Capítulo 42

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Llego a mi casa y entro. Suerte que está abierta, porque no quería tocar y hacer ruido.

Cuando ya estoy dentro, escucho ruido de la sala. Camino suave hasta llegar a la sala. Me asomo un poco y está mamá con Esteban y kyle. ¿Qué hace Kyle aquí? Creo recordar que dijo que se iría un tiempo a hacer unas cosas, ya ni recuerdo de qué.

– Hola– digo entrando.

– Crista– dice mamá feliz de verme.

Se para y me abraza. Y yo que por supuesto que le correspondo. Después de unos segundos me suelta y se sienta donde estaba.

Me siento al lado de mamá y en todo momento Estaban se queda callado.

– ¿Cuando volviste?– le pregunto a Kyle, para romper la tensión.

– Anoche– dice mirándome serio– ¿Y tu donde estabas?

– En la calle– contesto.

– ¿Con quién?– pregunta de nuevo.

– Con alguien. –no tenía ganas de dar explicaciones.

Si alguien aparte sabia que pasé la noche con Axel seguro pensarían mal de mí. Todos saben que siempre nos hemos odiado, y si ahora pensaran que nos gustamos... Pues no me gustaría.

– Crista. –Esteban me mira serio. – Cuando nos dejaste pude ver que no soportas esta situación. Todos estamos en peligro y te guste o no, quiero cuidarlos. Ustedes son mi familia. Y por eso creo que ya es tiempo de que te enseñe a defenderte. –eso me llamó la atención.

Aunque no lo dijera estaba muy molesta por estar en constante peligro y no saber protegerme a mi misma.

– ¿Y bien?

– Voy a enseñarte a disparar.

[..................]

Esteban me dijo que aparte de darme lecciones de tiro, también iba a traer una persona para enseñarme a pelear combate cuerpo a cuerpo. La idea de aprender me tenía emocionada.

Ahora estábamos a mitad de un campo abandonado. A lo lejos habían unas mesas con latas distanciadas de cada una. Esto me recordaba a las películas.

– Muy bien, apunta a la lata roja. –ya Esteban me había enseñado lo básico sobre cómo recargar un arma y quitarle el seguro. Yo levanto la pistola con las dos manos intentando visualizar a donde voy a disparar.

Cuando aprieto el gatillo la fuerza del disparo me hace retroceder un paso atrás. Miro a mi objetivo, el cual sigue intacto y sin ningún rasguño. Maldita lata, parece que se está burlando de que fallé el tiro.

– Rayos.

– Hazlo de nuevo. –disparo de nuevo y volví a fallar.

Intento hacerlo cuatro veces más y la maldiga lata sigue allí.

– No sirvo para esto.

– ¿Cómo que no? – Esteban me hace mirarlo. – Eres mi hija, Crista, y cualquier hijo mío puede hacerlo. Aunque no lo veas tú eres la más fuerte de tus hermanos.

– Soy una chica.

– La fuerza no son solo músculos. Eres astuta y eso es lo que puede salvarte en una situación de intenso peligro. Lo malo es que a veces reaccionas sin analizar las consecuencias, eso hará la diferencia entre la vida y la muerte.

Jamás creí escuchar a Esteban hablar así de mí, ni a mamá. A mamá la he decepcionado tanto que no espero que se sienta orgullosa de mí.

– Yo...

DESTINOS CRUZADOS O A MUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora