8. Casa De Tristana

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-¡Ya sé! Ven a mi casa.- Ofrecía Teemo.

-Ehm... Creo que...- Lulu se encogía de hombros, ellos ya habían ayudado bastante.

-Mejor en la mía.- Tristana interrumpió. - Quién sabe si Teemo es un... Pervertido... - decía acusadoramente.

-Hey! No lo soy, pero puedo serlo para ti.- pronunciaba Teemo con una voz grave, Tristana no pudo evitar sonrojarse.

Y como si Lulu hubiera escuchado los intensos gritos internos de Tristana que algo o alguien interrumpiera aquel incómodo momento, rió, pero no era una risa cualquiera, era la risa de una loca desquiciada.

-¿Estás bien?- dijeron ambos al unísono.

-Se ven tan lindos juntos.- Respondia Lulu limpiándose una lágrima que le salió por reír mucho. Ambos se miraron y el sonrojo ahora era en ambos.

Lulu empezó a caminar lentamente y los yordles se sentían extraños o más bien era porque la yordle lila y con retorcido vestuario demostraba la palabra "rara" en todo el esplendor de su existencia.

Volteó y con una sonrisa se despedía con una mano.

-Bueno... Creo que me iré por ahí.-

Tanto Teemo como Tristana no cabían en pensar como estaba demasiado tranquila con todo esto.

Tristana caminó hacia ella y la volteó jalándola de un hombro.

Tomó sus manos y viendo lo pequeña e indefensa que de un momento a otro mostró, delicadamente le dijo -Ven conmigo. Ahora vivirás en mi casa en lo que encontramos una solución para tus problemas.-
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Después de despedirse de Teemo, ambas caminaban por las calles de la ciudad, estaban tranquilas y vacías.

Tanto Lulu como Tristana no paraban de hacerse preguntas en sus mentes.

Lulu veía cada detalle de su alrededor, todo era diferente.

Me siento más perdida que estar en medio de un bosque.

-¿Tienes hambre?- Tristana interrumpió sacando de sus pensamientos a Lulu.

-Un poco.- respondía algo inquieta.

-Entonces... ¿Qué te gusta?- no quería que muriera la conversación.

-Me gusta disparar cosas. ¿Y a ti? -
Ambas caminaban algo lento, estaban demasiado cansadas.

-Me gusta el morado.- Lulu no habia cruzado palabra con otro yordle desde hace días para ella, tal vez debería de preguntarle a Pix el motivo por el cual salió de Bandle.

Y llegaron, la casa era muy linda y acogedora, una pequeña cerca le rodeaba, para suerte de Lulu la casa era de colores morados y blancos.

Entraron y Tristana ofreció a Lulu sentarse en sala a lado de una caja con una parte de vidrio, la Artillera le explicó que era un televisor y podía ver muchas cosas desde noticias hasta cosas divertidas, le dió el control remoto y sólo observaba como Lulu se emocionaba al ver que la tele cambiaba de imagen apretando los botones.

La peliblanca se fue a la cocina cuando Lulu dejó una caricatura de una niña y un pato, empezó a picar fruta y en dos tazas los sirvió con crema batida e hizo té.

Llevó las 4 tazas a la sala y se sentó junto a Lulu y empezaron a platicar del dibujo animado y después del Profesor Heimerdinger.

-Al menos lo encontramos, generalmente está en Piltover.- dijo Tristana y después sorbió un poco de té. Lulu por la confianza que le dió Tristana, sentía que podía conversar sobre alguien.
-Bueno... Quería pregunta... - Lulu estaba nerviosa, no sabía la razón de ello. - ¿Me puedes contar sobre Veigar?-
A Tristana no le sorprendía que Lulu le preguntara sobre cada cosa, pero a ella no le gustaba el interés de Lulu hacia el mago.

-Es un mago algo poderoso, que a pesar de sus intentos de conquistar Bandle hayan fallado, es peligroso.- la peliblanca estaba algo seria.

-¿Es malo?- La verdad es que Lulu había quedado... ¿Cómo decirlo? ¿Intrigada por aquel yordle misterioso?

-Él se hace llamar "El maestro del mal", aunque de primera vista sea mono, a hecho demasiadas cosas para poder conseguir más poder, pisotea a quien se ría de su apariencia.- sorbió un poco más de té y dejó la taza en la mesita, ladeando la cabeza hacia atrás para recostarse.

-¿Y por qué no lo han llevado a la cárcel?- Preguntaba inquieta.

-Siempre se escapa o no hay pruebas contundentes, además es demasiado indiferente para hacer muchos destrozos, es mejor ocuparnos de otros.- la artillera se levantó y se estiró. -Ya hay que dormir, en cualquier momento va a amanecer y tenemos que llevarte con Heimer.

Lulu siguió a Tristana, entraron a un cuarto en el cuál sólo había sido una cama, un tocador y un armario.
-Siéntete como en tu casa, mañana arreglas.- la ojiverde la abrazó. -¡Gracias! No sé cómo pagarte todo esto. - Tristana sonrió. -Es nuestro deber.- a pesar de la supuesta edad de la yordle, Lulu parecía una niña dulce e indefensa.

Abrazando A Mi Luz Oscura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora