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Nada más entrar pongo su espalda apoyada en la puerta y lo beso pasando mis manos por todo su torso, él pone sus manos en mi culo que está prácticamente desnudo, luego pasa una de sus manos a mi entrepierna y empieza a acariciar.
Me mete un par de dedos y dejo escapar algunos gemidos en su boca. Hago que pare para poner el pestillo de la puerta y sentarlo en la tapa del báter, quedándome frente a él de pie y me quito la parte de arriba de mi bikini.

-Me encantas en serio- acerca su cabeza a mi barriga y me hace un chupetón cerca de la pelvis y luego me baja la parte de debajo.

Yo hago lo mismo con él, después de acariciar por encima le bajo el bañador y me siento a horcajadas encima de él, dejando los dos escapar un gemido.
Me muevo lento y voy subiendo el ritmo pero muy poco, él pone sus labios en mis tetas y siento como me hace más chupetones. Tiene sus manos en mis caderas y mientras más aceleramos el ritmo me clava más sus dedos.
Él empieza a embestirme más fuerte y clavo mis uñas en sus hombros, pongo la boca en su cuello para callar los gemidos y de vez en cuando gimo en su oído.

* * *

Al terminar, nos ponemos los bañadores de nuevo y antes de salir le doy un beso. Cuando salimos hay un par de chicas que se quedan mirándome con la boca en forma de "o" porque yo soy la primera que ha salido, pero de mi mano está Kinder que sale detrás de mí, con la otra mano tocándome por todos lados. Me miran bastante mal y les doy una sonrisa simpática y escucho como él se ríe.

-No sé que te hace tanta gracia- lo miro de reojo cuando nos alejamos un poco de ellas y me paro.

-Vuestras caras- me pega a la pared riéndose y me río yo también, no porque me haga gracia, si no porque estoy un poco tocada y me río por todo.

-¿Nuestras?-

-Sus caras de asco y tu sonrisita- mete su cabeza en mi cuello y pongo los ojos en blanco -No te enfades- me da un beso.

-Habrán puesto esa cara porque tú les habrías prometido algo- levanto una ceja hacia él y niega en mi boca.

-Yo no he ido con ninguna tía estando aquí tú- esta vez rueda él los ojos -No como otras- le doy un golpe.

-No seas gilipollas- tiro de su pelo hacia mí -¿Acabamos de follar y sales con eso?-

Le beso y él me rodea con sus brazos hasta que escucho un carraspeo y cuando nos separamos para ver quién es, es Jon.

-Qué pesado- dice Kinder y le pellizco la barriga.

-¿Sí?- miro a Jon sin separarme de Kinder, que está mirando para otro lado.

-Nada, te estaba buscando porque habías desaparecido antes— sonríe —Pero estás ocupada—

—Un poco— le doy una sonrisa de lo siento —En un rato saldré de nuevo a la piscina— digo y él se va contento

—¿Por qué le das falsas esperanzas?—

—No le he dado falsas esperanzas, es guapo y quién sabe— me río y Kinder me mira con la boca abierta sorprendido de lo que he dicho.

Cierra la boca y se queda callado así que tiro de su mano para que me siga, voy a donde está mi bolso, lo cojo y otra vez salgo al jardín con él.
Me siento en el césped y espero a que él se siente también, cuando lo hace me enciendo un porro.

—¿Por qué esa cara?— pongo una mano en su pecho y echo mis piernas por encima de las suyas.

—Por nada— dice y bufo, dándole una calada al porro. Acerco a Kinder a mí y le doy un beso apasionado, con mi mano en su nuca, él me pone la mano en la cintura y me sigue el beso.
Le muerdo el labio cuando nos separamos y cojo aceite bronceador que tengo en el bolso y lo tumbo para ponérselo.

Se lo pongo en el pecho y en los brazos, yo estoy sentada en sus piernas.

—¿Has dicho en serio lo de Jon?— me pregunta y lo miro.

—¿Por qué no lo iba ha hacer?— sigo extendiendole el aceite y fumando —Dejamos claro lo que había entre nosotros, ¿No?—

Puede que él me guste, pero no creo estar preparada para esos celos ni para un posible daño sentimental después de Albert, así que prefiero mantener las distancias en ese sentido.

—Yo no te digo a quién me follo ni a quién me voy a follar— rueda los ojos incorporándose.

—Mira, yo he dejado a Kaydy— me bajo de encima suya.

—No sé ni para que me meto en líos de estos con niñas pequeñas—

Me quedo parada mirándolo mal, y cojo mi bolso.

—Teo hasta aquí hemos llegado— me levanto —Me has querido para follar igual que yo a tí y dijimos que solo era para eso, ahora no puedes molestarte por eso mismo—

—Venga, ahora vete a follartelo— se ríe con sarcasmo y yo sonrío.

—Igual te digo, ahí tienes un grupo de putillas más mayores que yo, pero te aseguro que no vas a disfrutar ni la mitad que conmigo— me agacho y le agarro la polla mientras le doy un besito en la frente —Ni se te ocurra arrepentirte y venir a pedir perdón, que te den— le digo, me vuelvo a levantar y me alejo de él en busca de Jon, para que me lleve, porque estoy segura de que estará dispuesto.

ñoco ñocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora