30. ¡A La Carga!

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No Lulu, aún te falta mucho por vivir— tintineó Pix con un gesto apagado.

—Nunca podré ser feliz en ningún lado. Regresemos al claro— dijo Lulu con desesperación.

No— la hechicera volvió a sollozar. —No hemos viajado en todo el mundo para que digas eso ¿Qué tal si aquí es tu lugar? ¿Acaso no quieres volver a Trist? ¿No te gustaría hornear unos cupcakes para Veigar? Hace días me dijiste que querías hacerlo, ahora hay un pretexto para ello... Vamos Lulu, no es el fin del mundo, mientras nos tengamos a nosotras, podremos con todo.

—Tienes razón— trató de calmarse, tomó aire y suspiró. —Gracias Pix— dijo con una sonrisa, la abrazó y al hada no le quedó más remedio que pegarse a ella.

¿Ves? Todo estará bien, quiero seguir viendo esa sonrisa en tu rostro— la pequeña la alejó para mirar mejor a Pix, siempre podía confiar en ella.

Ahora toma un baño en lo que acomodó aquí ¿Vale?— tintineó más calmada Pix.

—¡Si!

La pequeña sacó de su bolsa algunos frascos y un cambio de ropa, después se metió al baño a toda prisa, agradecía que Tristana le enseñara a usar la mayoría de cosas.

Mientras tanto Pix empezó a ordenar la ropa de Lulu en el closet, por suerte había ganchos para colocar la ropa ordenadamente. Sacó los libros, los cuales colocó en el mueblecito y finalmente sacó otro bastón de la bolsa, sabía que debía de tener uno de repuesto, la yordle podría perderlo por una u otra razón. Aunque era consciente de que no podría reemplazar fácilmente aquel bastón, es de los pocos recuerdos que tiene Lulu de su abuelo, la persona que más ha querido, claro que después de ella.

Dió brillo y color a las paredes, le agreó el toque de bosque con unas plantas a la habitación, preparó la cama para su pequeña, mañana sería un nuevo día para poder encontrar la felicidad para la chiquilla, quiso esperarla más pero el sueño la venció, quedó tendida en una almohada.

La yordle salió con el cabello mojado y vestida con su pijama. Dejó la ropa sucia en una esquina, subió a su cama, ahora se daba cuenta de que era algo grande para ella, acurrucó a Pix a lado de ella y se acostó a dormir.

La imagen de Veigar abrazándola aparecía de nuevo en su mente, sonrió, tal vez mañana lo vería en las batallas de la Grieta.

~×~

Temprano en la mañana se escuchó una chicharra soñar por todos lados, Lulu salió disparada de su cama para vestirse con su peculiar traje y sombrero rojo, miró el cetro por unos segundos y después lo tomó, salió de su cuarto, dejando a Pix en la cama.

Todos los que estaban afuera, caminaban al fondo, ella sin pensarlo los siguió.

—¡Hey tú!— la chica miraba a todos lados para saber si le hablaban a ella. Se topó a otro yordle detrás de ella, era de pelaje blanco e iba montado de algo. —¡Quítate! ¡Nadie me ganará esos waffles!— gritó, Lulu se hizo a un lado y el yordle cruzó rápido con su moltura.

—¡A la carga!

—¡No es justo si llevas a Skarl!— gritó alguien más, un muchacho con capucha y navajas en su ropa.

—¡Tú siempre madrugas y haces trampa Talon!— exclamaba corriendo detrás del muchacho una chica pelirroja con chaqueta de cuero.

Lulu río ante la divertida escena, eso lo explicaba todo, era hora del desayuno.

—Hola Lulu— saludó una chica calmada. —¡Hola Karma!— regresó la hechicera muy sonriente. —¿Quieres desayunar conmigo?— preguntó la chica. —¡Me encantaría!— asintió alegre.

Abrazando A Mi Luz Oscura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora