5. Un Recuerdo Encontrado

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Teemo seguido de Tristana y Lulu se dirigían hacia el este de la ciudad.

La hada hechicera no paraba de observar el extraño aparato que usaban las personas para hablar solas, los anuncios publicitarios que para ella eran carteles de información o que las ropas de los demás estaban más ligeras y tenían mejor acabado; ningún detalle se le escapaba.

Tristana no dejaba de observar el cetro y sombrero de Lulu, no podía evitar sentir algo de incomodidad por lo que ella había dicho; a pesar del sombrero, Lulu era la más pequeña de los tres.

-¿A dónde vamos?- Preguntaba la pequeña.

-Con un profesor de confianza, el podría decirnos que es lo que pasó contigo.- Explicó Teemo mientras caminaban cerca de una escuela.

Lulu vió un columpio y automáticamente fue hacia donde estaba.

-Parece que sigue intacto...- Susurró la hechicera mientras agarraba uno de los tirantes de este. Era un columpio de madera atado a un árbol.

No se percató de que un niño venía corriendo a toda velocidad y le dió de lleno tirándola al suelo.
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-¡Vete de aquí, eres demasiado rara! -

-¡Si! -

Un tirón, se escucha que cae algo.

-¡Nos das asco!-

Enormiza un bosque y piérdete!-

Una Lulu sin sombrero y muy joven estaba en el suelo mientras que tres chicos yordles la pateaban, solo se abrazaba a sí misma tratando de amortiguar los golpes.

El columpio aún se movía como si la yordle siguiera balanceándose ahí.

La magia era mal vista en esos tiempos, principalmente por las guerras que había provocado, Lulu la aprendió sin saber que era malo.

-Sólo quería ser su amiga...-

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-¡Lulu! - Tristana agitaba a la yordle  para que reaccionara, estaba en una especie de trance tras el golpe, unas lágrimas bajaban poco a poco de sus ojos, mojando su rostro. Todos los niños cercanos formaron un círculo alrededor de ellas.

-Tin Tin Tin Tin- Pix sonaba alarmada pero Tristana no podía entenderle.

-¡Perdón señorita, no era mi intención!- gritaba un pequeño yordle con lágrimas en los ojos.

-¡La mataste!- decían unos niños señalándolo.

Teemo se abrió paso entre los chiquillos y revisó sus signos vitales.

-Está soñando despierta.- Suspiró. -Sólo hay que esperar a que reaccione.-

Sé escuchó un grito ahogado de parte de ella.

-¡Perdón! ¡Ya no, no me peguen!-
Lulu gritó desesperada apartándose de Tristana.

-¡Lulu! Nadie te está pegando.- Intentaba calmar a Lulu con un abrazo.

La ojiverde cerró los ojos, Tristana la soltó para que ella agarrara aliento.

-¿Estás bien?- Teemo le pasó una botella de agua. Tristana se veía preocupada.

Creo que no era bienvenida aquí.

Tomó la botella, era una curiosa cantimplora, ligera y transparente. Sorbió un poco y se la regresó.

-Si, lo siento, vayamos hacia donde está el profesor.- Lulu decía con una sonrisa secando sus lágrimas, se levantó. - ¡Vamos!- alzó su centro mientras le seguían los otros yordles quienes la miraban extrañados.

-Disculpe- un niño jaló de su túnica. - yo la tiré por accidente, espero que me perdone.- el pequeño le dió una flor curiosa.

Lulu le dedicó una sonrisa.

-Sólo fue un accidente, también fue culpa mía.- tomó la flor, le agarró un cachete y lo estiraba. - Eres muy mono.-

Siguió  esperando a que Teemo dijera hacia dónde seguir. La Artillera y el Explorador se pararon a los costados de ella, Pix se sentó en su hombro con un gesto de preocupación.

-No recuerdo exactamente por qué me fui de aquí...-

Teemo le dirigió una mirada a Tristana, ella con gestos le decía que retomaran su camino.

Sin más, los tres yordles se dirigieron a unos colosales edificios, la facultad de Bandle.

Abrazando A Mi Luz Oscura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora