27. Voces Internas

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Cada vez más se acercaba el atardecer, signo de que empezaría la ceremonia de bienvenida y para empezar la gran fiesta. Poppy y Lulu caminaban por los alrededores de la plaza en búsqueda de la artillera.

—¡Trist!— gritaba la hechicera hacia todos lados. —¿No puedes buscarla con tu magia?— cuestionaba la chica de coletas. —Podría pero no soy muy sensible a la energía que desprende ella o los demás en este lugar—

Su acompañante la veía extrañada.

—¿Y cómo sabes que es ella a partir de eso?— Pix regresó de dar la vuelta, para saber si es seguro ir más adelante, lo que generalmente hace si no reconoce algún lugar —Por el color que siento—

—¿Color?— vuelve a preguntar Poppy ladeando la cabeza. —Sip, por ejemplo el color de Pix es un rosa muy claro— la pequeña hada se sienta en un hombro de Lulu.

—Intenta conmigo— se detuvo —¿Qué color soy?—  la hechicera hizo lo mismo. —Dame tus manos— la guardiana bajó su martillo y cedió ante la petición. La hechicera dejó su cetro apoyado a un estante, tomó sus manos y cerró sus ojos.

—Uhm...— Lulu se veía concentrada, parecía estar en trance. Poppy sentía que cada vez más la manos de la hechicera se sentían más frías. —Verde pasto... Amarillo claro...— la soltó, exhaló y abrió los ojos. —¿Que colores dije?— preguntaba entusiasmada.

Los acabas de decir...

—Verde pasto y Amarillo claro— respondió sin más. —¡Genial! Sabía que dirías eso— agarró su cetro. —¿Qué quieres decir? — cuestionó.

—El amarillo claro representa valentía y nobleza, el verde pasto esperanza. Con esos colores sé que eres tú—

Vaya...

En ese momento pasaba un yordle que, con mucho esfuerzo, iba arrastrando una carreta con demasiadas cosas en ella. Poppy no lo pensó dos veces y se dirigió a él para ayudarle sosteniendo su martillo.

—Permitame.

—¿Eh? ¡Muchas gracias!— respondia aquel yordle sobándose la espalda.

La hechicera ante esto sonrió.

—¡Vamos a jugar Pix! Después las alcanzamos— volteó a ver a su hada, el ser mágico asintió con la cabeza.

¡Juguemos a las escondidas!— tintineó emocionada Pix.

~×~

—¡Este plan es infalible!— una voz aguda se escuchaba en la oscuridad de un sótano. —¡Al fin podré tener a Bandle en mis garras!— mofó maliciosamente.

—Siempre dices eso— una voz menos aguda y seria le interrumpió.

—¡Oh! ¡Basta Rumble!— se oía molesta aquella voz. —Enciende la luz— el yordle azulado le obedeció, al alumbrarse la gran habitación se podía observar una especie de cañón gigante.

—Sólo necesitamos el cristal Brackern y la piedra forjada que traerá Zed— dictó a su acompañante mirando aún huevo en el arma.

—Lo que tú digas...— la amenaza mecánica se oía muy desanimado. —¿Pasa algo Rumble?— el mago se acercó a su amigo. Ambos se sentaron en un sofá viejo que estaba al fondo de aquella  habitación. —No es nada Veigar...— suspiró, el yordle de ojos amarillentos sabía la causa de su tristeza, cruzó los brazos algo harto de la situación, ver a Rumble así se había hecho cotidiano. —¿Trist otra vez?— su amigo no respondió.

Abrazando A Mi Luz Oscura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora