Capítulo 38

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A pasado una semana desde lo ocurrido y desde el tatuaje y gracias a Dios nadie se a dado cuenta.

Hoy es lunes y tengo que ir al instituto. Me levanto y me pongo esto:

Cojo mi bulto del instituto, mi celular y la llave de la motora

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Cojo mi bulto del instituto, mi celular y la llave de la motora. Bajo y voy a la cocina.

Me encuentro a Alex y a Melissa comiendo.

– Crista mamá me dijo que no tienes que llevar tu moto al instituto, que los guardaespaldas nos van a llevar– me dice mirando su comida.

– ¡Que!– le grito. – No, pero yo quiero llevar mi moto.

– Crista, por favor al caso a lo que mamá dijo, por lo menor por hoy.

– Esta bien– le digo y cojo un plato que hay en la mesa.

Me siento y empiezo a comer. Después de unos minuto termino de comer y salgo de la casa, al igual que Melissa y Alex.

Cuando salgo, hay una camioneta negra blindada. Abro la puerta y me monto, después Alex y Melissa. Miro quien es el que esta guiando, es Marcos y al lado uno rubio que ni lo recuerdo.

– ¿Alex, ya tienes algo con Skay?– le pregunto.

– Mas o menos, pero la invite a salir y ella me dijo que tal vez. Pero para mi que no va a salir contigo– me dice triste.

Me quedo callada y en ese mismo momento llegamos al instituto.

– ¿A que hora los tengo que buscar?–
Pregunta Marcos.

O Dios, este es el primer día y ya no aguanto esto.

– No se, tal vez a las 5:30 por si me castigan o algo– le digo y me bajo.

Entro al instituto y todos se quedan mirándome.

– Que miran– digo alto para que me escuchen.

Dejan de mirarme y se ponen hacer lo que están haciendo. Sigo caminando, hasta que llego a mi casillero. Siento que no vengo al instituto hace años y para mi eso es bueno.

Saco algunas cosas del bulto que no tengo que usar y las dejo en el casillero. Veo que en el casillero hay una navaja. La cojo y la guardo en mi bolsillo de atrás. Cierro el casillero y toca el timbre.

Voy caminando al salón, cuando me jalan del brazo.

– Que diablos te...– no termino, porque siento unos labios.

Los labios son suaves. El beso es brusco, pero con calma. Intento de no seguirlo, pero no puedo porque el besa bien.

De un momento a otro estoy tirada en el piso. Miro para hacia arriba y veo a la perra de Megan.

– Que quieres tu ahora– le digo y me paro.

– ¡Porque estabas besando a mi novio!– me dice enojada y con los brazos cruzados.

DESTINOS CRUZADOS O A MUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora