24. ¿Sabes que nos caería bien? Una carreta

385 32 18
                                    

Un sábado por la mañana, iba caminando por algunas calles de la Ciudad de Bandle, decidí visitar a Tristana; a pesar de ser una yordle, no soy de aquí. Me percato rápidamente de lo diferente que es a mi hogar, aquí no hay tantas esculturas enormes o edificaciones de color blanco. También, la ciudad no está amurallada, esto significa que hay demasiados... ¿héroes para proteger? ¡Genial! ¡Estoy segura de que hoy encontraré al héroe!

Sostengo un papel con la dirección de ella con mi mano izquierda, mientras con la otra cargo mi martillo.

"Manzana 10, primer bloque, casa #50"

Llegué a una fuente enorme, tal vez este sea el área más concurrida de la ciudad, anduve por calles aledañas y nada, pero ¡no me rendiré! Esto es una sorpresa para Tristana, sonrío, no se esperará que la visite.

Caminé hasta el atardecer, sigo en la misma fuente... está bien, lo admito, estoy perdida. Releí varias veces la dirección, pregunté a varios sobre la calle manzana, aunque por alguna razón todos me veían extrañados o reían, lo que me dejaba más confusa.

Me dispuse a caminar hacia las afueras de la ciudad, ahora que recuerdo... Trist dijo que su casa estaba en un lugar tranquilo, caminé por varios minutos; las casas empezaron a disminuir, así como la gente.

Después de media hora caminando, encontré un rastro de sangre que llevaba a un árbol que estaba cerca, lo seguí y pude ver a un yordle azul muy lastimado acurrucado a un árbol

-¿Qué te pasó?- parecía inconsciente, sus moretones mostraban que luchó contra alguien o algo. Ojalá hubiera encontrado a Tristana, me inqué dejando a un lado mi martillo, me quité algo de mi armadura para así romper un poco de mi blusa y limpiar la sangre ¿Por qué nadie lo ayudó? Al hacer contacto con su frente se sobresalta, abre los ojos.

-¡Agh! ¡Hey! Eso duele- seguí limpiando hasta que no había rastro de sangre o suciedad.

-¿Qué te pasó?- repetí, trató de levantarse. -No es nada- Se sacudió, me acomodé mi armadura y también me levanté. Su semblante cambió, de estar muy enojado se puso serio y finalmente muy triste, al borde de las lágrimas. -¿Puedo ayudarte en algo?- tomé mi martillo y él suspiró, la herida de su frente aún seguía fresca.

Miró al cielo, como si quisiese encontrar algo ahí. -¿Estás bien?- insistí, me miró. -No tiene caso, siempre escupirán en mi cara y ni siquiera tengo la altura para darles unos buenos guamazos- ¿Fueron varios? -¿Quiénes te escupieron?- alcé mi martillo en posición de ataque, estaba algo molesta. -Es un decir, nah. Les enseñaré que Bandle no los necesita- aún sigo sin comprender, volteó hacia otro lado.

-¡Hey! ¿Qué pasa?- puse mi mano en su hombro como signo de que tiene mi apoyo. -¡Ni siquiera te conozco!- se cruzó de brazos. -Soy Poppy, la Guardiana Del Martillo, viajo por todo Valoran en busca del héroe que sea capaz de alzar este martillo- señalé el arma, me veía estupefacto ¿Se habrá impresionado? -¡Que tonto! Tú lo estás alzando ¿No se te ha ocurrido que quizás el héroe que buscas, eres tú? - dejé el martillo a un lado. -¡¿Eh?! ¿El héroe yo? Si, cómo no- Eso es más tonto. Alzó su mano y la tomé. -Soy Rumble, soy un gran mecánico y tecnológo- le dediqué una sonrisa -Mucho gusto- era el tercer yordle que conocía.

-Agh! Creo que será buena idea irme a casa- tocó su frente, tal vez le  seguía doliendo -¿Me acompañas?- asentí por alguna razón.

Él trataba de caminar pero estaba adolorido, tuve una idea dejé a un lado el martillo. -¡¿Qué diablos haces?!- lo cargué a mis hombros, traté de bajar un poco para tomar mi martillo, pero él no dejaba de moverse.

-¡Bájame! ¡No soy tu juguete o tu peluche!- mi mano temblaba -No puedes caminar así- escuché que se atragantó. -No puedo abandonar algo tan importante... Mi martillo... - no es que él estuviera pesadito, es que no me podía estirar lo suficiente, no lo dejé tan lejos. Al tomar el martillo resbalé hacia el frente cayendo ambos al segundo.

Él dió unos gruñidos de dolor, trató de levantarse.

-¿Sabes que nos caería bien? Una carreta-

~×~

-¡Wohoo!- estaba muy contenta, el viento daba contra mí cara y era divertido, en cambió Rumble estaba algo asustado. -Eh... Ve más despacio- íbamos cruzando una pradera, su casa si que quedaba lejos del centro de Bandle. -Sólo disfruta je je- más adelante había una granja, la cual pedimos prestado la carreta a cambio de que mañana les pondría herraduras a sus caballos, para mi es un trato justo.

El pasto se veía cada vez más naranjado por la luz de la tarde, me pasé todo el día buscando a Tristana, al menos pude ayudarlo a él.

Llegamos a una pendiente poco pronunciada -¿Listo?- le sonreí cuando volteó a verme -No lo... Harás!- se aferró al mango de mi martillo. -¡Yahhoo!- corrí lo más fuerte que pude para después pararme en la carreta detrás de Rumble. -¡Wohoo!- al parecer empezó a divertirse. Miré al frente, habían unos árboles más adelante, la carreta empezó a bajar la velocidad, sin embargo no lo suficiente; tomé la punta del mango y me apoyé de ella para dar una maroma y quedar al frente, con los pies frené.

-¡Qué emocionante!- Rumble rió -¡Nos íbamos a matar! Pero si, fue divertido...- bajó la mirada. -¿Hacia dónde "General"?- reí acentuando con los dedos y haciendo mi voz más grave. -No queda mucho, por allá- me señaló por la orilla de un bosque.

Andamos un poco hasta que encontramos una gran bodega a lado de una pequeña montaña ¿Está es su casa? Bajó de la carreta y sacó una llave, la metió a la cerradura, después, con mucho esfuerzo, abrió la gran puerta, parece que se siente mejor. Prendió las luces y todo era extraño, en una esquina habían mesas y pizarras llenas de papeles revueltos, mucho metal dividido en montones, escaleras por todos lados que llevaban a repisas con herramientas en casi toda la pared. Pude reconocer algunos, son herramientas para soldar. Tenía también muchos cajones, me pregunto que tendrán dentro. Y finalmente fuimos hasta el fondo donde había una plataforma.

-Deja la carreta por ahí, vamos a subir- agarré mi martillo y me coloqué a lado de él. Accionó una palanca y subimos, me asusté un poco, nunca había estado en algo así.

-Y llegamos- él caminaba muy despacio y encendió una luz, estábamos en una cocina y comedor, se sentó en una silla e hizo varias muecas -¿Me puedes pasar el botiquín de ahí?- señaló una esquina, respingué, aún no había salido del extraño cuartito. Coloqué mi martillo cerca del comedor, tomé el botiquín y lo abrí, en la mesa empecé a sacar una botella de alcohol, unos vendajes, gasas y curitas; conocía estos gracias a un viaje a Piltover, no hay en Demacia, quién sabe por qué, me acerqué a él con la cosas y empecé a frotar una gasa mojada con alcohol en sus heridas y moretones.

-¡Auch!- le dolía mucho pero debía curarlo.

Pasaron varios minutos hasta que terminé, él no dijo nada.

-¿Por qué me ayudaste?- Ehm... ¿No lo sé? -Pues necesitabas ayuda- respondí mientras guardaba las cosas que sobraron.

Abrazando A Mi Luz Oscura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora