna.
Liam rió y negó con la cabeza. —No será hoy, hermosa.
Dio media vuelta y caminó hacia el centro de la terraza.
—Eso no lo descarta —dije caminando hacia él, deteniéndose a pocos centímetros y meciéndome levemente.
Liam giró hacia mi y, mirándome a los ojos, deslizó su pulgar sobre mi fría mejilla y aseguró. —Jamás podría hacerlo.
Bueno, que no lo descartara ya era un gran avance para mi pequeño, congelado y negro corazón. Sentía que toda la maldad en mi interior se derretía gota por gota.
Mordí mi labio inferior, pues era el único método viable para evitar que una sonrisa psicópata se asomara y mostrara completa disponibilidad. Katy siempre decía que uno no debía parecer demasiado dispuesta pero tampoco demasiado renuente. Que siempre se conservara el aire de misterio era imprescindible, que yo era un libro abierto incapaz de no exteriorizar mis emociones, era también algo de dominio público.
Literalmente.
Maldita Cosmopolitan y sus publicaciones sin sentido.
Pronto, la mano de Liam envolvió mi cintura y, acercando su pecho al mio, me besó.
Liam siempre era suave, no sabía si todo aquello era producto de mi embelesamiento o realmente era un hombre de película. Era de labios suaves y dominantes, siempre impregnaba nuestro pequeño aire intermedio con esa maravillosa colonia y sus manos sabían siempre donde debían estar, no sabía que mi cuerpo podía sentirse de esa forma bajo su tacto, ni siquiera sabia que zonas quería que tocara hasta que él lo hacía.
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Lucky Love (LR #3)
Humor√Incendiar una propiedad "accidentalmente". √Estrellar el auto de tu jefe contra una tienda de artesanías. √Irrumpir en la boda de tu jefe y oponerte en pijama. √HECHO. •Casarte con el amor de tu vida. •Tener trillizos. •Morir y volver a la vida. •S...