Capítulo 36

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Al día siguiente era lunes. Y me desperté temprano, por el dolor que tengo, no me deja dormir.

Salgo del cuarto y voy a la cocina en busca de alimentar mi estomago. Cuando llego a la cocina, escucho muchas voces hablando. Me para en la puerta y me asomo para ver quien esta.

– Me puede dar café– dice una voz varonil y muy áspera.

Me asoma mas y veo a los cinco guardaespaldas. Entro y ellos dejan de hacer lo que estaban haciendo y me miran.

– Que miran– les digo y le paso por lado al que me tope ayer por la tarde y cojo una taza y me sirvo café.

– Buenos días– dice llegando la sirvienta. – ¿Necesitan algo mas?– pregunta.

– No– dicen los cincos al unísono.

– Señorita, aquí están sus pastillas– me dice la sirvienta y me las da.

– No me diga señorita, llámame por mi nombre– le digo y camino hacia la mesa y cojo los pan que estaban en la mesa y me los llevo.

– Oye, son mío– dice uno que no se quien es.

– Pues, ya no– le digo y me voy a mi cuarto.


[..............]

Son las 8:30 de la noche y estoy en la cama. En todo el día e estado aquí mirando el techo. Y en la tarde ni baje a comer.

Me pongo a mirar una foto que hay en la pared, que es cuando Carol y yo fuimos un día a surfear. Ese día la pasamos súper, pero ya no va a ser igual. La vida es tan injusta a veces, que no se porque es así.

Cierro lo ojos y alguien abre la puerta.

– Quien diablos es– digo enojada y abro los ojo.

– Mamá quiere hablar contigo– me dice Melissa parada en la puerta.

Doy un suspiro y me paro.

– ¿Y donde esta?– le pregunto y ella rueda los ojos.

– En la sala– me dice y se va.

Salgo y cierro la puerta de mi cuarto. Cuando voy bajando están los guardaespaldas parados al final de las escaleras. Termino de bajar y todos me miran. Sigo caminado y entro a la sala.

Mamá y Esteban están sentado. Camino y me siento en una silla que había aparte.

– ¿Para que me llamaste?– pregunto y me mira al igual que Esteban.

– Esteban y yo queremos hablar contigo primero, sobre...– no termina de hablar porque tocan el timbre de la casa.

Me paro y voy a la puerta a abrí y a mi espalda están los idiotas de los guardaespaldas. Abro y me encuentro a Axel, vestido con una camisa negra suelta, un jeans negro y unas Adidas negra y blanca.

– ¿Que diablos haces aquí?– le pregunto y lo miro a los ojos.

– Vine a saber como estas– me dice y me mira.

– No vez, estoy perfecta– le digo con sarcasmo.

– ¡Deja el sarcasmo, solo quería saber como estabas, pero ya veo que estas como siempre de puta y zorra!– me dice enojado.

– ¡Puta y zorra, serán con las que tu te acuestas y mas Megan!– le digo enojada y me acerco a el.

– No hables de ella así– se acerca a mis.

– Hablo como yo quiera, de quien yo quiera– le digo y sus músculo se tensan.

El me toma de los dos brazo y me pega a el.

DESTINOS CRUZADOS O A MUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora