12. Afortunadamente Estabas Tú.

449 47 4
                                    

La yordle se despertó con un gran pesar en su pecho, su rostro estaba cubierto de lágrimas.

Divisó su alrededor, era raro y de colores azules, blancos y brillosos. Se sentó y sintió algo en su brazo y su dedo índice, en su brazo tenía una aguja conectada a un saco de agua, y su dedo índice tenía una pinza que conectaba a una televisión con números. Miró su cuerpo, su blusa había sido cortada a la mitad, una especie de pedazos de hule conectaban a otra televisión desde su torso.

Estaba demasiado abrumada. Su bolso estaba a lado de ella, lo cogió y empezó a buscar. No encontraba la piedrita, en cambio halló un collar con una piedrecilla parecida a la que buscaba.

Necesito respuestas...

La pequeña se quitó "la pinza" del dedo, una yordle que vestía de blanco entró al cuarto y fue hacia Lulu.

-No te lo quites aún, con eso medimos tus signos vitales.- Mandaba amablemente.

La yordle de cabello café oscuro, le puso nuevamente el objeto.

-¿Dónde estoy?- Preguntaba algo cansada. - Estás en un hospital.- Lulu la vió confundida.

-¿Qué es eso?- la yordle castaña respingó. -Primero iré a avisar que despertaste. Me retiro.-

La enfermera salió a toda prisa, dejando a Lulu con más preguntas.

Pobre, le dió amnesia por los golpes...

-Tristana, despertó Lulu ¿Quieres ir a verla?- la enfermera entró a la sala.

-¡Oh si! Ven Pix.- la hada aún seguía sentada en la mano de la artillera, tintineó.

-Si, estará bien.- Pix se sorprendió que esta vez si le entendiera.

-Yo tampoco sé, pero tal vez es eso a lo que se refieren con "romper la barrera de los idiomas".- acentuó con los dedos.

Ambas caminaban tras la enfermera, atravesaron varios pasillos hasta llegar a la sala de urgencias y finalmente al cuarto donde estaba Lulu.

Pix rápidamente se abalanzó a Lulu, la pequeña la abrazó con la palma de su mano, poco después Tristana se acercó.

-Me diste un buen susto.- la artillera le alborotaba el cabello con su mano, Lulu recibió gustosa aquel gesto, alzó la cara para mirarla.

"Lo hiciste bien Lulu."

Sintió el tacto de su mamá en Tristana, la hechicera estaba atemorizada.

-¿Estás bien? ¿Qué pasó?- prefirió guardarse eso para más tarde. - No es nada.- y abrazó a la Artillera tratando de no enredar los cables que tenía en el cuerpo.

La enfermera pidió que Tristana se retirara, examinaría a Lulu una vez más para indicar si darle de alta o no. Esta vez Pix se quedó en el cuarto con su amiga, mientras que la Artillera salió a la sala algo cabizbaja.

¿Le recordé algo malo a Lulu?

-Trist... - el explorador veía con tristeza a la artillera.

-¡Oh! Hola Teemo...- Tristana se acercó para saludar. Él tomó sus manos y las cubrió con las suyas. - Tranquila Trist, estoy aquí, todo estará bien.-

La Artillera se liberó para darle un abrazo, Teemo también juntó sus brazos, sabía que esto le estaba afectando mucho.

"Lulu es muy linda, a todo mundo le caerá bien." Cuando estaban en la guardia, platicaban un poco sobre lo que pasaba con la hechicera. "Para mi, ya es mi amiga, aunque me asusta mucho no saber como apoyarla."
Si Tristana quería protegerla, él también lo haría.

La enfermera llegó con Lulu y Pix.
Al verlos, se le formó una sonrisa a la yordle ojiverde, ella sabía que ambos se querían demasiado.

Se separaron, ambos vieron que las yordles y el hada los observaban detenidamente.

-¡Eh! Yo...-

-No digas nada Trist, ya sé que te gusta Teemo.- Lulu agregó sin pensarlo.

Ambos respingaron con un notorio sonrojo, se miraron entre ellos y sonrieron.

-Bueno Lulu, puedes irte, pero mañana tienes que venir para un chequeo.-

-Gracias por el jugo!- Lulu reverenciaba alegremente con una cajita en las manos. Abrió su bolsa y encontró la flor que le habían regalado. - Tome, este es uno de mis tesoros más preciados, este mi gesto de agradecimiento.- La enfermera la veía sorprendida, Tristana la veía con ternura y Teemo simplemente disfrutó de la escena.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

-Al fin en casa!- Lulu se estiraba al entrar, después Teemo entró y Tristana cerró la puerta.

-Vete a cambiar mientras yo preparo algo para los cuatro.-

-Vale! Vamos Pix! - Subió rápidamente junto con la pequeña hada.

-Realmente es demasiado rara.- Comentaba Teemo al dejar de escuchar los pasos de la pequeña.

-¿Por qué lo dices?- Preguntaba la artillera desde la cocina.

-Su comportamiento es diferente, sus emociones cambian radicalmente en poco tiempo.- decía sin apartar la vista de la mesa.

-Se nota demasiado que le falta madurar, por allí dicen que la edad no denota tu madurez, todos los yordles sabemos eso y Lulu es prueba de ello.-

-¿Y que hubiera pasado con ella si no la hubiéramos apoyado?- se sentó en una silla junto a la mesa. Tristana trajo cuatro tazas de té, se veía algo cabizbaja.

-¡Perdón por preguntar!- Trataba de disculparse.

-No es eso, pero afortunadamente estabas tú para que no cometiera un error.-

-¿Entonces que pasa?- el explorador estaba inquieto, cogió una taza para beber un poco.

-Creo que le hago recordar muchas cosas a Lulu.- y nuevamente se dirigió a la cocina.

-Eso está bien, es mejor saber las cosas, por ejemplo, si no hubiera salido del tal claro, no se habría dado cuenta del tiempo que pasó.-

-No lo sé Teemo, parece que ella huía de esta ciudad y lo que pasó hoy...- regresó la yordle con galletas en una bandeja.

-Si Lulu no le gustara estar aquí con nosotros, tal vez ya se hubiera ido.- Teemo tomó una galleta y la degustó.

Siempre tienes la razón...

Tristana sonrió, unas migajas se quedaron en las mejillas del explorador, le tomó del montón y se los retiró con el pulgar. Teemo rió un poco, sentía cosquillas y ambos rieron por el momento de paz que tenían después de horas de intenso trabajo y de problemas.

-Lulu! Baja a cenar!-

Ambos escucharon los pasitos de la pequeña que corría  apresuradamente.

Se incorporó con ellos y cenaron tranquilamente, mañana sería un nuevo, largo y pesado día.

Abrazando A Mi Luz Oscura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora