Lucky Love (LR #3)

Cap. 44

44
LA SOMBRA Y LOS RECUERDOS

Cuando Geneden tomó el micrófono supe que estábamos en peligro, un peligro incluso más grande que Will.

Le ordenó al personal que enfilaran las sillas y retiraran las mesas, como si fuera una sala de cine improvisada. Tenía miedo de lo que la niña estaba haciendo y cuando miré a Liam en busca de una buena explicación, parecía casi tan aterrorizado como yo. Cuando Quentin se le unió y comenzó a ayudar, mi mundo se puso en pausa.

—Por favor, dime que estás al tanto de lo que están haciendo y que esta es una sorpresa solo para mí —le supliqué con una copa de vino en la mano.

Liam remolineaba el vino con movimientos circulares de la mano, delicados y elegantes, su mirada estaba perdida en las pequeñas olas que se formaban al chocar contra el cristal de la copa.

—Estoy al tanto de lo que están haciendo y esta sorpresa es solo para ti —concedió.

Lo miré. No había ni un rasgo de diversión en su expresión.

—No tienes ni idea de lo que están haciendo, ¿verdad?

—No, pero estoy expectante. —Me miró y sonrió—. Tranquila, no harán nada para avergonzarnos el día de hoy, ni siquiera ellos son tan malos.

Pero por la forma en la que bebió el vino de un solo trago, supe que no estaba tan seguro de eso y en realidad solo luchaba por parecer tranquilo y despreocupado. Supongo que tenia bien claro que su histeria no iba a anestesiarme los nervios.

—Liam, Luce —nos llamaron a gritos—. ¡Vengan aquí!

Liam y yo intercambiamos una mirada de pánico, Liam se recompuso rápidamente haciéndome pensar que quizá solo había sido una alucinación mía. Su mano señaló al frente, indicándome que avanzara como un buen caballero, aunque en ese momento la caballerosidad me sentaba de lo peor.

Nos reservaron dos sillas a la cabecilla de los invitados, no estábamos en el pódium que habían conseguido de quién sabe dónde, pero estábamos justo al frente. Tenía miedo, pánico en la mirada. Podían sacar globos de agua y arrojarlos a nuestras caras desde allí, podían sacar huevos y lanzarlos a la multitud con nosotros de frente. Las posibilidades eran infinitas cuando hablábamos de Quentin y Gene.

—Lamentamos decirles que el día de hoy no estamos para bromas —aclaró Geneden con el micrófono en mano.

Al parecer no era la única que pensaba en el mar de posibilidades, porque pronto comencé a escuchar los suspiros de paz y tranquilidad que llegaron desde atrás. Todo el mundo soltó el aliento que retenía de pura tensión.

Geneden rodó los ojos.

—El día de hoy queremos entregarles un regalo muy especial. —Geneden nos mirada de frente y parecía hablarnos solo a nosotros, pero todo el mundo escuchaba con atención—. El primero es el regalo de Quentin, el segundo, y el más grande, es el mío.

Quentin pasó al frente y comenzó a quitarse el smoking y la corbata con una agilidad impresionante. Las mujeres comenzaron a murmurar y yo tuve que reprimir mi lengua para no preguntarles qué demonios estaban mirando.

—Por favor dime que no va a bailar un desnudo —suplicó Liam.

—Por su bien espero que no —respondí entre dientes.

—Luce, espero que no me odies después de esto —dice mientras se desabrocha los primeros tres botones y Liam le da otro trago profundo a la copa que no se de dónde le ha llegado—. Dios, odio estas cosas, debimos hacer una boda de pijamas —dándose cuenta de lo que había dicho, se abrió el cuello de la camisa y carraspeó volviendo al orden—. A lo largo de los años me he encargado de recopilar tomas de todos los miembros de mi familia, después de descubrir que la cámara me ama, y decidí hacer algunos vídeo diarios y encontré algunas tomas que quizá quieran ver. —Ahora nos miró a ambos y sonrió sincero—. Felicidades por su boda.