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—¿Tienes dos hijos y no me lo has dicho?— ella me mira sorprendida nada más llegar a donde está, que es un parque donde Romeo está corriendo por ahí.

—¿Me ves pinta de tener hijos en serio?— ruedo los ojos riéndome y bajo a los niños del carro —Algunas veces cuido a niños y estos son los hijos de un vecino—

Ella asiente y le da una calada a su cigarro. Le pongo bien la ropa a los niños y antes de terminar están corriendo hacia Romeo que es el único niño que hay en el parque.

—Me han dicho que andas con uno— quito la mirada de mi móvil y la miro a ella con una ceja levantada —¿Puede ser Kinder Malo?—

—¿Qué?— la miro raro —Te dije que no tenía novios. Es mi amigo—

—Fernando también es mi amigo— me sonríe burlándose de mí —No veas la cara de gilipollas que se te ha quedado cuando te o he mencionado—

—Tú tienes un hijo con él, capulla— me enciendo un cigarro bajo su mirada penetrante que me hace hablar —No estoy con él, de verdad—

—Pero no te importaría— alza la ceja riendo —Venga ya, conmigo si puedes hablar de ellos, no les tengo tanto asco—

—Mira, casi no lo conozco. Me cae bien— sigue mirándome fijamente —Bueno, quizás me gusta un poco—

—Lo sé— hace un gesto de superioridad y le hago un corte de manga.

—Eso no quiere decir que vaya a estar con él, vuelvo a repetir, no me van los novios. Tuve uno que duró demasiado y no necesito más— me cruzo de brazos, fumando —Por ahora—

Ella se ríe y por el rabillo del ojo veo como uno de los niños se cae y empieza a llorar. Bufo, porque que lloren es lo peor del mundo. Le doy el cigarro a ella y me levanto a por él, lo cojo en brazos y a su hermano de la mano, y Zowi llama a su hijo desde el banco.

Nos sentamos allí de nuevo con los niños, y pasamos el resto de la tarde hablando y yendo de unos bares a otros cuidando de los bebés, hasta que ya es demasiado tarde y cada una se va para su casan

ñoco ñocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora