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Llegamos a casa de Kinder y cojo mi móvil para volver a mirar la foto que ha subido lamafiadeledit.

—¿Vas a mirar mucho más la puta foto?— suspira abriendo la puerta y entra, yo detrás de él.

—Es que se me apetece contestarlos uno por uno— él me quita el móvil y me empuja al salón donde está Pimp.

—Mira a quien traigo— dice Kinder y su hermano levanta la cabeza del televisor y me mira, sonríe.

—Hombre, que de tiempo que no venías aquí— se ríe y se levanta a abrazarme —Porque soy el rey del amor has vuelto aquí—

—Eres el rey de los gilipollas— le dice Kinder y pasa por su lado dándole ua colleja y yo lo miro mal.

—No seas imbécil— me siento al lado de Pimp abrazándolo, y él se ríe mirando a su hermano.

—Para mí— me acerca a él por la cintura mientras nos reímos de Kinder que está sentado frente a nosotros. Simplemente nos ignora y mira su móvil —Qué agradable es—

—¿Has visto la foto, no?—

—Y he visto que has respondido a la mitad de los comentarios, y si no tú, tus amigos—

—Si no respondo exploto— mi gata se sube encima mía y Dora encima de Kinder —¿Quienes nos han podido hacer la foto?—

—Fan, gilipollas o las dos cosas— contesta Kinder.

—Hace poco me puse el perfil público y no paran de llegarme notificaciones— le cojo el móvil a Kinder, ya que me lo ha robado, y me pongo a mirarlo —Tenéis fans putas locas— me recojo el pelo y los miro.

—Calla que tú eres una—  Pimp se ríe de mí y le doy un puñetazo.

—Yo soy fan de muchas cosas pero no por ello he llamado a nadie las cosas que me ponen a mí, que miedo— me levanto del sofá mirando aún el móvil y ando de lado a lado mirando los comentarios, hasta que Kinder tira de mí y me sienta en él, me quita el móvil y me besa.

—Para de mirarlo. Póntelo privado o ignorálos— una de sus manos reposa en mi culo y con la otra mira su móvil.

* * *

Tienen la música puesta a toda voz, Flaco está con una tía en su habitación y yo estoy con Kinder en la suya. Estoy tumbada en la cama y me quita la camiseta.

—Hay que recuperar el tiempo sin vernos, Ara— me besa y baja los besos hacia las tetas, donde se queda bajandome los pantalones también.

Me subo encima de él y le quito la camiseta y los pantalones, le doy besos desde el pecho hasta llegar a sus calzoncillos, y cuando llego ahí los bajo. Me agarra del pelo mientras que yo empiezo a lamerla y a chuparla.

—Mírame— dice entre gemido y gemido y yo levanto la vista para mirarlo mientras la meto y la saco de mi boca y él me aprieta el pelo. Después de no mucho él se corre gimiendo bastante alto y me tumba poniéndose él encima.

Me hace un par de chupetones en las tetas y cuello, comenzamos a besarnos y cuando está a punto de entrar escuchamos unos golpecitos, que se van haciendo más fuertes cuando los ignoramos.

Hace el ademán de levantarse pero lo agarro —No vayas— le digo con voz dulce y lo beso de nuevo —Tu hermano también está aquí— los golpes paran, pero al segundo empiezan a sonar de nuevo.

—Qué pesadilla— se queda en la misma posición que estábamos y los golpes vuelven a parar, sonrío y bajo mi mano hasta su entrepierna, pero vuelven a golpear le puerta y más fuerte.

Me levanto, tiro de la sábana para taparme y voy hasta la puerta. Abro de mala hostia y me quedo bastante aturdida cuando veo que hay dos señores policías ahí parados.

—Hola— me quedo mirando extrañada y son dos policías bastante jóvenes, creo que quieren reírse.

—Perdona, ¿No vivían aquí dos hombres?— pregunta uno de ellos y el mal humor entra en mí de nuevo.

—Lo siguen haciendo, creo que es obvio que estoy con ellos, ¿Sabe? No suelo ir por mi casa con sábanas a modo de ropa— van ha hablar pero me doy la vuelta ,—¡Teo, ven ya!—

—¿Podría no gritar? Estamos aquí por el ruído, precisamente— siguen hablando y los miro con una ceja levantada. Kinder sale del cuarto sólo con unos pantalones y llega a mi lado.

—¿Qué pasa?— pregunta él.

—Mire señor, hemos recibido una queja de un vecino diciendo que está saliendo mucho ruído de esta casa— me doy la vuelta para ir a la habitación a ponerme algo de ropa —Tanto música como gritos— bufo fuerte para que lo escuchen y antes de entrar a la habitación doy golpes en la puerta de Pimp.

—Sal gilipollas, que está la Policía— y me meto en la habitación. Me pongo la ropa interior y no encuentro mi ropa, así que cojo la camiseta de Kinder y voy hacia la puerta, donde están los dos hermanos y los policías.

—¿Y porqué coño no han venido ellos a decir que bajemos la música?— sigue preguntando.

—Porque dais miedo, yo que sé— los señores se cruzan de brazos y se quedan mirándonos —Es un aviso. Debéis bajar ya la música—

Me apoyo en el marco de la puerta y me enciendo un cigarro mirándolos, mientras Kinder mira cómo bajar la música.

—Vamos a ver, viejo, que ni eso sabes apagar— me río de él y me acerco a donde está él —El mando de esto lo tiene tu hermano—

—Para de decirme ya viejo, niñata— me da una palmada en el culo y voy a la habitación de Pimp, abro la puerta con los ojos cerrados, y entreabro el ojo. Veo que está con el móvil.

—Te hemos llamado, dame el puto mando de la música— digo y se ríe de mí —Tío, en serio—

—Qué pesada, dile que estoy dormido— me tira el mando y gracias a dios lo cojo, le saco un corte de manga y empiezo a andar hacia la puerta —Ese culo— se vuelve a reír de mí y cierro con un golpe, nada más salir de su cuarto apago la música y voy hacia donde están los policías con Kinder.

—¿Les vale así?— pregunto mirándolos y Kinder suelta una risilla por lo bajo.

—Perfecto. Lo que queda es que no gritéis mucho—  contesta uno, y frunzo el ceño.

—Lo siento, señor Policía, pero me gusta gritar, no sé si me entiende— apoyo la cabeza en el pecho de Kinder sonriendoles.

—Es que si no, no se disfruta igual— Kinder levanta y baja las cejas —Si sabe a lo que me refiero—

Estoy intentando aguantarme la risa por la cara que tienen, entre «os voy a joder» y «tierra tragame»

—Quedáis avisados— ellos se despiden y Kinder cierra nada más que se dan la vuelta.  

ñoco ñocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora